Mi próximo destino era Soria. Me había recorrido gran parte de Castilla y León tocando con bandas de Rock que nunca llegaron a triunfar pero nunca había pisado tierra soriana. Lo más cerca que había estado de Soria es cuando fui a una despedida de soltero a Logroño. Sí, para los vascos Logroño era una especie de Las Vegas, cuando llegaba el buen tiempo se llenaba de cuadrillas de chicos y/o chicas con ganas de pasárselo bien.
Está lo suficientemente cerca de Donosti como para ir y volver cómodamente en un fin de semana pero lo suficientemente lejos como para poder desmelenarte en una ciudad donde no te conoce nadie. Además la Calle del Laurel se asemeja a las calles de pintxos vascas pero a mejor precio. Y el vino, y el ambientazo que hay (posiblemente gracias al vino). Era salir de tu ciudad pero sin salir de la zona de confort.
Pero yo venía a Soria. Para mí, como para muchos otros que aún desconocen las bondades de esta tierra, era esa gran desconocida. Cuando pedía información a mis amistades sobre Soria los más juerguistas me hablaban de los Sanjuanes, sobre lo buenas que eran las fiestas y sobre cuánto duraban. «Mejor que los Sanfermines», decían. Cuando pedía opinión a los más montañeros, me hablaban de Urbión y del Moncayo. Los más gourmets me contaban historietas relacionadas con boletus y torreznos. Incluso algún erudito me llegó a hablar de Machado y Bécquer. Pero a mí todo eso me daba igual. Me daba exactamente igual. Y ojo, no es que no valore las fiestas, la montaña, las setas o la poesía. Es que en mis años mozos, durante mis alocados veinte, de toda la información que me podía llegar sobre Soria (que, lamentablemente, no era mucha), la que se me quedó grabada a fuego era la existencia de San Baudelio de Berlanga, San Juan de Duero y Santo Domingo. También escuché algo sobre Numancia, pero no tuve buen profesor de arte antiguo y apenas me hablaron sobre los celtíberos y los romanos en la península.
San Baudelio, la gran joya del arte mozárabe. Para quien no lo sepa, es el arte desarrollado por los cristianos hispánicos que vivieron en territorio musulmán en el período que abarca desde la invasión musulmana (711) hasta finales del siglo XI conservando su religión y una cierta autonomía eclesiástica y judicial. He copiado la definición de Wikipedia, lo reconozco. Hay que pensar que esta era una tierra fronteriza. Por un lado Castilla, por otro Aragón y por debajo al-Ándalus. Pero no voy a hablar de San Baudelio, ya escribí sobre ese tema hace unos meses.
Y tampoco voy a hablar sobre San Juan de Duero y sus maravillosos arcos, quien quiera releer el artículo que escribí lo tiene a su disposición en la web del periódico. Voy a hablar de Santo Domingo.
Nada más llegar a Soria lo primero que hice fue buscar Santo Domingo en Google Maps. Me sorprendió que estuviera en el centro de la ciudad, no sé por qué me lo imaginaba en las afueras. Me llamó la atención lo rápido que llegué desde la Dehesa. En esa época vivía en Madrid y claro, allí las distancias son enormes. Si vives en una ciudad gigante y tienes que moverte en metro, dar un paseo y recorrer el centro de Soria en poco más de diez minutos es pura fantasía.
Allí estaba, delante de mí. Una de las piezas claves del arte románico español, una de las portadas más ricas que tuve el placer/dolor de estudiar (cuando estudias Historia del Arte y tienes veinte años todas las portadas te parecen iguales, lo único que quieres es que llegue el jueves para poder salir de parranda). Me tiré un buen rato analizándola, observando todos sus detalles, sacando fotos con un móvil que perdí. Recuerdo que hacía mucho frío. Entré para ver su interior y no recuerdo bien qué era, pero había un concierto, ensayo o misa cantada. Unas cuantas monjas sentadas en primera fila y un señor tocando el órgano. Dentro se estaba calentito y la música me gustaba, así que me quedé sentado unos veinte minutos hasta que entré en calor y volví a salir para contemplar la portada una vez más.
Os pongo en contexto: como he dicho antes, esta era una zona de frontera y conflicto. En 1119, el monarca aragonés Alfonso el Batallador recupera Soria y esta se repuebla rápidamente en torno a la muralla, la cual están restaurando ahora. Tras la muerte del rey, Soria pasa a ser parte de Castilla. Vivió unos años de esplendor durante el siglo XII y XII, ya que la frontera con los musulmanes se encontraba lejos y el rey Alfonso VIII había otorgado diversos privilegios a la ciudad (posiblemente porque se crió en ella).
Había 35 parroquias dentro de la ciudad. No hay muchas fuentes documentales de la época sobre esta iglesia. En un principio se llamó Iglesia de Santo Tomé, pero cambió de advocación al pasar a ser parte del convento de las dominicas en el siglo XIX. Su fachada occidental es considerada casi unánimemente como la mejor de todo el románico español. Se levantó a finales del siglo XII y tiene influencias francesas. Como curiosidad, el rey Alfonso VIII se casó con Leonor de Plantagenet (hija de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania) por lo que se cree que la iglesia fue patrocinada por el rey (vamos, que puso la pasta para construirla) y que al casarse con una francesa entraron estas influencias artísticas francesas en Castilla. ¿Qué creíais, que el Sálvame era algo de nuestro tiempo? Los cotilleos siempre han existido.
No quiero ponerme excesivamente técnico contándoos todos los detalles, os voy a hacer un breve resumen. La fachada es espectacular. Tiene dos líneas de arcos ciegos pareados, en medio está la puerta y sobre ella un rosetón. La puerta tiene cuatro arquivoltas de medio punto (son molduras que forman una serie de arcos concéntricos abocinados, para que se entienda bien, es una superposición de arcos. Al mismo nivel de la puerta hay un arco pequeño, sobre él uno más grande y así consecutivamente, superponiendo varios arcos para crear profundidad). La primera arquivolta tiene esculpidos a los Ancianos del Apocalípsis, la segunda la Matanza de los Inocentes, la tercera la Infancia de Jesús y la cuarta la Pasión de Cristo.
No hay que olvidar que en el medievo muy poca gente sabía leer. Por lo tanto, tener un programa iconográfico tan rico servía para que la Palabra del Señor pudiera ser entendida con mayor facilidad. Era mucho más sencillo explicar a los fieles que Cristo murió para salvarnos si existían unas imágenes en las que apoyarse. Es más, el programa iconográfico no era elegido al azar jamás. Había mucha intencionalidad detrás de cada decisión, si una iglesia estaba dedicada a un santo en particular o si una portada o un capitel estaba esculpido con un pasaje de la Biblia específico era por algún motivo. Por ejemplo, sobre la segunda arquivolta, la que tiene escenas de la Matanza de los Inocentes, hay investigadores que atribuyen una segunda lectura política a lo que se cuenta en estas piedras. La escenas de la masacre se podrían asimilar con la Reconquista, con las luchas de los cristianos del norte frente a los enemigos musulmanes del sur. Algunas teorías hablan del enfrentamiento contra los herejes y otras buscan la similitud entre la matanza de los niños con los santos y mártires, cuyo culto estaba en pleno auge por aquellas fechas. Son solo suposiciones, por supuesto.
Es muy difícil saber si alguna de estas hipótesis da en el clavo y si es lo que realmente se pretendía con la elección de estas escenas y no otras. Pero lo que está claro, o por lo menos yo tengo muy claro, es que si hoy en día hay personas que quieren inculcarnos sus ideas a través de imágenes o vídeos que en principio no deberían tener una segunda lectura, ¿cómo no iban a querer adoctrinar al pueblo entonces, en una época donde solo unos cuantos privilegiados tenían acceso a la cultura y a la historia? Bueno, igual estoy equivocado y solo pretendían ilustrar los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento para que los fieles pudieran comprenderlos mejor. ¿Qué sabre yo, si solo soy el chico de la guitarra?
Hablando de guitarras, la primera arquivolta tiene a los 24 Ancianos del Apocalípsis tocando cada uno de ellos un instrumento musical. Hay varios estudios sobre estos instrumentos, algunos se han intentado reconstruir para poder recrear la música del siglo XII. ¿No os parece apasionante? Cómo unas piedras pueden darnos tanta información sobre lo que fuimos...como decía la canción, a mi me suliveya.
En el centro de estas arquivoltas encontramos un tímpano escultórico, con una mandorla perlada en cuyo interior está la Trinidad Patérnitas, uno de los pocos casos donde aparece Cristo hijo en brazos de Dios padre (lo habitual era que estuviera en brazos de la Virgen María). Flanqueando esta almendra mística encontramos a los cuatro evangelistas, estando la Virgen y una figura no identificada en los laterales.
Completan el resto de la portada los capiteles de las columnas y las figuras que delimitan el rosetón, animales reales, fantásticos y figuras de apariencia demoníaca. Su fachada exterior es tan maravillosa que no me quedan renglones para hablar del interior de la iglesia.
Es una auténtica Biblia escrita en piedra, no dejen de ir a deleitarse con su contemplación. Además tiene una plazoleta muy maja delante, por lo que no os molestarán los coches. Fue lo primero que vi de Soria y es donde vuelvo una y otra vez cuando necesito un momento de introspección. Eso sí, después ya vi San Baudelio, San Juan de Duero, el castillo de Gormaz, Caracena, Numancia, Medinaceli, Tiermes, Urbión, los Sanjuanes, las setas...vaya, ahora que los enumero se me hace difícil elegir. Bueno, nadie dijo que hubiera que elegir solo uno.?