Celebra el discurso enlatado de Moncloa que el encuentro del presidente del Gobierno con el de la Generalitat es un paso adelante en la normalización de la vida política. Y no me parece mal si se trata de lograr mejores condiciones de vida para los catalanes. Incluso en aquellos servicios públicos (Cercanías, ingreso mínimo vital, plurilingüismo, etc) cuya catalanización, en nombre del autogobierno, roza los límites constitucionales.
A este respecto, bienvenidas sean las declaraciones de Pedro Sánchez fijando su posición innegociable respecto al dichoso referéndum de autodeterminación, que sigue figurando en el catálogo de aspiraciones de los independentistas. El derecho de autodeterminación es lo que volvió a reclamar Pere Aragonés durante la cita de este jueves. Y es lo que volvió a rechazar el presidente del Gobierno: "No cabe en la Constitución". Palabra de Sánchez. Lo dijo en rueda de prensa, tras su encuentro con el presidente de la Generalitat. Y lo remachó en RAC1: "El referéndum no cabe en la Constitución, ni siquiera con carácter puramente consultivo, y además no resuelve el problema político".
El pronunciamiento no puede ser más explícito ni más contundente, pero los antecedentes nos recuerdan que todas las precauciones son pocas ante un dirigente político tan propenso a los cambios de opinión. Sin ir más lejos, nos bastaría con hacer memoria de la última vez que los dos mandatarios, el nacional y el autonómico, se reunieron para hablar entre otras cosas, del llamado "conflicto". Fue en septiembre de 2021, y las declaraciones del presidente del Gobierno, a la salida, no invitan a dar por descartado un cambio de opinión como el que perpetró dos años más tarde desmintiendo a sí mismo.
A saber: "Es evidente que la propuesta del independentismo es la amnistía y la autodeterminación. Tan evidente como que para nosotros ni la amnistía ni la autodeterminación son posibles".
Tampoco han dejado de zumbarle los oídos al presidente cuando en estos últimos meses se han multiplicado las referencias mediáticas a lo que declaró en TVE cuarenta y ocho horas antes de las elecciones generales del pasado 23 de julio. No menos firme fue entonces anunciando que en ningún caso aceptaría la propuesta de ERC y Junts de aprobar una amnistía a cambio de sus votos en una eventual investidura porque "no cabe en la Constitución".
Lo que vino después ya lo saben ustedes. No solamente el verificado cambio de opinión sino la propia declaración de principios del personaje durante la presentación de su libro "Tierra Firme". Entonces se definió sin pestañear como "un político con convicciones". El remate: "No soy maquiavélico, soy responsable". O sea...