Proyectan restaurar el taller de medias de Berlanga

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El Ayuntamiento pretende rehabilitar las instalaciones de la conocida fábrica textil que se mantuvo activa durante buena parte del siglo XX y poner en valor los materiales que aún conserva en su interior

Proyectan restaurar el taller de medias de Berlanga

Cuando allá por 1930 la villa de Berlanga de Duero tenía más de 2000 habitantes; cuando había mercado los jueves y los carruajes salían a diario hacia la estación; cuando María Merino era la corresponsal para los periódicos; cuando existían las quincallerías y no los Todo a un euro ni mucho menos los bazares chinos; cuando además de producirse cereales, hortalizas y vino, maderas de pino, encina y enebro, se criaba ganado lanar, vacuno y cabrío… Ya entonces existía en este municipio una fábrica de medias pionera en la provincia y que a día de hoy es recordada por muchos berlangueses. 

El local, ubicado en un lugar privilegiado, junto al Palacio de los marqueses de Berlanga -en la fotografía, se corresponde con las tres ventanas de madera de la planta superior, sobre el espacio de lo que a partir de los 50 fue el mítico Cinema Castillo-, ahora es un solar en ruinas entre las que se conservan en pie algunas máquinas de tejer y utensilios de las medieras, como unas plantillas para hacer medias y calcetines. 

El inmueble completo es de propiedad municipal y ahora acoge, en la parte restaurada, la oficina de turismo. Por ello y con la intención de potenciar el movimiento de turistas hacia la localidad, el Ayuntamiento opta a las ayudas del programa del 1,5% Cultural destinado a financiar trabajos de conservación o enriquecimiento de bienes inmuebles del Patrimonio Histórico con un proyecto rehabilitar los espacios del antiguo taller y del teatro-cine al objeto de ampliar la oficina de turismo y añadir varias salas para exposiciones. Poco queda ya de aquel cine que animaba la vida del pueblo los domingos con sus proyecciones.

Proyectan restaurar el taller de medias de BerlangaProyectan restaurar el taller de medias de Berlanga«A ver si tenemos suerte y nos la conceden porque sería una obra bonita», insiste el alcalde. Estas nuevas salas otorgarían el espacio que se merecen piezas recuperadas de la antigua industria de Berlanga, entre las que se conservan importantes piezas de la fábrica de medias, así como las obras de artistas locales. La iniciativa está valorada en 500.000 euros.

«Esta fábrica tiene historia, es de las primeras que hubo por aquí y, encima, que se dedicasen a las medias», resalta el alcalde Jesús Barcones. Ante la falta de documentación sobre el negocio, qué mejor que la memoria de muchos vecinos, algunos descendientes de aquellas operarias -unas cuarenta- que relatan a El Día de Soria sus recuerdos de aquellos años. 

Fue Víctor Casado quien puso en marcha el taller.  Don Víctor, como se refieren a él, fue más tarde alcalde de Berlanga de Duero, en los años sesenta. «Mi abuela le llamaba el Tío Mediero», nos cuenta uno de los miembros del grupo de divulgación Delaparte Berlanga. «Era un señor de la burguesía berlanguesa con dinero y poca formación, del que recuerdo que se hacían chanzas por su poca soltura a la hora de hablar en público. Yo era muy pequeño pero lo recuerdo encorbatado y saludando a todo el mundo por la calle».

 A pesar de su supuesta torpeza, cuenta este vecino que debía ser un hombre afable y apreciado por la gente. «Estuvo muchos años aquí de alcalde, metió las aguas e hizo las calles, era un señor muy tratable», recuerda Marciano López.

PENSiÓN. «Pagaban una peseta de jornal o de seguro», apunta este vecino. «Las que trabajaron aquí fueron de las primeras mujeres rurales de la provincia en cobrar la pensión de lo que les correspondiera por lo que cotizaban», destaca. Una peculiaridad que caracterizó a esta fábrica y a las mujeres que allí tejían, que además se alzó como una de las primeras industrias textiles de la provincia.

El miembro de Delaparte Berlanga explica que su tía abuela fue una de las operarias textiles y también ha tenido la oportunidad de conocer a algunas más. «Era un trabajo monótono pero hablaban de un buen ambiente y mucha camaradería aunque la soldada fuera más bien escasa. Así, mi tía acabó emigrando a Barcelona buscando un mejor medio de vida», explica.

Aunque mujeres como ella terminaron por emigrar a otros puntos del país o fuera de él, el mayor éxodo en Berlanga se produjo en tiempos de la Posguerra. La mayoría de los vecinos y el alcalde de Berlanga de Duero coinciden en apuntar que la fábrica de medias estuvo activa hasta los años 50 o principios de los 60. «El propietario de la fábrica carecía de descendencia o alguien que se encargara del negocio y se quedó en nada», cuenta Juan Antonio Chico. Su madre, Petra Blanco, de 93 años, trabajó en la fábrica en los años 30. 

Recuerda que muchas de las mujeres de Berlanga trabajaban allí. «Cuando yo tenía unos 10 años la gente venía a esta zona -del Palacio- a jugar a los bolillos y los niños íbamos a por hilo sobrante de las máquinas para hacer pelotas para jugar», relata Juan Antonio que por aquel entonces no podían permitirse otros juguetes y tenían que echar mano de la imaginación. Otra gente del pueblo acudía a recoger el hilo que sobrara para aprovecharlo en labores como zurcir los pantalones.

El nailon llegó después para cambiarlo todo. Poco podía imaginarse el estadounidense Wallace Carothers que su nuevo material sintético revolucionaría el sector textil y la moda femenina de los años 30. No obstante, no fue hasta 1949 cuando una compañía de pantys española introdujo el nailon en su producción. Este hecho corrobora que la fábrica estuvo activa, al menos, hasta entonces.

«Me acuerdo de ver salir a un montón de mujeres de allí y se fabricaban muchas medias que se distribuían tanto en Soria como fuera», explica Chico. La producción salía al mercado en furgonetas periódicamente. «Además antes no era como ahora, porque al no haber posibilidades a los hombres les hacían calcetines de lana cuando esquilaban las ovejas... la gente tenía que adaptarse a lo que había». Como a otros muchos vecinos, a Juan Antonio le hubiera gustado ver crecer la industria textil en Berlanga de Duero.

Por su parte, Germán Mingueza, que ha sido funcionario del Ayuntamiento durante 35 años, insiste en la importancia recoger y cuidar todo el material que se conserva en las instalaciones del antiguo taller para ponerlas en valor. «Le he dado muchas vueltas al asunto, para sacarlas incluso yo mismo de ahí y ponerlas a buen recaudo». Él, que reconoce debilidad por su pueblo, podría ver por fin atendidas su reclamaciones con el impulso definitivo que se busca ahora.