Los mexicanos Gael García Bernal y Diego Luna se reencuentran en su nueva serie La Máquina, una «antifábula» ya disponible en Disney + sobre la amistad, el poder y el fracaso con la que exploran la idea de «cómo a veces perder es la mejor opción».
A García Bernal y a Luna los une una relación muy estrecha desde su infancia, tanto en lo personal como en lo profesional, por lo que su innegable química trasciende la ficción y a sus respectivos alter ego en La Máquina, el boxeador Esteban Osuna y su mánager, Andy Luján, después de más de una década sin aparecer juntos en pantalla.
«Cuando yo digo una cosa, Gael piensa en algo similar a lo que yo tengo en la cabeza», cuenta Luna sobre la dinámica que une a ambos desde que coincidiesen en Y tu mamá también en 2002, pues asegura que cada vez está más pulida y que saber hasta dónde involucrarse o distanciarse de su propia amistad les convierte en mejores intérpretes.
Con un indudable ADN mexicano, la idea de La Máquina se fraguó durante 15 años, fruto de la afición de ambos intérpretes por el mundo del boxeo y, según describe García Bernal, ha sido un experimento en el que pusieron parte de su experiencia, reafirmaron sus deseos y estuvieron constantemente aprendiendo y desaprendiendo.
«Queríamos hacer una antifábula con esta serie, queríamos hacer un cuento de cómo a veces perder es la mejor opción o cómo perder es la manera de ganar tu libertad y creo que también en la vida, que no es de perder o ganar, a veces no sucumbir a la tentación del éxito es la mejor manera de obtener tu libertad», añade el actor.
Su personaje, el boxeador Esteban, La Máquina, Osuna, afronta el final de su carrera profesional y de su futura vida fuera del ring, pero los negocios sucios de su mánager (Diego Luna) le obligan a batirse en un último combate, al mismo tiempo que lucha contra los demonios internos de su pasado, y debe discernir entre lo real y lo imaginario.
Por su parte, el personaje de Luna es el reflejo del fracaso. Siempre a la sombra del éxito de Esteban, en lo personal Andy está acomplejado con su aspecto físico y recurre a las inyecciones de bótox para sentirse mejor; pero tampoco es capaz de concebir con su esposa y además está sometido al extraño complejo de Edipo que lo une a su madre. «El fracaso sería dejar de intentar lo que me gusta», reflexiona un Luna alejado de su personaje, pues asegura sentirse afortunado de trabajar con García Bernal, a quien califica como una de las personas más importantes de su vida.