Puede que sea el hallazgo arqueológico «más importante» de la capital soriana hasta la fecha, incluso el más determinante, el que sirva para poner fecha definitiva y certera a la fundación de la ciudad. Lo adelantaba en primavera el director del Plan Director de la Muralla de Soria, Fernando Cobos: las excavaciones arqueológicas del cerro del Castillo que forman parte del proyecto de recuperación de la muralla promovido por el Ayuntamiento de Soria y el Gobierno de España permitirían completar muchas lagunas que, a día de hoy, siguen existiendo en la historia de la capital soriana. Las expectativas, en este sentido, no han defraudado. Los arqueólogos han dado ya con una estructura urbana medieval compatible con la época de la repoblación de Soria. «Es un hallazgo muy interesante», insiste Cobos, que podría tener una trascendencia absoluta. Los restos, pendientes aún de estudio y análisis pormenorizado, podrían ser los de la antigua judería de la ciudad.
En los últimos años, el programa arqueológico Soria Oculta, puesto en marcha por el Consistorio soriano, y otras iniciativas similares anteriores habían tratado de localizarla, sin éxito, en distintos puntos de la cara suroeste del cerro. Ahora, las excavaciones practicadas en una banda perimetral de unos nueve metros de longitud alrededor de la muralla, en el acotado sector 1 del Plan Director de la muralla, han dado con las que podrían ser no sólo las primeras edificaciones de la ciudad, sino también las que se identificarían con las del área reservada a la comunidad judía en el entramado urbanístico de la Soria medieval. «Todavía no sabemos si originalmente fue la judería o si, posteriormente, se ubicó allí», explica el responsable del Plan Director de la Muralla de Soria. «Esperamos mucha información» de estas excavaciones, concluye convencido de que continuarán arrojando nuevos datos en los próximos meses.
La superficie de la judería podría haberse extendido en origen hacia la zona actualmente ocupada por la piscina infantil e incluso por parte de las instalaciones del Parador. Y aunque las excavaciones se van a practicar en una zona perimetral de la muralla muy concreta, Fernando Cobos cree que podría ser «suficiente para identificar elementos interesantes» de estas primeras edificaciones sorianas. Es, certifica, «un hallazgo muy importante».
Pero no es el único. Este proyecto de recuperación del muro defensivo medieval de la ciudad que complementa el tramo ya concluido entre la ermita del Mirón y el puente de piedra sobre el río Duero ya ha permitido encontrar otros restos especialmente significativos que permiten completar la historia del Castillo soriano, como los elementos arquitectónicos de los siglos XVIII y XIX (el antiguo paseo de ronda de lo que era la antigua ciudadela fortificada y algunas construcciones residenciales) que se corresponderían con edificaciones construidas en los últimos siglos en los que el cerro estuvo habitado. Los trabajos arqueológicos se están desarrollando actualmente en el entorno del castro defensivo del antiguo castillo de la ciudad, en una zona que se encuentra entre el depósito de agua y las escaleras principales del jardín. «Es una parte muy importante del proyecto», recalca Cobos.
LA COTA ORIGINAL. La actuación busca encontrar las cotas originales de la antigua muralla o, lo que es lo mismo, el suelo que pisaban los sorianos en la Edad Media. Esto hará que en algunos puntos del Castillo la altura del suelo actual baje de forma acusada. La medida será, asimismo, vital para la propia conservación del lienzo defensivo medieval, puesto que permitirá sacar a la luz las antiguas canalizaciones, puntos de desagüe y de evacuación de las aguas que formaban parte del diseño original de la muralla y que tan importantes son para el drenaje de las aguas pluviales.
En esta zona gran parte de los trabajos de consolidación de la muralla ya han concluido, explica Cobos, por lo que ahora se pueden continuar las excavaciones y, en una última fase, crear los accesos a estos yacimientos arqueológicos, ya que el objetivo del proyecto no es sólo recuperar la antigua muralla sino convertir el Castillo en un parque arqueológico al aire libre.
Otras de las áreas de actuación serán la zona en la que la muralla bajada por el hoy cementerio del Espino hasta unirse a la calle Santa Clara y el segmento de muralla que discurría paralelo al del castro defensivo. En este último sector está previsto que comiencen las excavaciones en próximas jornadas. Las últimas en acometerse serán las correspondientes con el tramo de muralla que baja hacia la calle Santa Clara.
4.100 metros.
La muralla de la capital soriana tenía un perímetro de 4.100 metros de longitud y circundaba la ciudad para su protección desde la ermita del Mirón, pasando por el puente de piedra, subiendo al cerro del Castillo, bajando por la calle Alberca y Puertas de Pro hasta la plaza del Rosario y, desde allí, al Mirón. Gran parte de su trazado fue destruido por el general de la Sexta División de Soria José Joaquín Durán durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Tras la conquista de la capital soriana a las tropas francesas de Napoleón Bonaparte en 1812, ordenó demoler el castillo y las murallas de la ciudad para evitar que el ejército imperial pudiera contraatacar y hacerse de nuevo fuerte en la ciudad, algo que no ocurrió finalmente. Con un presupuesto de 1,9 millones de euros (el Gobierno de España aporta el 70% del presupuesto y el Consistorio de la capital el 30% restante), la segunda fase del Plan Director de la muralla que se desarrolla en el cerro del Castillo busca respuesta a una de las mayores incógnitas de la historia de Soria: ¿Fue fundada la capital soriana por Alfonso I El Batallador en el siglo XII o existía previamente un asentamiento poblacional musulmán y, por tanto fue una refundación cristiana?
Lo que está claro es que las excavaciones arqueológicas vinculadas a la recuperación del muro defensivo medieval de la ciudad permitirán despejar muchas de estas dudas e incluso reescribir, ya con certezas, la historia del origen de la Soria actual. La intervención en la muralla se localiza en tres puntos del Castillo: la muralla principal del antiguo castro defensivo, en el suroeste del cerro; la muralla exterior, al norte y el tramo de lienzo que baja por el suroeste al actual cementerio. Los trabajos de rehabilitación de la muralla se están centrando en el desescombro y evacuación de aguas, así como en la consolidación de la estructura. En paños de la muralla norte, donde se conservan restos de una fábrica que, originalmente, era mucho más alta, se restaurará con el careado de dichas fábricas solo hasta la cota donde se conserve el relleno interior a fin de rematar el muro en toda su sección. Los muros domésticos que queden a la vista se rematarán con una costra de cal y los suelos se protegerán con arena, grava o costra de cal, según las características de los mismos, y las condiciones de evacuación de las aguas que presenten, según el propio plan de intervención de la muralla.