La prostitución en Soria se refugia en los pisos

S.Ledesma
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La congregación Adoratrices, que trabaja en la provincia desde 2016, contacta cada año con unas 130 personas, muchas con «situaciones de violencia que han normalizado para su vida»

La prostitución en Soria van ligada a la "pobreza integral" - Foto: Óscar Solorzano

Cuando se habla de prostitución el foco suele ponerse, casi de forma automática, en las personas que la ejercen, «en su mayoría mujeres», amplificando así el estigma social que las acompaña. La demanda no disminuye en «un momento social de bastante libertad sexual» y por ello quizá se debería plantear una cuestión: «Qué nos está pasando como sociedad para recurrir a estos servicios, a un sexo, que no a una sexualidad, 'porque te pago'». Y en cuanto entra en juego el dinero surge la creencia de que es la principal causa que mueve a ejercer la prostitución, cuando la realidad es que se trata de «una pobreza integral». Lo saben bien en la congregación religiosa Adoratrices, cuyas profesionales en diversas materias atienden desde el año 2016 a personas en esta situación en Soria, además de en Segovia y Burgos, donde está su sede. Anualmente, «son más de 130 contactos» en la provincia de Soria, aunque «esto no quiere decir que se trabaje con todos». 

Desde Adoratrices recuerdan que la prostitución «no está tipificada como delito, aunque sí la trata de mujeres para la explotación sexual», pues se atenta contra diversos derechos fundamentales como el derecho a la vida, la libertad, la integridad física y moral, la libertad sexual, la salud, la intimidad y la dignidad humana. «Las líneas entre prostitución y trata se entremezclan y a veces es difícil llegar; es complejo porque la vida va por un lado y las leyes por otro», reflexionan desde la organización para puntualizar que «algunas mujeres que están en prostitución es por trata» y «todo esto violenta mucho más y dificulta» acercarse a ellas para poder tenderles una mano. Los intentos gubernamentales por avanzar en abolir este tipo de actividad sexual y endurecer la persecución del proxenetismo no han prosperado. Apenas hace unas semanas que la última propuesta socialista en este sentido fue tumbada en el Congreso de los Diputados. 

aprender a no juzgar. El ejercicio de la prostitución «no se puede juzgar a la ligera» porque «si realmente se supieran las situaciones reales de las mujeres ellas no serían las culpables, sino las víctimas». Las mismas fuentes destacan que sería «importante que pudiéramos profundizar más en las causas de por qué una mujer entra en prostitución, por qué una mujer se mantiene en ella». «Entonces, -continúan-, nos llevaría a empatizar con seres humanos que son, que viven, que sienten, que sufren, que se alegran como cualquier ser humano y que, en muchas ocasiones, están ahí porque la situación, el contexto, la vida, de alguna manera, las mantiene dentro». Es, en definitiva, esa pobreza integral referida. 

«A veces son mujeres que han venido de situaciones de muchísima violencia; entonces, su forma de vida está muy marcada por esa violencia que han normalizado», remarcan, para abundar en que el ejercicio es «un compendio de muchos factores: psicológicos, personales, de responsabilidades familiares...». Y aunque «tiene un componente económico muy importante, evidentemente, no podemos olvidar todo lo demás: es toda una falta de oportunidades». Desde Adoratrices ponen el acento en que «el común denominador de casi todas las mujeres con las que nosotras trabajamos es la pobreza entendida en este sentido amplio», que en la actualidad tiene que ver con la «'exportación' de mujeres de los países del Sur a los países del Norte». 

Y, aunque hablar de perfiles es generalizar y equivocarse, el mercadeo con el cuerpo femenino en la provincia de Soria «va cambiando por tendencias», como en el resto de territorios. Así, el año pasado se atendió «a muchísimas mujeres colombianas». «Pero no podemos poner el foco sólo en América Latina, va por temporadas; hubo un momento de más demanda de mujeres de Europa del Este y otras veces ha sido con las de África». En realidad, «hay mujeres de todas las edades y nacionalidades» que se ven obligadas a vender sus cuerpos por necesidad. 

es posible salir. Al tratarse de un mundo poco accesible, por los prejuicios, e intrincado, debido a la situación de cada persona, la pregunta que planea es si realmente se puede salir de la prostitución. Desde Adoratrices puntualizan: «Es una decisión de la propia mujer porque son procesos muy largos y con muchas dificultades». De esta forma, aseguran que ponen a su alcance todas las herramientas de las que disponen para este fin, para que la inserción sociolaboral sea efectiva. Sin embargo, «el mayor esfuerzo lo debe hacer la mujer porque no todas las que quieren salir pueden hacerlo en el momento que se lo plantean». Al igual que sucede con su ejercicio, hay circunstancias que condicionan su abandono:«Personales, familiares... Hay miles. A veces no es tan fácil, pero nosotras somos un apoyo, las acompañamos para que sea posible y les ofrecemos opciones reales». 

Cuando estas personas piden ayuda no siempre es para abandonar la prostitución y «no porque no quieran» sino porque en ese momento «no tienen posibilidad de expresar mucho más» que una demanda puntual. El trabajo desarrollado por Adoratrices desde hace tantos años en la provincia de Soria permite que «el boca a boca» abra puertas. «Nos cuentan sus necesidades, puede ser por salud o por búsqueda de otro empleo y, a partir de esa primera demanda, intentamos acompañarlas en un proceso integral para que se puedan abrir otras vías», indican las mismas fuentes. Qué es lo que realmente les preocupa a estas mujeres es algo que se va desgranando «conforme va avanzado el proceso», pues «van expresando inquietudes y se van abriendo otros horizontes». En general, «les suele preocupar todo lo que está alrededor y no tanto ellas: sus hijos, no llegar a final de mes...», circunstancias muy ligadas a mantenerse en activo. Pero una vez que la víctima se involucra y el apoyo de las profesionales de la congregación va plantando su semilla «van siendo conscientes de su propia realidad», algo que «les da fuerza para poder abandonar la prostitución». Se trata de ayudarles a «poder reestructurarse por dentro, que se fortalezcan y digan hasta aquí». «A nosotras nos encantaría que no hubiera mujeres en prostitución, pero quien tiene que tomar la decisión es la mujer», insisten. Hablan de mujeres porque «hay mayor volumen» y suelen ser ellas las que más obligadas se sienten a prostituirse por necesidad. Aunque también atienden a «personas trans y a algún hombre», pero es «residual». 

pornografía. El problema es que la prostitución «se ha convertido en algo mercantil», así que «no sólo es oferta, también es demanda». «Pongamos el foco en la otra parte, no solamente en las mujeres que están ahí», invitan desde Adoratrices. Y esa otra parte la conforman «hombres, también jóvenes». Estos últimos muy posiblemente buscando prácticas pornográficas (un sector conectado a la prostitución), pues su consumo está en auge entre este estrato de la población, pero les genera confusión en lo que deberían ser las relaciones afectivo-sexuales. Así lo explican desde Adoratrices: «La pornografía suelen ser prácticas violentas, pero en una relación de igualdad con tu pareja es difícil que se practiquen. Entonces se busca en los cuerpos de mujeres sobre los que se cree tener poder [por pagar]. Los jóvenes piensan que es la educación sexual y que es lo que hay que practicar. Necesitamos una educación afectivo-sexual en igualdad, en respeto, en la que las dos personas sientan un disfrute porque la sexualidad es algo bonito». Esta mayor violencia en las relaciones sexuales tiene un impacto negativo  en las mujeres que ejercen la prostitución, ahora «más anónima» por desempeñarse en «entornos más privados», como pisos. Y, muchas veces, lo que no se ve, legalmente, no existe, incluida la violencia sexista.