El fútbol femenino tiene su origen en Gran Bretaña y cuenta con una trayectoria de casi 150 años, no obstante, siempre ha vivido bajo la sombra del masculino. Han sido varios los obstáculos que han tenido que superar las jugadoras para poder practicar este deporte. Desde prohibiciones por su naturaleza violenta, hasta impedimentos por parte de las instituciones para disputar partidos en los campos oficiales. A pesar de ello, nunca ha llegado a desaparecer.
En la actualidad, si hay un deporte que ha destacado por su crecimiento en los últimos años es, sin duda, el fútbol femenino. La victoria de la Selección Femenina en el mundial de Australia el verano pasado, fue el punto de inflexión para que las jugadoras estuvieran en boca de todos. Me gustaría decir que el motivo fue el éxito de éstas en el campeonato, aunque desgraciadamente esto dista mucho de la realidad. La verdadera razón de la repercusión fue la controversia desatada por el famoso beso entre el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y la jugadora de la Selección Femenina, Jennifer Hermoso. Durante los días posteriores al triunfo, los medios de comunicación se saturaron, aumentando en más de un 58% las menciones de lo ocurrido en sus noticias.
La final femenina congregó casi 6 millones de personas en todo el país en La 1 RTVE, convirtiéndose en el evento deportivo femenino con mayor impacto mediático en nuestro país. Sin embargo, para los medios y para la sociedad en general, tuvo más importancia las consecuencias del conflicto que el propio logro obtenido. Este hecho sirvió para reflejar la clara desigualdad que hay entre el fútbol masculino y el femenino ya que, de haber pasado, al contrario, en el mundial de 2022 que ganó la Selección Argentina, los titulares hubieran sido los mismos: "Leo Messi consiguió su ansiado mundial".
De todas formas, este hito para la Selección Femenina y para España, también sirvió para que las personas empezaran a hablar de la famosa brecha salarial que existe actualmente en el fútbol profesional, y es que a pesar de que jugadoras y jugadores practiquen el mismo deporte, de la misma manera y bajo las mismas condiciones, los salarios de ellas son considerablemente inferiores.
Cristiano Ronaldo, Leo Messi o Kylian Mbappé son algunos de los jugadores mejor pagados del mundo. Sus salarios pueden alcanzar cifras de más de 100 millones de euros, sumándole a parte lo conseguido por actividades extralaborales, como por ejemplo la publicidad. Si lo comparamos con las jugadoras mejor pagadas, que son Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, últimas ganadoras del Balón de Oro femenino, apenas llega al millón de euros su salario anual.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que no solo existe brecha en el salario, sino también en otros muchos aspectos que rodean el mundo del fútbol, pues no son solo las jugadoras las que sufren un rechazo, también las árbitras, entrenadoras, directivas o cualquier mujer que intente trabajar en este deporte. Tradicionalmente, los altos cargos o los puestos de mayor importancia siempre han sido desempeñados por hombres, lo que se traduce en que, a igualdad de conocimientos y capacidades, prevalece la elección de un hombre sobre una mujer para desempeñar un cargo que no sea el de jugador/a. El único aspecto a favor de ellas es que la mayoría, por no decir todas, han estudiado una carrera universitaria frente a ellos que apenas cuentan con el título de bachillerato.
La pregunta más frecuente es ¿por qué existe brecha salarial en este sector y por qué es tan notable? La respuesta suele ser simple: porque el fútbol femenino genera menores beneficios que el masculino. Hoy en día, solo hay dos equipos femeninos que han conseguido obtener un margen de beneficio, el FC Barcelona y El Real Madrid CF, coincidiendo con los mejores equipos de nuestro país y de Europa. El resto de los equipos tanto nacionales como las ligas europeas, subsisten por los beneficios de su homólogo masculino.
Esta situación se debe a dos factores principales. El primer factor es por la mentalidad tradicional de que el fútbol siempre ha sido un deporte exclusivo de hombres. El segundo factor está relacionado con que, aquella persona amante del fútbol profesional considera el nivel del femenino más "aburrido" que el masculino. Esto se basa en diversos estudios científicos que destacan las diferencias físicas entre una mujer y un hombre, demostrando que, en el caso de ellas, se experimenta un mayor nivel de agotamiento físico después de un partido, ya que su caja torácica, su capacidad ventilatoria y el transporte de oxígeno es menor al de un hombre. En el fútbol esto se traduce en movimientos, transiciones, choques o golpeos más lentos y por lo tanto menos emocionantes, despertando menor interés en la sociedad, lo que conlleva a menor repercusión y menores beneficios.
Sin embargo, estas diferencias no justifican las disparidades en el resto de posiciones como las de árbitra, entrenadora, directiva, donde la capacidad física no se tiene en cuenta y no es relevante para que exista una preferencia a ser ocupadas por hombres que por mujeres. Es aquí donde existe la verdadera desigualdad y donde debe estar el verdadero foco de cambio.
La evolución que ha tenido el fútbol femenino, y su mayor repercusión en los medios han servido para dar visibilidad a la brecha salarial que sufren las jugadoras, y también, para ayudar a concienciar que existe lo que yo denomino "La Otra Brecha", donde se sitúan como he mencionado con anterioridad, el resto de los puestos que existen en el mundo del fútbol.
FUTURO DEL FÚTBOL FEMENINO
No obstante, el fútbol femenino es un sector en auge, que ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, tanto en España como en el mundo. Cada vez son más las niñas que quieren practicar este deporte, lo que se demuestra en el incremento de licencias federativas que ha experimentado España en la última década, con un aumento del 165,6%. Muestra de ello es el incremento a 107.853 licencias femeninas el año pasado, 20.000 más que en 2022 y con una clara tendencia ascendente.
La Copa del Mundo ha supuesto un "boom" para este crecimiento y también una oportunidad de la que muchos clubes han sabido aprovecharse, mejorando sus canteras femeninas y creando nuevos equipos. La cantera femenina más importante a nivel nacional y mundial es la del FC Barcelona que cuenta con equipos desde la categoría de alevines. Todas las niñas sueñan con jugar y fichar por este club y debutar con el primer equipo femenino.
El fútbol femenino tiene un futuro prometedor, en el que, los medios de comunicación han jugado y seguirán jugando un papel fundamental, ya que son la principal fuente de ingresos de estos equipos. DAZN, única plataforma que retransmite el fútbol femenino fue una de las empresas pioneras que invirtió en este deporte porque vio su potencial. Cada vez, van a ser más las marcas que busquen patrocinios de los equipos femeninos porque, a pesar de que hoy en día solo haya dos equipos que proporcionen beneficios (Real Madrid CF y FC Barcelona) se espera que pronto se vayan a poder sumar más.
Las inversiones en infraestructuras deportivas, la mejora de los programas de formación y el aumento de la participación de las mujeres en roles de liderazgo en el ámbito deportivo son pasos importantes para garantizar el crecimiento continuo del fútbol femenino. Por lo tanto, se puede decir que el futuro es prometedor.
A pesar de que el impulso de este deporte vino por aquel lamentable suceso en el mundial, también ha tenido su parte positiva. Tras una semana de lo ocurrido, España entera empezó a defender a las jugadoras. Jugadores de fútbol profesionales, políticos y personas de interés comenzaron a unirse a la causa a través del #seacabó, el cual comenzó Alexia Putellas con el fin de mostrar su apoyo. Las redes sociales y los medios se llenaron de noticias y menciones sobre las jugadoras de la Selección.
Después de un año y medio, este mismo mes de noviembre, se ha lanzado un documental en Netflix que relata cómo se sintieron todas las jugadoras de la Selección Española antes y después de ganar el Mundial. o único que han pedido desde el inicio de la Selección femenina ha sido tener unas condiciones laborales mínimas (tener un médico, un nutricionista, ir a los partidos con un día de antelación para no llegar cansadas…) pero nunca se les ha concedido nada, se sentían invisibles e ignoradas ya que, al equipo masculino se les otorgaba todo lo que pedían sin importar su precio.
El triunfo en el mundial Femenino les otorgó a las jugadoras, un reconocimiento, un nombre, pero sobre todo un respeto. Ya no eran invisibles. Empezaron a tener una voz que escuchar y ser un referente que seguir para esta generación y para las futuras. No fue un triunfo de la RFEF, sino un triunfo de ellas.
Las jugadoras de fútbol actuales han sido un ejemplo de cambio en la sociedad. A partir de ese Mundial, el fútbol femenino ha tenido mayor visibilidad y repercusión. Cada vez son más las noticias que aparecen en los medios sobre jugadoras, y ya no solo se habla de Vinicius, Belligham o Lamine, sino también de Alexia Putellas, Aitana Bonmatí y Jennifer Hermoso.
Tanto en el documental como en la gala del balón de oro ocurrida hace unas semanas, Aitana Bonmatí, ganadora de dicho galardón este año 2024, mencionó que el fútbol femenino había experimentado un cambio positivo, que las niñas a partir de ahora podían tener referentes femeninos a los que seguir y de los que estar orgullosas, pero sobre todo subrayó que, por fin, una niña podía soñar con ser futbolista profesional.
Aún queda mucho por hacer en este deporte, pero poco a poco está experimentando una evolución significativa. Esperemos que se pueda hablar de él como un sector consolidado y estable. Sin embargo, para conseguir esto, tenemos que actuar nosotros como sociedad. No debemos caer en el error de comparar el fútbol femenino con el masculino, puesto que no son iguales. La clave es pensar en el fútbol femenino como deporte independiente por el que debemos preocuparnos para hacerlo crecer. La única forma de conseguirlo es educando a las niñas y niños de las generaciones actuales y futuras, permitiendo a ambos jugar al fútbol y soñar con llegar al fútbol profesional. Al mismo tiempo, debemos enseñarles a valorar y disfrutar los partidos tanto de fútbol masculino como de fútbol femenino.
En definitiva, la evolución del fútbol femenino es evidente y el futuro optimista, pero tenemos que concienciarnos como sociedad de la importancia de este deporte. Gracias a las jugadoras, por fin se puede decir que el fútbol ya no es solo un deporte de hombres sino también de mujeres.