España cerró 2023 con un déficit público del 3,7% del PIB, dos décimas menos de lo previsto y un punto menos que en 2022, con lo que se sitúa en una mejor posición de partida para volver a los umbrales europeos este año, cuando se reactivan las reglas fiscales.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha subrayado este miércoles en el Congreso que el buen desempeño económico del país ha permitido cumplir con los objetivos de déficit marcados gracias a la "responsabilidad fiscal" del Ejecutivo.
El detalle de la información de la ejecución presupuestaria de 2023 -ingresos, gastos y desglose por subsectores- será publicado previsiblemente este jueves por el Ministerio de Hacienda.
El dato avanzado este miércoles ahonda en la corrección del déficit experimentada desde la pandemia, cuando el desfase presupuestario llegó a alcanzar el 10,1% del PIB en 2020, para después reducirse al 6,7% del PIB en 2021 y el 4,7% del PIB en 2022.
Esta reducción ha estado impulsada principalmente por el crecimiento económico, que ha disparado la recaudación tributaria, y todo apunta a que perderá intensidad ante la moderación del crecimiento y el incremento de partidas como el salario de los empleados públicos o los intereses de la deuda.
Objetivo del 3% del PIB para 2024
El objetivo de déficit público para 2024, recogido tanto en el programa de estabilidad remitido a Bruselas en abril del pasado año como en el plan presupuestario enviado en octubre, es el 3% del PIB, lo que supone cumplir con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (que no permite un desfase por encima de esa cifra).
Este objetivo comprometido con la Comisión Europea se mantiene aunque el Senado haya tumbado la senda de estabilidad, que solo afectaba al reparto del déficit por subsectores pero no a la cifra general.
Tampoco se ve afectado por la decisión del Gobierno de no presentar presupuestos en 2024, un hecho que, coinciden los expertos, podría incluso ayudar a cumplir el objetivo, ya que la prórroga presupuestaria congela partidas de gasto y dificulta que se adopten nuevas inversiones.
Reactivación de las reglas fiscales
El cumplimiento del objetivo de déficit es especialmente importante en 2024, ya que es el año en el que se reactivarán las reglas fiscales europeas, suspendidas desde 2020, lo que suponía que no había metas vinculantes ni, por tanto, consecuencias en caso de incumplimiento.
En cualquier caso, el ejercicio 2024 es de transición, ya que se espera que en 2025 entren en vigor las nuevas reglas fiscales acordadas por los Veintisiete, todavía pendientes de aprobar.
Estas nuevas reglas, que pretenden ser más flexibles y fáciles de aplicar, mantienen los topes del 3% y del 60% sobre el PIB del déficit y de la deuda, pero dan más libertad a los países para diseñar sus planes de ajuste, que serán a cuatro años -siete si se hacen ciertas inversiones-.
El primero de estos planes se tendrá que presentar en septiembre de este año y se baraja la posibilidad de que también se retrase hasta después de verano la presentación del programa de estabilidad (que habitualmente se entrega en abril) ante el retraso en la aprobación de las reglas y las inminentes elecciones europeas.
Para 2024 la Comisión Europea fijó una recomendación específica para España de que el gasto primario neto nacional no se incremente por encima del 2,6%, una limitación que según el programa de estabilidad se cumplirá.