Davos despide el viejo orden y se asoma a una era desconocida

José M. Sanz (EFE)
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La cumbre que ha reunido en Suiza a los líderes más influyentes del mundo deja en el aire los grandes desafíos ante una carrera por ver quién domina la economía y las nuevas tecnologías

Los asistentes escuchan con atención la intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la cita internacional. - Foto: MICHAEL BUHOLZER (EFE)

La 55 edición del Foro Económico Mundial (WEF) no solo ha batido récord de asistencia, con la presencia en Davos (Suiza) de más de 3.000 líderes políticos y económicos que mueven los hilos del planeta, sino que, además, y es lo principal, ha marcado un antes y un después cuyas consecuencias se empezarán a sentir en los próximos meses y años, una vez se materialicen los grandes desafíos de una carrera de poder por ver quién domina tanto la economía como las nuevas tecnologías.

El nuevo orden al que parece encaminarse el mundo plantea cuestiones como ¿será multipolar pero estable o, por el contrario, se caracterizará por una sucesión de enfrentamientos, no solo comerciales y tecnológicos, entre unos pocos gigantes, que mantendrán en 2025 al grueso de la población mundial entre el temor y la depresión?

Que el mundo ha entrado en una encrucijada crítica cuya salida es incierta es tal vez la constatación principal después de los múltiples debates que han reunido esta pasada semana, en Davos, a los principales líderes políticos, empresariales y del ámbito académico, participantes en la cumbre anual del Foro Económico Mundial.

No se trata solo, aunque ha sido el acontecimiento político de la semana, del regreso a la Casa Blanca del republicano Donald Trump.

Su asertivo programa, en lo económico e, incluso, en ambición territorial, coincide con el cuestionamiento, por parte de China, Rusia y países del llamado Sur Global, de las reglas e instituciones surgidas durante la posguerra y que han regido con incuestionable éxito las relaciones internacionales.

En este marco, el nuevo presidente estadounidense subrayó que no quiere más compromisos con nuevos aliados, mientras los europeos no aumenten sustancialmente sus presupuestos de defensa

Los expertos coinciden al asegurar que el sistema ha entrado definitivamente en crisis. A esta inestabilidad se suma la carrera global por el desarrollo y el control de las aplicaciones de inteligencia artificial (IA), una tecnología que despierta increíbles esperanzas, como se ha puesto de manifiesto aquí en ámbitos sociales tan prometedores como la medicina personalizada, por citar solo uno.

«Es una realidad que estamos en medio de dos órdenes», advirtió a los medios antes de esta cumbre en Davos el presidente y consejero del WEF, el noruego Børge Brende.

En este escenario, Christine Lagarde, presidenta del BCE, cree que Europa se enfrenta a una amenaza existencial que puede verse agravada por los plantes del nuevo presidente de EEUU. La banquera consideró que los líderes políticos, los legisladores y las propias empresas tienen que ponerse «manos a la obra» para convertir a Europa en un auténtico mercado económico único. La francesa señaló que la UE necesita de una unión bancaria y del mercado de capitales, además preservar los ahorros europeos y ser capaces de atraer talento.

Críticas

Por otro lado, un orden multipolar no ha de ser multilateral. El WEF se ha caracterizado, y ha sido criticado por su defensa de los beneficios de la globalización, si bien aclaró que ha de entenderse como un proceso en el que participen no solo gobiernos y multimillonarios, sino también la sociedad civil, bajo reglas comunes, para beneficiar a todos. «Necesitamos reglas y regulaciones», insistió Brende. Pero, admitió, «podrían ser diferentes a las del pasado».