Acompañar a Nevenka vale un premio

Agencias
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Lucía Veiga lleva solo seis años delante de las cámaras pero su trayectoria es sinónimo de éxito como muestra su nominación al Goya como mejor actriz revelación por 'Soy Nevenka'

La gallega aún está digiriendo la «sorpresa» de su designación. - Foto: Salvador Sas (EFE)

Al perder su empleo como vendedora de teléfonos móviles, Lucía Veiga dio un    giro a su vida y apostó por la interpretación. A sus 45 años, la actriz gallega podría alzarse con el galardón más prestigioso del cine español por su papel en la película Soy Nevenka. El 8 de febrero asistirá a la gala y escuchará su nombre entre las candidatas en la categoría de mejor actriz revelación. 

La nominación ya es un premio para Veiga, que encarna a Charo Velasco, la que fuera líder de la oposición municipal en Ponferrada cuando el alcalde Ismael Álvarez fue denunciado por acoso sexual por la concejala Nevenka Fernández. Pese a la rivalidad política, Velasco apoyó a Nevenka cuando la sociedad le dio la espalda. «Fue un papel muy gratificante porque dentro de todo este reparto coral de personas que miraron hacia otro lado, el personaje de Charo es la cara buena, la cara agradable, la esperanza», afirma la actriz, que señala que Velasco entonó «una especie de yo sí te creo primigenio» ante la denuncia por acoso sexual.

La intérprete destaca que Charo «no puso en duda en ningún momento lo que le estaban contando a pesar de que Ismael era lo más popular que había en Ponferrada en aquel momento». Según recuerda, «no había nadie que no estuviese agradecido, que no admirase al alcalde, que no tuviese un favor que deberle o que pedirle todavía».

La cineasta Icíar Bollaín llevó a la gran pantalla este caso, que marcó un antes y un después en la historia del feminismo en España. La cinta presenta sin ambages los hechos y quizás ese ha sido el secreto de su éxito entre el público. «El proceso de reintegrarle un poco a Nevenka la dignidad y de acompañarla, aunque sea 20 años después, estaba en respetar la historia lo suficiente y no tener ningún artificio cinematográfico especial, más allá de presentar la historia cruda», apunta Veiga, que la califica de «dura y muy necesaria porque da mucho que pensar». Si bien cosechó más éxito entre el público que entre los críticos, la película opta a otros tres premios Goya: mejor guion adaptado, mejor actor protagonista (Urko Olazabal) y mejor dirección de fotografía. 

La actriz gallega asegura que le sorprendió «muchísimo» la noticia de su candidatura a los Goya por un papel de «apenas cinco escenas» y solo el hecho de que a la productora le pareciese lo suficientemente bueno para presentarlo fue como si le hubiera tocado «el premio gordo de la lotería».

«Todavía lo estoy digiriendo, ese sintagma de estar nominada a los Goya me da aún mucho respeto», confiesa. Aunque esta es su primera nominación en los galardones del cine español, no ha dejado de recibir premios y reconocimientos desde que emprendió su carrera hace poco más de seis años. 

Profeta en su tierra, Veiga se lanzó a la comedia en la Televisión de Galicia, y asegura que en contra de lo que se cree, este género «no es más fácil que el drama ya que hay unos ingredientes muy medidos que si no están en su justa proporción no funciona». 

Los primeros galardones llegaron gracias al género dramático, de la mano de la serie Rapa, en la que interpretó a Norma, una fisioterapeuta asesina, y es que «cuando esa chica que venía de hacer el payaso, de repente se puso seria, daba miedo; los cómicos en serio dan mucho miedo», bromea. Fue ese papel de Norma el que le hizo conquistar los premios Feroz y Mestre Mateo a la mejor interpretación femenina en 2023. 

En 2024, logró un segundo premio Mestre Mateo como Mejor Comunicadora por su presentación del noticiero de humor Malicia Noticias en la televisión gallega. 

Su trayectoria continúa con su primer papel protagonista, interpretando a la novelista Emilia Pardo Bazán en la película Mi ilustrísimo amigo de Paula Cons, que recrea la historia de amor entre Benito Pérez Galdós y la condesa gallega, «quizá una de las primeras feministas declaradas a la que su posición le permitía ejercerlo con más fuerza», comenta la actriz, antes de admitir que «para una coruñesa supone mucha presión hacer de Emilia, encarnar a alguien que admiras y a la que has estudiado en el instituto».

A su faceta en la pequeña y gran pantalla, Veiga quiere sumar las tablas, por lo que está a punto de adentrarse en el universo teatral con una obra sobre un austríaco que consiguió estafar a Franco vendiéndole una fórmula con la que aseguraba que podía fabricar gasolina. Según revela, le fascina la impro (comedia improvisada) y monta espectáculos con su pequeña compañía Las Izquierdo Sisters pidiendo al público que suelte ideas, nombres de lugares u objetos, que van «metiendo en un calderito» donde fermentan las historias.

Por el momento, solo queda esperar a la gran noche del cine español, que este año se celebra  en Granada, para saber si Lucía Veiga se convierte en la ganadora del Goya como mejor actriz revelación.