El presidente de la Fundación de Castilla y León, Carlos Pollán, y el presidente de la Fundación Valsaín, Álvaro Gil-Robles, presentaron ayer en las Cortes la VII edición del Premio Valores Democráticos que tendrán como hilo conductor la Justicia. En el acto, que contó también con Luis Domingo González, director general de Innovación y Formación del Profesorado, Pollán resaltó «la importancia de implicar a los más jóvenes en el respeto al orden constitucional». «Solo por eso, la convocatoria está justificada y con más motivos, en los momentos actuales que atravesamos», precisó.
Los Premios Valores Democráticos nacían en 2017 organizados por la Fundación de Castilla y León y la Fundación Valsaín y están orientados a docentes y alumnos matriculados en centros educativos de cualquiera de las nueve provincias con el objetivo de promover el conocimiento y difusión de los distintos valores democráticos entre la comunidad escolar, señalan desde la Fundación a través de un comunicado remitido a Europa Press.
La VII edición tendrá como hilo conductor la justicia, uno de los valores superiores, junto con la libertad, la igualdad y el pluralismo político, que recoge la Constitución española de 1978. Los alumnos participantes deberán preguntarse en qué consiste la justicia; cómo se relaciona y se distingue de otros valores como la igualdad o la equidad; si son o no justas todas las leyes por el mero hecho de haber sido promulgadas o si existe o no un concepto de justicia universal común a todos los hombres y los tiempos.
Pollán aseguró que los jóvenes participantes darán una «lección» de sentido común a los «pocos empeñados» en presentar a los legítimos servidores de la ley como «forajidos» y a los prófugos como «héroes y árbitros» de los destinos de la nación, en referencia a la intención de Sánchez de amnistiar a los dirigentes que promovieron la votación secesionista, según informa Ical.
Gil-Robles destacó la necesidad de contar con una ciudadanía concienciada que conozca los valores de una convivencia democrática. «No se trata de derribar al otro o negar la verdad del otro sino de convencer y, por tanto, construir un proyecto en el que quepan todos, excepto los que quieran destruir el sistema en sí mismo», añadió.