En solo medio siglo, la edad media en que las mujeres españoles tienen su primer hijo ha escalado siete años, de 25 a 32, una diferencia que supone una distancia casi insalvable para adentrarse en la aventura de tener un segundo vástago. Además, cada vez se da más la circunstancia de que hay más madres primerizas de más de 40 años que menores de 25.
Sin embargo, la edad biológica óptima para concebir, entre los 19 y 30 años, no se corresponde con las prioridades vitales y sociales de la mujer. En consecuencia, cuando se pospone la maternidad pueden empezar a surgir problemas de esterilidad ya que, conforme se cumplen años, se va produciendo una pérdida de la reserva ovárica, debido al estrés oxidativo y a la disminución de la calidad ovocitaria.
«A día de hoy no podemos permitirnos que las mujeres treintañeras no sepan las consecuencias de posponer la maternidad». Es la voz de alarma de ginecólogos y médicos ante la tendencia actual a retrasar la concepción. Una circunstancia que es incompatible con el envejecimiento ovárico. «El ovario es uno de los órganos que más pronto envejece. Es un proceso que no podemos revertir», advierte Silvia Iniesta, del hospital La Paz.
Por eso, son muchos los especialistas que recomiendan la criopreservación ovocitaria, para que de esta forma las mujeres «tomen las riendas de su propio reloj biológico», considera la ginecóloga Silvia Iniesta, especializada en reproducción asistida en el centro Ruber Internacional.
«Hoy en día no nos podemos permitir que haya una sola mujer de 32 años que no sepa las consecuencias que tiene el posponer esta decisión vital, así como la información de la posibilidad de vitrificación», alerta la doctora.
Precisamente, este procedimiento consiste en la extracción de los óvulos maduros para su posterior congelación ultrarápida. Una vez congelados, los gametos femeninos se almacenan a temperaturas extremadamente bajas para su posible uso futuro.
Los expertos coinciden en que la vitrificacion debe realizarse a más tardar a los 32 años, porque a «partir de la treintena la funcionalidad del ovario va modificándose», avisa la directora de reproducción de la Ruber, Elena Carrillo.
Aunque destaca que criopreservar no es garantía de nada, porque «estás guardando ovocitos, no embriones» y advierte que «no es lo mismo hacerlo a los 40, que a los 30».
Como resultado, el doctor Yosu Franco destaca que la cuestión de probabilidad de quedarse embarazara es crucial, debido a que no es lo mismo «una mujer 32 años, que tiene un 60 por ciento, a una de 38, cuya posibilidad desciende hasta el 40 por ciento».
Además, según sus datos, la congelación de óvulos ha crecido en los últimos años exponencialmente, con un aumento del más del 160 por ciento entre 2015 y 2021. Este último año se criogenizaron más de 41.000 ovocitos.
Infertilidad masculina
A la tardanza en la decisión de la mujer sobre tener hijos se suma un segundo problema masculino, que es el aumento de casos de infertilidad en los hombres. «La calidad del semen, principalmente, ha bajado por la contaminación ambiental y el estilo de vida. Vivimos en una sociedad donde todo es deprisa, hay un estrés tremendo y hay unos hábitos de vida que se toman como normales, pero que no lo son», insiste el especialista Yosu Franco.
Entre las causas comprobadas de mayor grado de esterilidad se encuentra la relación entre el consumo de estupefacientes, como el cannnabis y el empeoramiento de la calidad del semén. Pero también hay otros factores de riesgo como tomar mucho café, té, trabajar con tóxicos o algo tan simple como ponerse el ordenador en las piernas.