Hace dos años dejaron el barrio madrileño de San Blas para instalarse en Almajano y ahora han decidido emprender haciéndose cargo de la gestión y explotación del bar y la casa rural de propiedad municipal de la pedanía de Los Villares. Andrea Constantinescu, de 24 años, e Ismael Hernández Aguilera, de 25, querían que su hijo creciera en un ambiente «menos confictivo», así como «alquilar una vivienda a un precio más asequible que las que se ofrecen actualmente en Madrid».
A esta localidad soriana llegaron por lazos familiares, ya que la tía de él vive allí, y tras replantearse su vida familiar y laboral. «Vinimos a la aventura buscando calidad de vida y disfrutar del medio rural, pero con muchas ganas de trabajar y emprender. Y, sobre todo, queríamos una infancia diferente para nuestro hijo», coinciden en señalar.
En este tiempo, Andrea ha trabajado en hostelería e Ismael en distintos sectores, «porque si hay ganas de trabajar se aprende un oficio». Pero llegó el momento en el que pensaron en abrir su propio negocio y miraron distintas opciones hasta presentarse en el último día a la oferta que se planteaba en Los Villares para llevar el bar y la casa rural, ambos en un edificio municipal, que finalmente consiguieron. «Para todos ha sido una sorpresa y nos han apoyado mucho, estamos muy agradecidos», comentan. Están empadronados en Almajano, donde viven, aunque recuerdan con pena que la casa de alquier municipal donde se instalaron al principio se quemó en un incendio.Afortunadamente, les ofrecieron otra opción.
«Nos han abierto sus brazos» en Almajano y Los Villares «y nos lo alquilan durante cinco años pero, si es más, mucho mejor». En el bar van a ofrecer comidas y cenas, además de los típicos almuerzos a base de torreznos, oreja y manitas de cerdo, lo que ya son sus especialidades gastronómicas.
De Soria destacan que «todo es muy bonito», tanto la capital como los pueblos, y que «está todo cerca». Su hijo acude al centro escolar a Almajano, «muy buen colegio», donde tiene muchos amigos. Los abuelos les visitan desde Madrid cada fin de semana, ya que también les gusta mucho Soria.
«Al principio se nos hacía pequeño, pero viniendo de una ciudad como Madrid es normal, y enseguida nos adaptamos», recuerdan apostando por el medio rural de Soria y por que más familias de grandes ciudades tomen la misma decisión que ellos, «porque en Soria hay trabajo». Ante todo, inciden en que se vuelcan en el trabajo y la familia y, tras abrir el bar al que han denominado El Pilón de Los Villares -por su proximidad a esta emblemática estructura- esperan abrir ya estos días la casa rural. «La acogida está siendo muy buena y la gente acude bastante al bar. Son establecimientos que dan mucha vida... y también a nosotros. Es una oportunidad que tienen los vecinos de encontrarse y charlar, todos los vecinos en general pero sobre todo la gente mayor y sabia del pueblo de la que se aprende mucho», concluyen subrayando la importancia del mantenimiento de los bares de los pueblos durante todos los meses del año en una provincia como Soria.