Kant, uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos, nació el día de 22 de abril de 1724. Hoy, lunes, se cumplen 300 años. Justo la víspera del 23, de celebración castellanoleonesa y universal cervantino. Día del Libro. Murió el 12 de febrero de 1804, a los casi ochenta años, por lo que hace poco más de dos meses que se cumplieron los 220 años. Son ambas, sin duda, cifras redondas. Como lo fue, es y lo seguirá siendo toda su obra. Por ello, por lo que construyó y porque, objetivamente, lo merece, creo que es necesario recordar en EL DÍA DE SORIA a este pensador. Los lectores sorianos lo merecen, a pesar de que a muchos les pueda sonar lejano y complicado todo su quehacer filosófico y científico. Pero deténganse en alguna de sus afirmaciones. Por ejemplo, en esta: "Todos los intereses de mi razón, especulativos y prácticos, se combinan en las tres siguientes preguntas: ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?". Preguntas que, quizá en más de una ocasión, nos hemos hecho todos, conscientes de la dificultad de la respuesta.
Sitúese el lector a principios del siglo XVIII: una Europa con fronteras nacionales bastante diferentes a los de ahora, con formas de vida distintas y con un desarrollo de pensamiento filosófico a punto de dar un salto entre lo clásico, de fundamento religioso, y lo contemporáneo, de predominio racional y científico. Kant trazó una línea imborrable entre el antes y el después. Nació en una ciudad cuyo nombre ya no existe. Era Königsberg. Hoy, se llama Kaliningrado. Pertenecía a Prusia, la antigua Alemania del Noreste, previa a la unificación. Hoy es un territorio ruso, tras los cambios fronterizos consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Un enclave aislado, entre Polonia y Lituania. Allí, nacieron también otros grandes como los físicos Gustav Kirchhoff y Arnold Sommerfeld o el matemático David Hilbert.
"Siempre es agradable recordar que todo lo que conceptualizamos, es capaz de realizarse por medio de la razón", escribió Kant. Él se empeñaba en mostrar que el ser humano debía saber pensar por sí mismo y a rechazar los dogmas de todo tipo, que son, fundamentalmente, destructivos. La filosofía de Kant mostró un antes y un después, en su corte con lo anterior y en la apertura de todo un camino que luego seguirían grandes pensadores como Hegel, Nietzsche o Schopenhauer, entre otros muchos. ¿Qué es, si no, su obra más importante, "La Crítica de la razón pura"? En ella nos enseñó cuáles son los fundamentos de la capacidad humana de pensar y de que es limitada. Así, rompe con teologías triunfantes hasta entonces, que imponían la idea, y algo más que idea, de que las preguntas que se hace la razón humana sobre Dios, mundo, creación y otros conceptos religiosos, como alma, tenían respuesta indudable. Diez años estuvo trabajando en esta obra magna y nada fácil, hasta que fue publicada en 1781. De las tres preguntas anteriores, en esta obra, punto de inflexión en la historia de la Filosofía, responde a la primera.
Pero el ser humano no solo puede conocer sino también que actúa. Y ahí viene la segunda pregunta: "¿Qué puedo hacer?". Y su otra obra clave: "Crítica de la razón practica", publicada en 1788. Es decir, la ética. Añádase otro trabajo más sobre el tema: "La metafísica de las costumbres". "Dos cosas llenan mi ánimo de creciente admiración y respeto a medida que pienso y profundizo en ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí", escribió. Toda una concepción de la realidad humana en sus diferentes ámbitos. Y la tercera pregunta: "¿Qué puedo esperar?". El objetivo es la estética y la teleología. La obra lleva por título "Crítica del juicio".
Anótese que, en los títulos de las tres obras mencionadas, la palabra crítica traspasa el significado cotidiano y es más bien sinónimo de pensamiento y verificación. Por eso, es el creador del Criticismo. He ahí su esencia: intentar poner los fundamentos para definir nuestra capacidad de adquirir los conocimientos. La razón humana. La Ilustración. En Kant no solo las respuestas fueron revolucionarias sino, sobre todo, sus preguntas, que abrieron un nuevo paradigma de problemática filosófica. Trescientos años dan perspectiva… para seguir sosteniendo que Kant es la base de la Filosofía moderna y continuar gozándola; que trazó caminos transitables a la realidad, algunas de los cuales han sido ensanchados, por supuesto. "Gedanken ohne Inhalt sind leer, Anschauungen ohne Begriffe sind blind", escribió. Traducido: Los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegos. Incluso más allá y más acá de la Filosofía, teniendo en cuenta el contexto crítico en el que vivimos, también merece la pena citar otro de sus libros: "Sobre la paz perpetua". Siempre Immanuel Kant, con el recuerdo de mi gran profesor de Filosofía en el Instituto Antonio Machado de nuestra querida Soria, Juan José Ruiz Cuevas, y su aventura intelectual, en plena dictadura, de Tribuna Libre. ¿Recordáis, amigos y amigas, lo arriesgada que fue y los magníficos sábados matutinos que pasamos? Año de 1970 y siguientes. Soria tuvo la fortuna de esa limitada y audaz área de libertad intelectual, como la tuvo con la Librería SAAS, de Antonio Ruiz. Kantianos y jóvenes que éramos, con profesores magníficos.