Lo ha vuelto a hacer. Tras un 2023 en el que conquistó el Mundial de Culturismo en Bucarest, Adrián Otero vuelve de los Estados Unidos demostrando que sigue siendo el número uno en culturismo natural. «Ahora tengo mucha euforia, pero tampoco me quiero venir muy arriba», resalta el burgense. No es suerte. No es casualidad. Es el resultado de más de 20 años de trabajo. «Para mí es mucho más importante el hacer que el triunfar. Esto es la guinda del pastel».
Aunque la rutina y la constancia es algo que le acompaña durante todo el año, la preparación específica para este tipo de pruebas es clave. En los meses previos, los entrenamientos, tanto de fuerza como el trabajo cardiovascular, son mucho más intensos. La dieta también toma un papel muy importante en las semanas previas a la competición. Todo ello, para una puesta en escena de una disciplina que es un tanto peculiar. «Lo que se puede ver en el escenario, más que un deporte es sí, es más bien un arte escénica, un espectáculo. Te vas desarrollando mediante poses para enseñar lo mejor posible tu físico. Expones tus fortalezas pero, sobre todo, intentas esconder tus debilidades».
Uno de los mayores rivales de Otero encima de la tarima, y a pesar de tener grandes contrincantes, es su cabeza. «Cuando te subes a un escenario es normal que te puedas sentir inseguro. Únicamente estás con un 'slip', estás totalmente al descubierto. En ese momento, pueden generarse dudas», asegura. Entre los reconocimiento, las pruebas previas y la puesta en escena pasa mucho tiempo. Hay muchos momentos muertos en los que la mente puede jugar en contra. Por suerte, el culturista no ha viajado solo. «Mi pareja ha estado durante toda la competición. Ha sido un gran pilar. Todas esas palabras de apoyo tienen un poder transformador increíble. Se agradece mucho la compañía», destaca.
Adrián ha sido el único español en el campeonato. Ha revalidado ese título mundial que ya ganó en Rumanía. Precisamente, se ha hecho con ese oro en la cuna del culturismo. «América para los americanos dicen», señala entre risas. «Vas con cierto recelo. Es La Meca de este deporte. Sin embargo, me han valorado muy bien. El 'feed back' que he tenido no podría haber sido mejor. Esto es incluso más satisfactorio que el trofeo. Que te reconozcan tu trabajo en increíble».
Tras el mundial, y aprovechando su viaje a Los Ángeles, el deportista ha hecho una parada antes de volver a Soria en Las Vegas para participar en una de las mayores pruebas del culturismo, la Golden Nugget. Su intención era participar en la misma hace tres años. Sin embargo, las dudas han ido posponiendo ese sueño. Este año se han dado las circunstancias ideales para dar ese paso. El soriano ha exprimido al máximo la experiencia. «Va todo tan rápido que apenas te da tiempo de saborearlo, por eso lo he vivido a tope. No sé si voy a volver», señala.