Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Profeta

01/02/2024

Si no fuera porque Angélica González y Jesús Matías nos contaron la historia en el Diario de Burgos no habría conocido a Ángel. Y a Tom. Ni habría sabido que Mario Iceta, el obispo, concelebró una misa en San Lorenzo, entre otros, con Enrique Ybañez, párroco de esa iglesia, en la que lo reputó como profeta. Si no fuera por Pepa una vecina, Tom, el «mil leches» con algo de podenco no tendría quien le alimentara, el can por el que el mendigo se desvivía, quizá lo único que le importara en el último tramo de su vida. Iceta en la homilía: «debimos preguntarnos si hicimos lo suficiente». Y tras la Eucaristía se fueron a orar y a cantar a la calle Carnicerías. (El 8 de enero, en el local de la antigua confitería Yoldi, apareció el cadáver de Ángel Mata Saldaña. Sospecha la Policía Nacional que murió de frío. Vivía en la calle. Era popular en el barrio y muy apreciado por la gente. Había trabajado en una multinacional. Pasó su última Navidad en un hostal que un alma caritativa le había pagado. El Ayuntamiento sufragó su entierro).
Si no fuera por su triste final no nos habríamos fijado en esta odisea, una de tantas parecidas de las que están atestadas ésas ruinas vivenciales que llamamos calles. Si no fuera por la ejemplaridad de la gente, antagónica con ése espectáculo fratricida que constituye «lo cotidiano», Tom estaría sin compañero y sin destino. Pero, sobre todo porque si los «juntaletras» no estuviéramos sujetos a la obligación de marcar cierta pauta de excelencia, no habría encontrado en esta historia la inspiración para volver a «mirar» para «ver». Y no es difícil: más allá de los hemiciclos y de los estrados, lejos de los «parqués» y de los índices; por encima de los púlpitos y las tribunas hay personas que añaden a su desgracia vital el infortunio del olvido. La ignorancia de la peor especie, la que olvida sus propios límites. La moraleja de esta historia de triste final: a los pueblos nunca les ha convenido desoír a los profetas. Sólo ha comportado calamidades.