En un universo medido por el número de seguidores que tienen las andanzas de cualquier persona dispuesta a mostrar con más o menos ingenio su día a día, alguna destreza o consejo, la regulación de contenidos subidos a las redes sociales ha caído de forma desigual. La conocida como Ley o Decreto Influencer afecta a unos pocos elegidos, los mismos que están regidos por la dictadura de los likes que los encumbra.
Se trata de los usuarios de especial relevancia (UER), como se les va a denominar jurídicamente a partir de ahora, y su actividad se define en función de tres criterios: que facturen más de 300.000 euros anuales con su actividad audiovisual, que superen el millón de seguidores en una única plataforma de intercambio de vídeos o dos millones en el global de su actividad, y que hayan publicado o compartido 24 o más vídeos al año. Disponen de dos meses para inscribirse en el Registro Estatal de Prestadores Audiovisuales. La medida afectaría en todo el país a unos 900 influencers, en principio a ninguno de la provincia de Soria, según la herramienta Tubular Labs. Esto significa que menos de un 10% de las personas que suben contenido a redes de forma profesional pueden vivir holgadamente de ello. Por eso, el «control al que se quiere someter» a lo que cuelgan los usuarios de estas plataformas es bienvenido solamente a medias. Al menos ése es el punto de vista de algunos instagramers y tiktokers sorianos con un nutrido grupo de seguidores.
«Sí y no» es la respuesta de Yaël Palacios Peinado al contestar a si le parece bien la regulación de contenidos. Es la nieta de Teresa 'la Pelaya' (@teresalapelaya), la abuela de 93 años de Ágreda que tiene en TikTok cerca de un millón de seguidores y más de 400.000 en Instagram. «Entiendo que todos queremos ganar algo y sé que algunos ganan mucho dinero, aunque no es nuestro caso. También pagamos impuestos y se debería pagar -de forma escalonada- en función de los ingresos», indica Yaël.
En el ámbito de la protección de los menores, las medidas le parecen «perfectas», pues «es importante que eso sí esté bien regulado». Así, a partir de ahora se obliga a los influencers al uso de herramientas de identificación digital de edad si el contenido es inapropiado para los menores. Además, deberán cumplir con la normativa en materia de publicidad, identificando, por ejemplo, cuándo una publicación ha sido pagada por una marca. Tampoco podrán publicitar medicamentos, alcohol o tabaco.
Al respecto, Yaël se sincera al indicar que sí es verdad que «hay muchas marcas que nos han contactado para trabajar con nosotras, pero por el perfil de mi abuela hay cosas a las que no llegamos ni queremos hacerlo». En cualquier caso siempre indican «si nos han regalado un producto y, cuando se prueba, es la opinión de mi abuela tanto si le gusta como si no; no hay trampa ni cartón porque es una persona espontánea». Eso sí, pretenden «apoyar el pequeño comercio» y a través de estas 'colaboraciones' «tampoco sacamos beneficio». El éxito de @teresalapelaya radica en la sencillez con la que se desenvuelve sin artificios: «A la gente le gusta lo natural que es. Dice lo bueno y lo malo, así que no hacemos trampa».
compartir. Para Alexis Linares (@alexisjlinares) crear contenido y subirlo a las redes sociales es una forma «de relax» y de «compartir» todo lo bueno que ha aprendido entre fogones. Estudiante de Cocina en el CIFP La Merced y cocinero del Restaurante Santo Domingo de la capital, deja clara la intención de sus contenidos en su perfil de Instagram, donde tiene más de 40.600 seguidores: «Cocino, aprendo y lo comparto». Asegura que le «gusta muchísimo» crear este tipo de contenido a través del cual muestra sus procesos gastronómicos a sus seguidores. Los hace «cuando tengo tiempo, pero intento sacarlo porque me parece algo bonito» compartir sus creaciones culinarias con personas a las que les interesa la cocina. Y a pesar de que se trata de un trabajo extra altruista, «los ingresos son de apenas unos céntimos», considera que la regulación en materia económica es algo peculiar. «No todos los contenidos generan ingresos y me dedico profesionalmente a ello; es una manera de compartir algo que te apasiona», incide.
En cuanto a la regulación del contenido de menores, Alexis lo considera apropiado para proteger a los más vulnerables. «Es necesario poner un control a todo lo relacionado con los menores. No deben ver ciertos contenidos, lo que vean tiene que ser acorde a su edad», destaca. En ese sentido, a partir de ahora se debe etiquetar adecuadamente la edad mínima a la que van dirigidos los contenidos creados y subidos a las redes.
España se ha convertido así en el segundo país de la Unión Europea (UE) en regular la actividad de los influencers. Francia ya lo hizo el verano pasado.