Cuando Miriam Martínez Manzanedo contemplaba desde muy pequeña a su abuela tejiendo, mientras ella iba «aprendiendo poco a poco», y después la acompañaba a las tiendas de barrio donde «otras mujeres tejían y hablaban» para urdir un entramado «donde todo era muy sociable y cercano» y del que surgían prendas (además de aspectos intangibles, como valores tradicionales), ella «ya soñaba con ser mercera; siempre quise serlo». La pasión y la propia vida, que le ha ido guiando por este camino en los últimos años por cuestiones personales, han permitido que esa aspiración infantil se haya materializado en algo más que cuatro paredes físicas. Desde el pasado 21 de junio la capital cuenta con una tienda, Myremiendos, en la que es posible descubrir «a precios asequibles sin renunciar a la calidad» diferentes tipos de lanas made in Spain, difíciles de encontrar en zonas limítrofes, y otros accesorios para tejer; también, por qué no, se puede pegar un poco la hebra.
Tejer siempre ha sido para ella «un momento de evasión» y también le ha servido como actividad terapéutica «relajante». Recuerda que cuando trabajaba en una gran superficie de la capital como responsable de tienda «siempre sacaba tiempo para tejer» porque le aportaba una sensación única de distracción. Después, tras una lesión en un hombro que le ha dejado cierta «limitación de movilidad», y para que el deterioro «no fuera a más», decidió plantearse su pasión como un modo de vida. «Quizá ha sido la propia vida la que me ha empujado a hacer lo que me gusta y me ha llevado a replantearme algunas cosas», menciona con la seguridad de quien está comenzando un camino que, sabe, no va a ser fácil porque «es para sobrevivir», pero en el que ha puesto todo su cariño para que la semilla germine.
El recorrido viene de largo, pues ya llevaba 14 años «haciendo encargos» para quienes se lo pedían. Además, las redes sociales (donde tiene más de 4.200 seguidores en Instagram) y su desparpajo para hacer podcast han contribuido a que se haya hecho un hueco entre los amantes del arte de tejer. «Es una manera de comunicarse con muchísima gente y, además, de ayudarles de forma inconsciente. Muchas personas me agradecen haberles hecho compañía en momentos duros, como una estancia en un hospital. Para mí eso vale muchísimo», señala, aunque no obvia que es «un currazo», pero a la vez le «nutre mucho».
Pero los agradecimientos que recibe de personas que muchas veces están a cientos de kilómetros de distancia no son los únicos. La gratitud viene ahora de forma física. Porque tras ponerse en contacto con la Cámara de Comercio de Soria, que dispone de diferentes vías para ayudar a los emprendedores, y hacer el plan de viabilidad, comenzó su andadura en la tienda, adonde llegan muchas personas en busca de material, consejos y un poco de charla. «Hay un colectivo muy grande, sobre todo de gente mayor, que me viene a dar las gracias porque muchas mercerías tuvieron que cerrar a raíz de la pandemia. Si lo compran por Internet no les sale a cuenta porque hay gastos de envío y creo que hay que dar facilidades», indica. En su tienda se pueden encontrar lanas para hacerte «un jersey más de 'batalla', que se pueda meter a la lavadora», pero también las de alta calidad. De hecho, cuenta con género poco habitual en mercerías «de provincias colindantes». «Vino un señor de Burgos porque aquí tenía lo que buscaba», destaca.
evento ferial. Miriam no sólo es la artífice de esta mercería en la calle Caballeros, sino que también es la impulsora, gracias al apoyo del Ayuntamiento de la ciudad, de la Feria de Lanas de Soria, que los próximos días 14 y 15 de septiembre celebra su segunda edición. La anterior y primera «fue un exitazo rotundo», recuerda con entusiasmo y confía en que el evento repita notoriedad. Mimbres no le faltan, pues habrá 17 expositores, además de presentaciones, charlas y talleres.
Además, en esta ocasión se volverá a realizar un diseño especial para el encuentro después del respaldo del año pasado, cuando se consiguió que unas 250 personas posaran con el 'chal Soria' tejido por ellas mismas. Para esta segunda edición se ha optado por un cuello denominado 'merendera', en homenaje a la oveja merina de Castilla y el nombre de la planta que comen estos animales. Ya se han registrado más de un millar de descargas del patrón y la propuesta es obra de la diseñadora zamorana Cecilia García. Para quienes todavía no se lo hayan descargado y les apetezca participar en esta iniciativa popular o simplemente quieran lanzarse a tejer el cuello, el patrón se encuentra disponible en My knittend closet (myknittedcloset.com).
Miriam recuerda que el evento ferial fue una iniciativa suya «seleccionada en los presupuestos participativos de 2022» del Consistorio de la ciudad y que tuvo «la suerte de ser la más votada», para su sorpresa. «Soria es una provincia céntrica y, además, es una feria gratuita, no como otras», explica sobre parte del éxito, que también radica en la atracción de expositores de interés que ofrezcan todas las novedades del mundo de la lana.
Entre las sorpresas se encuentra la presentación en exclusiva de la madeja Myremiendos, un «kit con todo lo necesario para tejer que incluye una madeja de lana de un color especial que me ha hecho, en colaboración, Madejas Tejerlo», una marca ourensana que trabaja los tintes artesanales. Además, el fin de semana posterior a la feria, Miriam acogerá en su tienda una master class de la firma gallega sobre punto brioche a ganchillo y tanto con agujas circulares como planas. Una buena oportunidad para adentrarse en el fascinante aspecto de esta técnica y de la mano de expertos que trabajan de manera artesanal.
Son estos detalles los que hacen de la tienda Myremiendos un lugar especial donde «después de San Saturio» está previsto el comienzo de diferentes talleres, tal y como explica Miriam. Los martes estarán destinados a dos grupos: a la iniciación en el arte de tejer con agujas circulares, que es una de las tendencias actuales, y a tejer con agujas rectas; los miércoles, a dar los primeros pasos en el ganchillo y los jueves para personas que ya tienen conocimientos o saben tejer, pero se hará con agujas circulares. Todo ello siempre alrededor de la charla y con el intercambio de sensaciones entre los participantes.