La prohibición de apartamentos turísticos por las comunidades de propietarios es una práctica que se está extendiendo en la provincia de Soria, según confirman a este periódico tanto los administradores como los vecinos consultados de los inmuebles en los que se han tomado medidas al respecto. La mayoría de veces, como se suele decir, se pone la venda antes de tener la herida; es decir, se opta por el veto a este tipo de actividad económica en las viviendas antes incluso de que comience. Esta decisión preventiva suele tomarse cuando uno de los propietarios solicita a la comunidad permiso para implantar un piso turístico, aunque «no están obligados a ello», y así «evitar posibles futuras molestias al resto de vecinos». Sin embargo, de acuerdo a las fuentes consultadas, cada vez hay más propensión a poner límites a cualquier acción que interfiera en la buena convivencia vecinal, y los apartamentos turísticos están en el punto de mira.
Los ayuntamientos son los encargados de regular la presencia de pisos turísticos, pero a finales de noviembre del año pasado el Tribunal Supremo abrió la vía a que las comunidades de vecinos prohibieran expresamente esta actividad económica en sus edificios; un aval que se está teniendo en cuenta para tomar medidas en numerosas fincas de propietarios sorianas. Por el momento, el veto ha comenzado en la capital y en Almazán, aunque es muy probable que se vaya extendiendo a otros puntos de la provincia, según las fuentes consultadas. Sobre todo porque este tipo de alojamientos «deben someterse al consenso de los otros propietarios» que residen en el edificio.
Lo cierto que el Supremo recuerda que no se trata de algo tan novedoso, pues desde 2019 las comunidades de propietarios pueden limitar o condicionar el ejercicio de la actividad que se lleva a cabo en las viviendas, incluida la actividad económica.
decisiones más flexibles. A pesar de que la prohibición es la elección preferida en los últimos tiempos por las comunidades de propietarios de la provincia de Soria, en otros edificios en los que ya hay trasiego de viajeros por la existencia de alquiler turístico entre particulares -aunque sea eventual- se han tomado decisiones más flexibles. Principalmente consisten en poner «límites a los espacios» a los que pueden acceder dentro de la finca las personas ajenas a ella, si es que ésta dispone de alguna prestación adicional, así como plantear el «incremento de las tasas de los servicios de luz y limpieza» al propietario del apartamento turístico para cubrir posibles incidencias.
Y es que los «problemas de limpieza», así como los «ruidos a horas intempestivas» y la «sensación de inseguridad», coinciden las mismas fuentes, son los principales problemas que pueden llegar a encarar las comunidades de vecinos en las que existe el alquiler turístico. Sin embargo, «no siempre tiene por qué ser así» y la convivencia, admiten, suele ser más pacífica; eso sí, «siempre con mucho ir y venir de maletas» se haya o no comunicado a los convecinos el desarrollo de la actividad.
Conforme a la legislación autonómica, no es obligatorio informar a la comunidad de propietarios de esta actividad económica, aunque si el piso si se utiliza exclusivamente para fin turístico sí es necesario su registro como tal. La inversión en vivienda de uso turístico se ha convertido en los últimos años en una opción muy atractiva para muchas personas. Dependiendo del tipo de inmueble y de su ubicación puede llegar a tener una rentabilidad entre de entre el 5 y el 10%, aunque en algunos casos suele ser más. Otros propietarios deciden arrendar su propia vivienda cuando están de vacaciones, pero no se trata de un alquiler de temporada, como podría pretenderse para «obtener una rentabilidad mayor y esquivar algunos cambios de la Ley de Vivienda». La principal diferencia está en la duración de la estancia:en el turístico lo máximo son 31 días y en el de temporada lo mínimo son 32 días y un máximo de 11 meses.
Es difícil saber cuántas viviendas turísticas hay realmente en la provincia de Soria porque las estadísticas del INE se nutren de los datos disponibles de alojamientos turísticos, aunque en ellas no figuran todos los pisos que se dedican a esta práctica. Así, los datos oficiales del instituto estadístico reflejan 386 viviendas turísticas en la provincia soriana. En Airbnb, la plataforma más popular de oferta de hospedaje turístico de particulares, da cuenta de más de 530 alojamientos de estas características en toda la provincia.
El principio legal en una comunidad es que los propietarios tienen libertad y pueden destinar sus viviendas y locales a los fines que deseen con dos límites: que no transgredan una prohibición expresa de los estatutos o del título constitutivo de esa comunidad, y que respeten la normativa sobre actividades molestas, nocivas insalubres, peligrosas y en general ilegales.
casos concretos. En Soria capital son varias las comunidades de propietarios que ya han puesto veto a los apartamentos turísticos, bien sea para impedir su proliferación o para regular mejor su desarrollo. En diferentes fincas de El Calaverón y de Los Pajaritos ya se ha tomado la decisión de actuar y así lo cuentan algunos de los vecinos. En el primer caso en uno de los inmuebles había ya dos viviendas de uso turístico. Una de ellas, de la que los vecinos tenían conocimiento de la actividad, ha pasado a alquiler de larga estancia; sobre la otra, de la que no tienen conocimiento de uso, pero saben que es turísticas, la comunidad de propietarios ha acordado incrementar en un 10% la cuota vecinal para gastos por servicios. En el caso de la finca de Los Pajaritos se ha votado prohibir la implantación de un piso turístico después de que uno de los propietarios pidiera permiso para ello.
En Almazán la situación es similar, y así lo cuentan desde la Asesoría Mayfer de la villa adnamantina. «Por ahora llevamos ninguna, pero tenemos conocimiento de algunas en las que se está prohibiendo y cada vez más se está intentando que no existan los pisos turísticos en las comunidades de vecinos», indica. Las mismas fuentes justifican este avance hacia el veto de este tipo de actividad económica en que, en general, a los propietarios «no les gusta tener a gente que no conozca deambulando por el edificio, por las molestias, sobre todo ruidos o suciedad, así como por la sensación de inseguridad, aunque a lo mejor no sea real».
Y mientras el veto a los apartamentos turísticos avanza en Soria para evitar posibles inconvenientes, el principal problema del alquiler continúa en «la larga estancia para trabajadores, sobre todo jóvenes, que quieren afincarse en Soria», tal y como explican desde Ciso y M2 Inmobiliaria. La dinámica de la vivienda en Soria continúa arrastrando una distorsión de la oferta con «muchos pisos vacíos» y sin posibilidad de ser arrendados; y los que hay «con un precio elevado».