Sigourney Weaver: Mucho más que una heroína

SPC
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TCM celebra el 75 cumpleaños de la intérprete estadounidense con una selección de sus mejores trabajos, como 'Alien, el octavo pasajero' o 'El año que vivimos peligrosamente'

Sigourney Weaver: Mucho más que una heroína

El próximo martes Sigourney Weaver cumple 75 años. Y TCM lo va a a celebrar ese día emitiendo algunas de sus películas más conocidas. Se incluyen títulos como Alien, el octavo pasajero, uno de los papeles más emblemáticos de su trayectoria y por el que consiguió una candidatura al Oscar a la mejor actriz; Gorilas en la niebla, en la que interpretaba a Dian Fossey, la científica que viajó hasta las montañas de Ruanda para estudiar la vida de los gorilas; La muerte y la doncella, dirigida por Roman Polanski, basada en la obra teatral de Ariel Dorfman en la que da vida a una mujer que se reencuentra con el hombre que la torturó; La tormenta de hielo, de Ang Lee o El bosque, de M. Night Shyamalan.

«Siempre me preguntan por qué interpreto mujeres fuertes. Y es una pregunta rara porque solo interpreto mujeres y las mujeres son fuertes y no se rinden. ¿Y sabes por qué? Porque tenemos que hacerlo». Lo decía hace tan solo unas semanas en Venecia la propia intérprete. La Mostra le concedió un León de Oro de honor por una trayectoria repleta de éxitos y la actriz hablaba así de su carrera cinematográfica y de los personajes que ha encarnado a lo largo ya de cinco décadas.

Su nombre real es Susan Alexandra, pero a los 14 años adoptó el nombre de Sigourney por el personaje Sigourney Howard de la novela El gran Gatsby. Su padre era productor de televisión y su madre actriz, así que parecía predestinada a la interpretación. Estudió literatura inglesa en la universidad de Standford y empezó a aparecer regularmente en obras de teatro universitario, pero tenía un serio hándicap: su altura. Medía más de 180 centímetros. «Entraba en una sala para una audición y, de inmediato, los productores, el director y los actores se sentaban. Nadie quería parecer más bajo que yo», explica.

Su primera aparición cinematográfica fue muy breve, tan solo unos pocos segundos en Annie Hall de Woody Allen, pero poco después su nombre iba a quedar ya para siempre en la retina de los espectadores. A bordo de la nave Nostromo se convirtió en la teniente Ripley y tuvo que enfrentarse cara a cara a uno de los monstruos más terroríficos de toda la historia del cine. «Tuve miedo de verdad al rodar el film. Y el miedo es una de las emociones que no puedes interpretar fácilmente», afirma. 

Alien, el octavo pasajero la convirtió en una estrella. Consiguió una candidatura al Oscar a la mejor actriz y el personaje de Ripley, que ha interpretado en cuatro ocasiones, está ligado indisolublemente a su carrera.

En la década de los ochenta protagonizó sus películas más famosas. Junto a Mel Gibson vivió una aventura en la Indonesia del dictador Sukarno en El año que vivimos peligrosamente, dirigida por Peter Weir. En 1984 se unió al equipo de Los cazafantasmas liderado por Bill Murray, Dan Aykroyd y Harold Ramis y en 1986 interpretó uno de sus papeles más atrevidos de su filmografía: una chica de compañía en La calle de la media luna.

Pero su gran año fue 1988. En Gorilas en la niebla dio vida a Diane Fossey, la científica que viajó hasta las montañas de Ruanda para estudiar la vida de los gorilas, y en Armas de mujer se metió en la piel de una ejecutiva trepa y sin escrúpulos. Por estos dos papeles fue candidata al Oscar en 1989, aunque finalmente no ganó ninguno. No importaba. Sigourney Weaver se había convertido por derecho propio en una de las reinas de Hollywood y no fue nada raro que también hiciera de reina, concretamente de Isabel La Católica en 1492, La conquista del paraíso, de Ridley Scott.

En los noventa Roman Polanski la dirigió en La muerte y la doncella, basada en la obra teatral de Ariel Dorfman, en la que interpretaba a una mujer que se reencuentra con el hombre que la torturó. También la vimos en esos años en papeles dramáticos como La tormenta de hielo o Mi mapa del mundo y, ya entrado el año 2000, en una de terror, El bosque de M. Night Shyamalan.

 Weaver nunca ha dejado de aparecer en las pantallas, ya sea como protagonista o en papeles secundarios. James Cameron la fichó para la saga de Avatar; Juan Antonio Bayona para Un monstruo viene a verme y Rodrigo Cortés para Luces rojas. El pasado mes de febrero la Academia del cine español le concedió el Goya internacional. A sus 75 años sigue en la primera línea.