Cinco años han pasado desde aquel 11 de marzo en que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia que paralizó el mundo. Un día después, se declaraba oficialmente el primer caso en Soria de infección por SARS-CoV-2, el virus causante de la enfermedad bautizada como Covid-19.
El estado de alarma se decretó el 14 de marzo. A pesar de las medidas extraordinarias de aislamiento social, el virus fue imparable. Y sus efectos... devastadores. Lo que empezó con apariencia de una gripe fuerte acabó siendo una de las tragedias colectivas más traumáticas de la historia. En Soria, la Covid-19 se ha llevado ya más de un millar de vidas, según datos del portal de Transparencia de la Junta de Castilla y León, que cifra en más de 40.000 los contagios registrados en la provincia en estos cinco años.
Afortunadamente, la vacunación modificó todo. La evolución de la patología, la morbilidad y mortalidad de la enfermedad. Hoy, la realidad covid nada tiene que ver con las cifras alarmantes de contagios y fallecidos que vivimos en el estallido de la pandemia en 2020 y en las olas posteriores. «A día de hoy y tras numerosas mutaciones del coronavirus, es mucho menos virulento, la tasa de contagio es menor, y se ha comportado en 2024 y en la temporada invernal de 2025 como un virus más estacional. Cierto es también que la población está inmunizada, bien por vacunación, post infección reciente...», apunta la directora médica del Complejo Asistencial Universitario de Soria, Marta León. Ella vivió la pandemia en primera persona ya que entonces ejercía como facultativa especialista en Medicina Interna, el servicio que asumió el grueso de casos. Todavía hoy recuerda «como si hubiera sido la semana pasada» el primer ingreso por un caso sospechoso. Era el 28 de febrero de 2020, un paciente «procedente de Singapur». «Aún entonces éramos ignorantes de la magnitud que alcanzaría la infección. Estaba todo controlado y lejos, en Wühan. O eso contaban las informaciones que salían del Ministerio… A las dos semanas teníamos media planta de hospitalización con ingresos aislados y confirmación de infección, ya sí con clínica respiratoria y con recurrencia de pacientes covid en las guardias diarias, hasta convertirse a finales de marzo en el motivo de ingreso más frecuente. El incremento posterior fue exponencial», rememora. En «tiempo récord», reorganizaron la actividad asistencial y convirtieron Santa Bárbara en un hospital covid, al tiempo que se «autoformaban» en una enfermedad desconocida. «Jamás podré agradecer a los profesionales tanto como hicieron», gratifica León a sus compañeros.
Cinco años después, la Covid-19 se ha convertido en una enfermedad estacional más: «Los pacientes que ingresan son en un alto porcentaje pacientes mayores de 70 años, con dos patologías crónicas o más, y que además este invierno 2025 acudían por un cuadro respiratorio que iba de leve a moderado, y en los que se confirmaba la infección por un virus respiratorio o bien por combinación de los mismos: gripe A, gripe B, SARS-CoV-2 y VRS. Los ingresados por SARS-CoV-2 ahora raramente requieren suplementos de oxígeno de alto flujo, ni presentan una afectación radiología tan severa como las que encontrábamos en 2020, y la evolución a la resolución del cuadro es mucho más rápida», destaca la doctora León. A punto de alcanzar el fin de la época invernal, «han ingresado más pacientes por otras causas en los que se aislaba SARS-CoV-2 e incluso coinfectados con otros virus respiratorios, que por la infección exclusiva como diagnóstico principal».
La situación epidemiológica confirma esta tendencia: «En la temporada de otoño-invierno, que es en la que se hace vigilancia más intensa sobre las infecciones respiratorias, la incidencia, con los datos de que disponemos actualmente, ha sido baja, habiéndose producido pocos casos de infección debidos a covid. Como ejemplo, en la semana 9 (del 24 de febrero al 2 de marzo ), el número de casos ha sido de cero, según el informe VIGIRA», indica la jefa del Servicio Territorial de Sanidad, Elena del Vado.
Lo que queda. Parece un hecho remoto por la rapidez con la que hemos pasado página, pero todavía hoy, un lustro después, se sienten los impactos negativos de la pandemia. También, algunos aprendizajes positivos.
A nivel sanitario, la pandemia enseñó que «no basta con reaccionar bien en el momento, sino que debemos tener sistemas permanentes de respuesta ante crisis sanitarias». Y eso pasa por invertir en infraestructuras, protocolos y, sobre todo, personal. Lo dice la delegada territorial de la Junta, Yolanda de Gregorio, quien estuvo al frente del CECOPI Soria durante meses tratando de dar una respuesta coordinada a la crisis sanitaria. «Por eso», asegura, «nuestro compromiso [de la Junta] sigue siendo fortalecer esas estructuras, dotarlas y asegurar que los equipos que protegen a la ciudadanía en momentos críticos cuenten con la mejor formación y recursos posibles».
De poner cifras a este «compromiso» se encarga el actual gerente de Asistencia Sanitaria de Soria, José Luis Vicente, quien desde agosto de 2023 asume la responsabilidad de la GASSO (Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria) tras la jubilación de Enrique Delgado. En inversiones en infraestructuras sanitarias, recuerda que «en tiempos covid» se asumió «la ampliación en tiempo récord de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y de Urgencias». «Ambas actuaciones estaban diseñadas para poder compatibilizar la atención a pacientes con patologías respiratorias con otro tipo de pacientes con otros problemas de salud. Porque, aunque el hospital realizó una transformación de sus estructuras para adaptarnos a la pandemia, se siguieron atendiendo partos, fracturas, infartos, ictus o tratamientos oncológicos», rememora. También se «desarrollaron actuaciones menores en diversos centros de salud para diversificar los circuitos y generar accesos independientes para este tipo de pacientes». La más reciente es la ampliación del Centro de Salud de La Milagrosa, que responde «a una mayor capacidad asistencial» pero, también, «a esa idea principal de poder establecer circuitos diferenciados en momentos puntuales». No se olvida de mencionar «la gran obra de ampliación y reforma del Hospital Santa Bárbara, que ha seguido con paso firme la actuación iniciada en 2019» y «ni siquiera la pandemia fue capaz de parar».
En lo que se refiere a mejoras en personal, Vicente puntualiza que el complejo asistencial es un «ente vivo» y, por tanto, la plantilla se va dimensionando en función de las prestaciones y servicios que ofrece, que, destaca, se han ampliado desde que estalló la pandemia: «En los últimos años se han creado nuevas unidades como Rehabilitación Cardíaca, la Unidad del Dolor, la Unidad de Ictus o se siguen incorporando prestaciones como cardiorresonancia, el TAC cardíaco». Centrándose en la patología respiratoria, recuerda, «se ha llevado a cabo la profunda transformación del Laboratorio de Microbiología» que, además de mejorar instalaciones, ha supuesto «un notable incremento de la cartera de servicios con nuevas técnicas de biología molecular como es la detección de covid, algo impensable antes de la pandemia». «Esto se ha conseguido con aumentos de efectivos, médicos y otras categorías profesionales», asegura el gerente. «Pero lo mismo podríamos decir de Atención Primaria o los servicios de Urgencias, Medicina Interna o UCI, que fueron los que asumieron desde el primer momento la demanda masiva de atención. Hoy sin duda están mejor preparados en medios diagnósticos, técnicos y profesionales», garantiza.
En el caso de Medicina Interna, concreta León, «se han fidelizado todos los residentes que han ido acabando su formación en estos años. Además, se contrató otra compañera con formación MIR de Medicina Interna procedente de otra unidad docente de fuera de la Comunidad, y contamos con un facultativo más en la plantilla de Neumología. Y puedo asegurar que este año se incorporará otra internista que, recién finalice su formación, formará parte de nuestro servicio». Además, las puertas están abiertas:«Ahora mismo cualquier facultativo médico que quiera trabajar en Soria, puede hacerlo, y con contratos de larga duración», garantiza.
El virus nos dio una lección y dejó algunas mejoras pero, asume la directora médica, hay todavía retos que afrontar para que, si llega una nueva pandemia, estemos mejor preparados. «Hay que empezar por cuidar a los profesionales», apunta. Porque serán de nuevo los que estén «en primera línea». Pero, además, hay que insistir en la formación:«A día de hoy, los médicos podemos formarnos de forma continuada y a demanda prácticamente. Aunque no podamos saber de todo, sí debemos insistir en mantenernos actualizados, incorporando nuevas tecnologías, trabajando con protocolos y por procesos, elaborar planes de contingencia y formarnos en emergencias y primeros impactos para actuar con rapidez».
Parón de la economía. La cara B de lo que supuso el estado de alarma de la covid fue el duro impacto en la actividad económica, restringida a los servicios esenciales. El presidente de la Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES), Santiago Aparicio, pone el acento en las medidas excepcionales adoptadas por las administraciones y los créditos ICO, «fundamentales para evitar el colapso de muchas empresas». En la provincia de Soria se tramitaron más de 1.800 ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo), que afectaron a unos 11.000 trabajadores. «Conscientes de su importancia, FOES ayudó a las empresas aportándoles información sobre estas dos valiosas herramientas y en los trámites necesarios», refiere Aparicio.