Una historia de amor por Valonsadero

I. R
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Hermógenes Martínez veló durante décadas por el mantenimiento y cuidado del monte y de los novillos de los Sanjuanes.

La que guarda Hermógenes Martínez es una de las historias más entrañables que se pueden encontrar entre los Sanjuanes sorianos. Desde que cayó en sus manos la plaza de guarda de Valonsadero, allá por los años 50, se ganó el cariño de todos los vecinos de la ciudad, gracias a la labor encomiable que realizaba al cuidar del monte y de los corrales. "Tenía un amor propio enorme por el monte, me encargaba de que estuviera limpio, de que no entrase ganado que no estuviera autorizado...", recuerda mientras pasea por los corrales. 

En su memoria guarda decenas de anécdotas, la mayoría de ellas relacionadas con los novillos protagonistas de La Saca, pero lo que siempre recordará es el cariño y el respeto que durante años le han demostrado los mozos y la ciudadanía en general. "Nunca he vivido ningún incidente, porque todo el mundo venía con muchísimo respeto a los corrales", reconoce mientras recuerda cómo, año tras año, era subido a hombros por los mozos minutos antes de que se abriera la puerta de corrales. "Siempre le estaré agradecido a la sociedad soriana por todo el cariño que me ha dado; espero haber estado a su altura", admite.

A sus 88 años, Hermógenes confiesa que desde que se jubiló no ha vuelto a Valonsadero para ver La Saca. Quizá este año vuelva a revivir esa experiencia. 

Una historia de amor por Valonsadero
Una historia de amor por Valonsadero