En su verano ideal el canto de los pájaros envolvería el espacio y el tiempo, un tiempo que transcurre lentamente como una ligera y fragante brisa. Sería un estío de muchos paseos, de chapotear en el río, quizá de poca gente (o de mucha, puntualiza su yo más social) en el que «fluya la creatividad» y pueda disfrutarse también la necesaria musicalidad del silencio. Lo cierto es que no distaría mucho de aquellos domingos veraniegos en los que iba con su familia a comer al monte. «Nos bañábamos en la piscina, nos inventábamos un montón de juegos y, por la noche, cantábamos alrededor del fuego», recuerda. Para Cardelina, alias artístico de la cantante y compositora durolense Rosana Abad, aquellos veranos «sin responsabilidades sobre los hombros», en contacto con la naturaleza y llenos de música son, sin duda, los mejores de su vida.
La banda sonora de su verano ideal está compuesta por todos esos discos que se han convertido en «básicos de mi biografía musical» y de otros muchos nuevos que le encanta descubrir y añadir a su particular (y siempre viva y en constante evolución) lista de canciones favoritas. Descubrir nuevas voces, nuevos sonidos le sigue generando la misma emoción que sentía en aquellas mañanas de verano en las que subía a las buhardilla de su casa y ponía un disco, algunos una y otra vez. «El año que me dio por Police, casi lo quemé», comenta entre risas.
Sus ojos transparentan ese vaivén de notas musicales, de acordes y armonías que narran sus palabras. No hay duda: la música es el motor de su vida y este verano también está siendo ideal en este sentido. Vilviestre del Pinar, el 12 de agosto; Quintanar, Monteagudo de las Vicarías o Blocona son algunas de las localidades en las que se podrá disfrutar de sus canciones. «Este verano hay bastantes cosas, sobre todo en la comarca de Pinares», señala. De forma paralela, está trabajando en dos nuevas canciones, «una de ellas, una versión», avanza misteriosa. Estos dos temas son los primeros destellos de un nuevo trabajo discográfico que comienza a «vislumbrar» pero para el que aún habrá que esperar. No hay prisa, sólo el deseo de que este nuevo proyecto artístico sea un camino de aprendizaje y autodescubrimiento, una senda en la que recorrer el camino es tan importante o más que llegar a su final.
De natural artístico inquieto, Cardelina necesita estar siempre en «permanente actividad» aunque, eso sí, 'cocinada' a fuego lento, como en esos veranos infantiles en los que los días se dilatan, casi perennes. «Necesito un tiempo de reposo para que puedan ir surgiendo las ideas y también los sonidos nuevos». Una parte importante de ese proceso consiste en enriquecerse de experiencias, escuchar y, sobre todo, disfrutar de la buena música. Aunque el verano sea la época por excelencia de festivales musicales, ella prefiere otro formato quizá más íntimo. «Disfruto más en una sala pequeña que ante grandes aglomeraciones», puntualiza. Las citas musicales muy masificadas le hacen sentir un tanto «pequeña». Oyendo hablar (y cantar) a Rosana Abad es imposible pensar que ese verano de calma sinuosa y belleza que imagina y describe no sea real. Ella lo hace existir.