Control para los festejos taurinos

Ana Pilar Latorre
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Los veteranos José Ángel Gómez Millán y Vicente Hernández Ruiz forman parte del equipo que revisa a los ejemplares de Valonsadero y de las tres corridas

Control para los festejos taurinos - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

En unas fiestas como San Juan, con varios festejos taurinos populares, la labor de los veterinarios es fundamental y puede decirse que poco conocida. El Día de Soria se acerca a la plaza de toros días antes del festejo de la Compra, donde José Ángel Gómez Millán y Vicente Hernández Ruiz, que forman parte de uno de los dos equipos oficiales junto a María Jesús Melendo Rodríguez, explican sus funciones en Lavalenguas, Compra, Saca y corridas de Miércoles del Pregón, Sábado Agés y Domingo de Calderas. El otro grupo, con Montserrat López López y Pedro Modrego, se encarga la novillada del viernes, las vaquillas del jueves y los festejos de San Saturio. Todos ellos son nombrados por la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, a propuesta del Colegio Oficial de Veterinarios de Soria, en base a una lista que con baremación de puntos y méritos profesionales. Los equipos se renuevan, aunque ambos confiesan que permanecerán aún unos años más. 

Son veteranos, con una dilatada experiencia en sanidad animal y, concretamente, de más de 35 años en festejos taurinos, habiendo estado, además de la plaza de Soria, en Almazán, Ágreda, Arcos de Jalón, Deza y El Burgo de Osma. El trabajo relacionado con San Juan comienza para ellos días antes del Desencajonamiento, cuando se realiza una «limpieza, desinfección y desinsectación de los corrales de Valonsadero y de las cuadras, corrales  y chiqueros de la plaza con un equipo especializado». 

Del mismo modo, en el coso de San Benito se realiza una calibración de la báscula, con una empresa externa acreditada y especializada, «para evitar problemas cuando se pesen los toros de los festejos mayores, que suelen perder unos kilos porque vienen del sur, donde hace mucho calor». El certificado de calibración corrobora que el aparato funciona bien ante el ganadero, ya que «el peso es un motivo de rechazo de los toros» y a veces hay «un tira y afloja» entre el ganadero y el equipo de presidente del festejo y veterinarios. En plazas de segunda, como Soria, el peso mínimo debe ser de 435 kilos (460 en las de primera). 

En el caso de los novillos de Valonsadero (de los que 12 están ya en Cañada Honda y los dos sobreros en la ganadería) y el Viernes de Toros (también 14), «no hay peso un establecido» en el Decreto 14/1999 de Espectáculos Taurinos Populares de Castilla y León, por el que se rigen. «Lo que comprobamos es el registro en el Libro Genealógico de Raza de Lidia, la Guía de Origen que viene con los animales y la edad», además de la identificación y la sanidad, es decir, «la ausencia de enfermedades, que no tenga lesiones, la movilidad, que los cuernos estén despuntados, con el correspondiente certificado veterinario».

NOVILLOS DE VALONSADERO. REVISIÓN FÍSICA Y DOCUMENTOS
Así que, por un lado, se realiza la identificación documental y, por otro, la revisión física de los animales, del crotal y la señal en la oreja, el guarismo en el brazuelo (año ganadero), el número de costillar (identificación) y el hierro de la ganadería y el órgano competente en el anca. «En este caso son toros de La Cardenilla, de la Unión de Criadores de Toros de Lidia», comentan. Unos dos días antes de cada festejo se va a revisar a los novillos al monte, donde son supervisados también por un veterinario de explotación o de empresa, que corresponde a la Asociación de Amigos de la Saca; y una hora antes de que comiencen se realiza un acta  en presencia de presidente, delegado de la autoridad, organizador y veterinarios. Si el otro veterinario les administra antiinflamatorios y analgésicos por los problemas más comunes que presentan, que son cojeras, politraumatismos, heridas..., lo debe notificar a este equipo para tenerlo en cuenta para destinar la carne al consumo en el matadero. A veces, estos veterinarios deciden retirar alguno de los novillos «porque vemos que no puede llegar a Soria el día de la Saca», por lo que se sustituiría por un sobrero de la ganadería de Brihuega (Guadalajara). 

En cuanto a los novillos de este año «tienen un tamaño y un peso importantes, aunque perderán unos kilos respecto a cuando llegan, porque es un mes lo que están en Valonsadero», indica Vicente. Asimismo, son de mayor edad, «con una media de dos años y medio», añade José Ángel. En su opinión, lo que debe valorarse en animales para un festejo como la Saca, con un recorrido de siete kilómetros, es «que tengan fuerza para llegar a su destino» y, sobre todo, «la nobleza». «Estos animales de La Cardenilla son de encaste Domecq, que se caracterizan precisamente por su nobleza», subrayan los especialistas. Para Lavalenguas y Compra, señalan, que haya mucha agua en la pradera «supone un peligro», porque los animales pueden desarrollar más cojeras y, en cuanto a los sanjuaneros, porque puede haber más cogidas. Eso ya ocurrió en la Compra de 2023 y el Lavalenguas de este año. Sobre la alimentación, se basa en la hierba de los corrales y el mismo pienso que tienen en la ganadería, «no se les debe cambiar porque pueden tener problemas de diarrea».

Para estos dos veterinarios, poder participar en festejos como la Saca, aparte de su trabajo, les permite al mismo tiempo «disfrutarlos» como sanjuaneros.  «Eso sí, te tiene que gustar, porque no es en un despacho, sino en el monte y la plaza de toros», incide José Ángel. En el servicio de la Saca, uno de los veterinarios se sitúa en los corrales de Cañada Honda y otro hace el recorrido con el delegado de la autoridad, que es un Policía Local. Los profesionales, si observan que alguno de los novillos «tiene una lesión irreversible», pueden decidir su sacrificio. El de los corrales se desplaza después a la plaza de toros para ver a los animales que van llegando a la plaza.

TRES CORRIDAS MAYORES. DESDE EL PALCO Y EL CALLEJÓN
Las corridas de toros de miércoles, sábado y domingo de San Juan están legisladas por el Decreto 57/2008 que aprueba el Reglamento General Taurino de Castilla yLeón. Para estos festejos, las primeras tareas del equipo con desprecintar el camión, desembarcar a los animales y pesarlos, con la correspondiente acta. Posteriormente, se hace el primer reconocimiento, comprobando la documentación (certificados de nacimiento del Libro Genealógico, Guía de Origen y Sanidad, Documento de Identificación Bovina e Información de la Cadena Alimentaria) y con la verificación física (número de costillar, ganadería y guarismo). Se revisan para detectar posibles alteraciones de la visión, sanitarias, locomotoras... «Se hace, como mínimo, 24 horas antes del festejo», detallan, y el acta se entrega al presidente del festejo, un Policía Nacional. 

El mismo día de la corrida, sobre las nueve de la mañana, se hace un segundo reconocimiento, con el mismo proceso excepto el pesaje, levantando otra acta. El sorteo de los animales -seis más dos sobreros en cada una- es a las doce de la mañana. «En el festejo de la tarde y, una vez que los animales han sido lidiados, son sangrados en la plaza de toros y derivados a una sala de tratamiento de reses de lidia -que depende del empresario  y que se ubican en lugares como Guadalajara o Burgos- para su desuello y comercialización», indica José Ángel. En esos momentos, los veterinarios identifican a cada animal con un precinto en el tendón de Aquiles, que lleva el número, la plaza, la hora del sacrificio y la fecha. «Los sobreros que no se han lidiado son devueltos a la ganadería, tras hacer una guía de origen y sanidad», añade. El sábado y el domingo, además, se realiza un reconocimiento de los caballos de picar (los del rejoneo del miércoles son evaluados por la empresa), que son cuatro en cada corrida. «Se comprueba el peso, de 500 a 650 kilos, la movilidad y la docilidad ante el delegado de la autoridad», concreta Vicente. En cuanto al alimento, el ganadero también traslada a la plaza «un camión con los sacos de pienso para los dos o tres días que estén».

Si se retira algún toro para estas corridas, se cambia igualmente por un sobrero. «Hay un 'cónclave' entre empresario, mayoral, veterinarios  y presidencia y ahí se exponen las causas del rechazo. La normativa dice que la empresa puede incluso llevar un veterinario para dilucidar si están de acuerdo, hacer un contradictorio», comentan. Estos sobreros «tienen que estar tres horas antes del festejo en la plaza, como mínimo».

INDULTO DE LAS RESES. PARA «PRESERVAR LA RAZA»
Los principales problemas que pueden presentar estos ejemplares de las corridas grandes son cojeras, astillas en la punta de los cuernos, sospecha de que puedan estar afeitados, algún problema ocular... y «falta de trapío», principalmente. Durante las corridas, uno de los veterinarios se encuentra en el palco de presidencia, asesorando al presidente, y los otros dos se ubican en el callejón (en la imagen de arriba) para colocar los precintos a los animales lidiados y entregar las actas para la sala de tratamiento de reses de lidia.

José Ángel comenta que el reglamento contempla que el indulto a las reses en las plazas de toros permanentes, lo otorgará el presidente (exhibiendo un pañuelo naranja), si lo solicita el público y el diestro y con el visto bueno del ganadero o mayoral para «preservar la raza y casta». Se tienen en cuenta las características zootécnicas del animal y el comportamiento en la lidia, sobre todo en la suerte de varas. 
El veterinario indica que se devuelve el toro a los corrales, para curarlo ellos mismos (se quitan las banderillas y el arpón de la divisa y se aplica Betadine) y que regrese como semental a la ganadería, donde se le volverá a tratar con antibiótico y antiinflamatorios. «Curan bien, durante unos días, porque los bovinos son muy resistentes para estas heridas y buenos enfermos, lo que no ocurre con los caballos», concreta José Ángel desde la plaza de toros.