La crisis de la construcción hizo que Alfonso Izquierdo, delineante de profesión, convirtiera su afición de hacer cerveza artesana los fines de semana en forma de vida, tal es así que después de intentar abrirse camino con la venta del producto en Madrid, Barcelona y Valencia decidió emprender con su propia cervecería.
Izquierdo y su mujer, Luisa Hernández, que dejó su trabajo fijo, se embarcaron hace un año en este proyecto hostelero que, de momento, ha cuajado entre los vecinos de El Burgo de Osma y los muchos visitantes que recibe la villa episcopal.
Detrás del Ayuntamiento burgense, en la plaza del rastro, un lugar que hasta que llegó la pareja “no había negocio alguno” y que se “encontraba abandonada”, existía un antiguo despacho de pan, propiedad de la familia de Luisa, que convirtieron en Alquimia, una cervecería, cuyas paredes y barra están revestidas de madera de pino Soria-Burgos. La filosofía del negocio de esta pareja es intentar poner en valor los recursos endógenos y culturales de la provincia, la madera, el enebro del sabinar de Calatañazor, los cereales sorianos y también sus productos estrellas: desde el torrezno a la morcilla, sin olvidar de la trufa o la miel. “Hemos querido vincular Arevaka, nombre de las tribus celtíberas, a nuestro proyecto, que habla de la historia del Burgo y de Soria muy rica en lo que a cultura se refiere”, indica Luisa.
Alfonso Izquierdo y Luisa Hernández se consideran, además, unos “repobladores”, ya que los dos dejaron Barcelona para volver a El Burgo de Osma, de dónde eran oriundos sus padres. Luisa asegura que “siempre tuvo ganas de volver al pueblo”, ya que “la calidad de vida que existe no es comparable con nada”.
El promotor del negocio relata cómo fue el inicio de su aventura como emprendedor, y recuerda como en el año 2011 comenzaba a despuntar la venta de la cerveza artesana. En aquel momento Alfonso Izquierdo obtuvo el número 37 del registro de toda España y actualmente hay 700 fábricas y más de 1.000 marcas. “Desde que comencé el negocio he conocido gente, abogados, psicólogos, pedagogos, arquitectos que hicieron de la cerveza artesana su forma de vida”, describe.
Al inicio, el burgense vendía su cerveza Arévaka en Soria y las principales capitales de España y la daba a conocer en todas las ferias de cerveza artesana que se celebraban, sin embargo, la rentabilidad de esta línea de negocio era baja, ya que sólo por participar en una feria le hacían abonar hasta 400 euros. “Tras comprobar que el mundo de la cerveza artesana tenía poco recorrido decidimos embarcarnos en abrir nuestra propia cervecería”, indica.
Alquimia de Arévaka ha conseguido, incluso, que los mayores del lugar cambien el chato del vino por la cerveza del Burgo, un producto que se sirve acompañado por un pincho que marida a la perfección. “Al principio los vecinos del Burgo nos seguían pidiendo vino, sin embargo, tras invitarles a probar nuestra cerveza, se han convencido de que se puede tomar otras cosas. Han cambiado de hábitos”, cuenta Luisa con satisfacción.
Alquimia de Arévaka se ha convertido en un punto de información turística, tal es así que los visitantes de El Burgo, la localidad que más turistas recibe de la provincia, después de la capital, han puntuado en las redes sociales y portales web de hostelería a este establecimiento con nota de cinco estrellas.
El negocio no sólo se limita a comercializar la cerveza y venderla a través de Alquimia, sino que los emprendedores mantienen colaboraciones con cocineros de la La Lobita (Navaleno, estrella Michelín) y el Virrey Palafox y les dispensan una cerveza especial para sus establecimientos.
“Hacemos una gran variedad de cervezas desde la naranja trigo que ofrecemos con ensaladas y postes hasta la bripa, una cerveza peculiar por su aroma intenso a pino y resina que maridamos con pinchos de escabeches y queso fuertes”, detalla Luisa.
Alquimia se quedó segundo clasificado en el concurso ‘El Mejor Torrezno del Mundo’ en su edición de 2018. Luisa relata que su negocio está ideado con la máxima de poner en valor la marca Soria, es decir, ofrecer productos de calidad que mariden con las cervezas que elaboran cada fin de semana.
De este modo sus rubias, tostadas o la negra miel pueden venir acompañadas de una empanadilla de cebolla caramelizada con morcilla, una croqueta de torreznos con coñac trufado o con el torrezno, el producto estrella de Soria.
La producción de Arévaka alcanza los 1.600 litros al mes, es una tirada “pequeña pero garantiza que el consumidor beba un producto de calidad y lleno de “matices sorianos”, según sus impulsores.