El Grupo Herce Soria abría la Copa del Rey de Leganés ante Manacor como claro favorito en la primera eliminatoria en los cuartos de final. Alberto Toribio había pedido a los suyos salir con contundencia, pero se encontró con todo lo contrario. Una recepción poco efectiva obligaba al técnico a solicitar el primer tiempo muerto con 3-6 en el marcador.

No conseguía frenar el conjunto celeste la sangría y tras la primera intervención de la revisión por vídeo, llegaba el segundo tiempo muerto del técnico vallisoletano para intentar dar la vuelta a un primer set que comenzaba a marcharse (5-11). Aulisi era la primera solución mandando a Olalla la banquillo, pero no sirvió. Manacor se adelantaba con un sorprendente 22-25.

La segunda manga comenzaba también con dudas para el equipo soriano, pero el ímpetu de Olalla y los primeros errores de Manacor eran suficientes para conseguir la primera gran ventaja (13-10). Era solo un espejismo y el Grupo Herce más desdibujado que se recuerda en mucho tiempo, veía como el partido se ponía muy cuesta arriba (22-25).

La tragedia se iba consumando y un 0-4 de salida con Pepe Villalba saliendo del partido por lesión (después volvería) presagiaba lo peor. Los errores eran constantes y el lenguaje corporal de los celestes dejaba clara la situación mediado el tercer set (6-12). Cada punto de Manacor era una daga que se clavaba en los más de 100 aficionados que se habían desplazado desde Soria. Así fue hasta el definitivo 20-25.

De forma totalmente inesperada y trágica, el Grupo Herce Soria no revalidará el título en la gran sorpresa de la Copa del Rey. Un año después de probar las mieles del éxito, los de Alberto Toribio se marchan de Leganés con el amargo sabor de la derrota.