El agua es el elemento que une cielo y tierra. La lluvia de los últimos meses ha permitido al campo respirar y olvidarse del complicado verano del pasado año. La falta de precipitaciones provocó una sequía que llevó a que las cosechas no salieran adelante y los agricultores y ganaderos tuvieron numerosas pérdidas. Pero este verano es diferente. Los embalses están al 85,8 por ciento en la cuenca del Duero y eso es 18,5 puntos más que hace un año cuando se encontraban escasamente al 67,3 por ciento. Así lo destaca la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), que subraya que «la situación actual de los embalses de cuenca del Duero no tiene nada que ver con la del pasado año por estas fechas».
La CHD apunta que el agua embalsada es de 2.448 hectómetros cúbicos (hm³), mientras que hace un año no se alcanzaban los 2.000 hm³, es decir, actualmente hay 500 hm³ más que hace doce meses. Y otro dato que señala claramente cómo ha cambiado a mejor la situación es que «nos encontramos muy por encima de los valores medios acumulados de agua en la serie histórica de los últimos diez años con 2.180 hm³, es decir, una media de un 76,4 por ciento». «En la situación actual todos los usos se encuentran garantizados en cualquiera de los sistemas», remarca la confederación.
Detalles por zonas. Hay sistemas que han logrado acumular más agua y otros que están ligeramente por debajo de la media de la región. La mayoría se encuentra por encima del 80 por ciento, incluso los sistemas de León, como son Órbigo-Tuerto y Esla-Valderaduey, superan el 90 por ciento. Y muy de cerca le sigue el Carrión (Palencia) y el Tormes (Salamanca).
«Se puede decir que la normalidad es la tónica general en la totalidad de los embalses cuya gestión tiene encomendada la CHD», indica la entidad.
De hecho, las únicas excepciones se sitúan en valores del 75 por ciento de su capacidad de embalse, como son las zonas del río Águeda y del sistema Pisuerga. «Por ello, en ningún modo está comprometido ningún uso y está garantizado un correcto desarrollo de la campaña de riego», subraya la confederación que habla de esta situación en la que todos los usos se van a poder cubrir.
Y puntualiza que el Pisuerga-Bajo Duero con 231,2 hm³ casi dobla el volumen de agua almacenado el pasado año por estas fechas, que era de unos 123 hm³ y se supera claramente el valor medio de los diez últimos años con 209,6 hm³. «Aunque existen sistemas cuyos embalses se encuentran en peor situación que el resto, como el Pisuerga, no se plantean problemas para el normal desarrollo de la campaña de riego», reitera.
Agua para tiempo.
La mejor forma de garantizar agua para los meses venideros es contar con las reservas altas de agua embalsada. La confederación explica que solo queda la duda de saber cuál será el volumen embalsado a 30 septiembre, es decir, cuando finalice la presente campaña. Insiste en que la forma de hacer frente a los años secos en climatología es contar con esas reservas.
Un ejemplo de esta situación, sin duda, fue lo que ocurrió en 2019. Y es que el 30 de septiembre de 2018 se contaba con 1.580 hm³ como volumen almacenado y eso era un 54,4 por ciento de la capacidad máxima de embalse, lo que permitió afrontar una campaña de riego normal en 2019 en todos los sistemas, a excepción del Adaja, y todo eso cuando esos dos años fueron secos, según recuerda la CHD.
El verano de 2023 fue un año complicado para el campo con esas bajas precipitaciones durante el invierno anterior y la primavera seca. De hecho, hubo restricciones en el uso del agua y se facilitaron ayudas a agricultores y ganaderos desde las administraciones para afrontar esa sequía. No obstante, este año «las perspectivas son muy buenas en cuanto al desarrollo de la campaña de riego y la garantía de los distintos usos del agua», concluye la CHD.