La vida es, en ocasiones, como un espejo. Y quien tenemos delante nos devuelve nuestra propia historia. Contada por él o ella, pero nuestra.
La actriz soriana Tatiana Ramos se ha convertido, a través de su obra 'Nunca me gustaron tus besos', en 'espejo' de las víctimas de violencia de género. Su relato es el de una mujer que, en silencio, de forma sibilina, cínica, casi diabólica, ha sufrido 'luz de gas', un tipo de violencia psicológica invisible y sutil, un tipo de manipulación en relaciones de pareja -y también en determinadas relaciones profesionales- que hace que las víctimas lleguen a dudar de su propia percepción, de sus experiencias, de su comprensión, incluso de sus recuerdos. El agresor -egocéntrico, cómodo en la mentira y sin capacidad de empatía- lleva a la víctima a una situación en la que se siente insegura constantemente, dudosa de sí misma, con baja autoestima. Su estabilidad emocional se derrumba... y ni ella misma sabe identificar el origen.
Tatiana descubrió que era víctima de violencia de género precisamente escuchando a otra víctima. El reflejo de aquella historia que escuchaba en la voz de una amiga 'vomitó' la suya propia. Tras detectarlo, decidió ser ella también espejo para otras mujeres. En su caso, a través del teatro...
«Él era el marido perfecto de cara a los demás», rememora. Pero, en casa, poco a poco y de forma sutil, llevaba los miedos de su pareja al límite. «Me atacó con la memoria, que para mí es muy importante por el trabajo», repasa. Lo hizo envolviendo sus actos/engaños con gestos de cariño, de aparente comprensión. Pero desestabilizando.
«Igual habíamos hablado de que mañana comíamos pasta. Yo preparaba pasta y, al llegar, me decía, ¿pero no íbamos a comer lentejas? Me aseguraba que habíamos quedado en lentejas e insistía en que no pasaba nada, que estaba todo bien... pero a mí ya me hacía dudar de mí misma», explica. Este hecho cotidiano ocurría continuamente y con temas mayores. Granito a granito fue levantando una montaña de maltrato 'invisible' que creció en diferentes «periodos». La separación puso fin a esta violencia. Ella puso 'nombre' a su sufrimiento con el tiempo, escuchando a su amiga, también víctima. No denunció legalmente porque, hasta para eso, se sintió insegura y temió ser cuestionada/juzgada de nuevo, así que decidió que su «manera de denunciar al mundo» sería a través de su «herramienta», el teatro.
Su amigo y compañero de clase Alberto Velasco puso palabras a su historia. Él ya tenía un texto que hablaba de abusos. Tras leerlo, Tatiana le dijo que necesitaba contar su parte. Así nació el guion de 'Nunca me gustaron tus besos'. De la dirección se encargó Xiqui Rodríguez. «La luz, la banda sonora... todo encaja a la perfección», agradece.
una víctima real. El tiempo no cura todas las heridas, pero «se sale», asegura. «¡Y yo estoy viva!», sentencia, consciente de que otras víctimas ya no están para que su reflejo puede iluminar a otras. Y, añade con una sonrisa, «sí que hay príncipes azules». En su entorno, de hecho, conoce a varios. El secreto está en encontrar a «quien te quiera bonito», resume. Si duele, si te hace sentir mal... «no es tu lugar». «Sal de ahí y, si no sabes salir, pide ayuda», invita.
Es el mensaje que ella quiere trasladar con 'Nunca me gustaron tus besos', que se podrá ver este sábado en el salón de las Escolapias. Y es el mensaje también que ha trasladado esta semana en las charlas que ha impartido, de la mano de la Diputación de Soria, en los institutos de El Burgo, San Leonardo, San Esteban y Covaleda. Porque, a raíz del espectáculo teatral que estrenó en 2021, lanzó 'La voz de tu silencio', donde da voz a «esas víctimas que no se atreven a alzarla».
A través de una comparación con la belleza de la nieve, ella 'viaja' entre el espectáculo y su vivencia personal para hacer reflexionar al público en torno a la violencia, al maltrato, al amor... Una experiencia donde los asistentes se topan con «una víctima real». Y, la cercanía, duele.