Un baldón para todos y un cáncer metastizado sin solución. Estamos asistiendo impotentes y angustiados a un espectáculo atroz, a un genocidio sin paliativos y en toda regla.
«Lo que mal empieza, mal acaba», advierte el sentido común refranero. En este conflicto criminal inveterado ya desde el principio, allá por el 1948, todo ha sido una sucesión de errores y, con frecuencia, de injusticias claras y torpes.
Cuando los británicos se retiraron del protectorado de Palestina para hacer posible el nuevo estado de Israel se cometió un terrible error de cálculo, meter en la misma jaula para que convivieran dos comunidades antagónicas, diferentes, sicológicamente diferentes, económicamente diferentes; con historia diferente, con sensibilidades diferentes. Con dioses diferentes e históricamente diferentes y feroces… Es decir, intentar juntar en el mismo botijo el agua y el aceite.
Este fue el pecado original del proyecto, la locura original.
En un espacio habitado por árabes sobre todo (un 80 %) fueron juntando en oleadas sucesivas, cada vez más numerosas, judíos procedentes de todo el mundo.
La proporción inicial (80% árabes / 20 % judíos), enseguida, se invirtió quedando el territorio al borde de un abismo anunciado: Territorio escaso, territorio árido en su mayor parte; árabes en su mayoría pobres y atrasados, judíos llegados en inmensas riadas, ricos y culturalmente 'superiores'… Los sionistas con dinero abundante fueron comprando poco a poco lo mejor del territorio y arrinconando a los árabes. Al comienzo esta barbaridad se hacía de forma 'legal', pero construyendo de forma subrecticia un futuro inhabitable.
Enseguida comienza la beligerancia entre árabes y judíos; tres guerras abiertas, venganzas crueles 'donde más duele', millones de desplazados; odio sobre odio, y durante muchos años, y más odio. Y odio. Y solo odio. Todos los intentos internacionales para una solución han fracasado.
El poder de veto en las decisiones de la ONU que tiene USA y los otros 'tres grandes' hacen imposible una solución.
La humanidad en Gaza/Israel tiene un cáncer metastizado de mal pronóstico.