Desde que en 1975 se estrenara el primer musical en España, Jesucristo Superstar, con Camilo Sesto como protagonista, este género se ha convertido en un fenómeno cultural y económico. Tal es así, que más de cuatro millones de espectadores disfrutaron el año pasado con estos espectáculos, entre los que sobresale El Rey León, que lleva 14 temporadas en la Gran Vía de Madrid.
Pero si hay un tiempo en el que los musicales copan la escena y eclipsan al resto de producciones artísticas, ese es en Navidad. «El boom de este género es desde principios de diciembre hasta febrero», explica Yolanda Pérez Abejón, directora general de Stage Entertainment y productora de El Rey León y Aladdin.
«La campaña de Navidad es muy importante, se ven y se regalan entradas», añade Pérez, quien reconoce que Madrid se ha convertido en la capital de los musicales.
Mamma Mía!, Los pilares de la tierra, The Book Of Mormon, Los Chicos del Coro o El fantasma de la ópera son solo algunos de los títulos de gran formato de esta temporada.
Y es que el musical ya ha desplazado «a parte de la programacion de teatro de texto», destaca el presidente de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid, Jesús Cimarro, quien hace hincapié, al igual que su compañera Pérez Abejón, en que la capital de España se ha convertido en la meca de este tipo de producciones en castellano, con permiso de otras localizaciones como Barcelona, Málaga, Sevilla o Bilbao.
«El mercado de los musicales en España es uno de los que está creciendo más rápido en Europa», añade la directora de Stage Entertainment, quien explica que estos espectáculos generan un retorno económico de millones de euros en sectores asociados al turismo como la hostelería, el comercio, el transporte o visitas a museos.
Con un precio medio de entre 50 y 60 euros, el musical es un pilar importante de la economía vinculada al turismo. «El 85 por ciento de las entradas para El Rey León y Aladdin las compran turistas nacionales, pero hay un porcentaje también alto de visitantes latinoamericanos», apunta Pérez.
Así, en 2023, El Rey León tuvo 600.000 espectadores, fue el favorito. «Seguimos llenando, sigue triunfando», asegura Pérez, quien recuerda que por debajo del 75 por ciento de ocupación, se pierde dinero.
Una idea que comparte Antonio Banderas, que al frente del Teatro del Soho en Málaga ha emprendido varios proyectos de este tipo, el último Gypsy. «Somos una empresa privada, no tenemos subvención y trabajamos a pérdidas», confesó el actor.
Pequeños formatos
Cuando se habla de musicales no todo son grandes producciones. La cartelera española cuenta con un sinfín de propuestas más pequeñas que con un elenco muy reducido logran conquistar al público.
«Hay una gran demanda de pequeños formatos, en los últimos años han crecido de manera exponencial», asegura Zenón Recalde, director de Asesinato para dos, un espectáculo formado por tan solo dos actores y un piano.
Stranger Things, Friends, A tu lado, El crédito o Salta conmigo son solo algunas de las producciones modestas que estarán en la cartera de distintas ciudades esta temporada.
El productor Miguel Padilla, que está al frente de Musicales, un documental de cuatro capítulos que se estrenará a finales del próximo año, subraya que estos espectáculos, también llamados en off, «cada vez son mejores y de mayor calidad».
Las producciones grandes no pueden salir de gira, «aún llenando irían a pérdidas», explica Zenón Recalde, quien asegura que la gran ventaja del pequeño formato es que se puede llegar a más ciudades y poblaciones más pequeñas.
«El formato pequeño facilita la renovación de la cartelera», asevera Guillermo Sabariego, productor de Stranger Things, quien explica que el gran formato y el pequeño no compiten, son complementarios porque su objetivo es «enriquecer la cultura, ofrecer variedad a los amantes del musical».
No debe olvidarse que España es el tercer país del mundo en producción de musicales, tan solo por detrás de EEUU y el Reino Unido.