"Hay lista de espera en todas las residencias"

A.I.P
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Con más de tres décadas de experiencia en el Grupo Latorre, pone de relieve la importancia de «dar valor» a los residentes y a los profesionales que trabajan en los centros de mayores. Asume la presidencia de ASAD con el reto de la nueva ley

"Hay lista de espera en todas las residencias" - Foto: E.G.M

Eva María Igea Serrano, directora de Centros y Recursos Humanos del Grupo Latorre, asumió a mediados de marzo la Presidencia de la Asociación Soriana para la Dependencia (ASAD). Aporta su experiencia en el sector de las residencias de la tercera edad y continuará la labor en defensa del cuidado profesional de las personas mayores y en situación de dependencia, instando a las administraciones a garantizar los recursos necesarios para una atención de calidad y apelando a la responsabilidad social en el ámbito del envejecimiento. Uno de los retos es la adaptación de los centros a la  Ley  3/2024, de 12 de abril, reguladora del modelo de atención en los centros de carácter residencial y centros de día de servicios sociales para cuidados de larga duración en Castilla y León. «Los usuarios y los trabajadores son nuestro primer valor. La nueva ley nos afecta a todos [...] Todos tendremos que poner de nuestra parte, empresas y familias. Y las instituciones públicas nos tendrán que ayudar», reflexiona.

¿Cuál es la situación de las residencias de mayores en la provincia de Soria después de la pandemia?

En la pandemia hicimos una labor importante. Siempre se recuerda covid y residencias como algo malo, catastrófico. La labor de las residencias fue potente, pero en la circunstancia social que se dio no pudimos hacer más de lo que hicimos dentro de nuestras posibilidades como centros asistenciales sociosanitarios. 

La covid nos sirvió para organizarnos mejor, para protocolizar la atención a los mayores y ha habido un mayor apoyo a la hora de sectorizar los centros. Estamos preparados ante cualquier situación similar que pueda producirse.

¿Ha variado el perfil de los usuarios después de la crisis sanitaria?

El perfil ha cambiado, pero no por la pandemia, sino por la trayectoria social. Nosotros [Grupo Latorre] llevamos más de 30 años y cuando empecé venían matrimonios recién jubilados a disfrutar del entorno, de las prestaciones y de los servicios, a llevar su vida plena, con autonomía. Eso se ha perdido y los usuarios que recibimos son personas con muchas necesidades asistenciales por parte de los cuidadores. Ya se venía haciendo y lo que fomenta la nueva ley es el apoyo domiciliario y la autonomía personal. Cuando llega una persona a una residencia, que ha estado en casa hasta que no queda más remedio, es muy mayor, con incapacidades cognitivas y físicas importantes.

Además, y pensamos que esto igual sí que tiene que ver con el covid, en torno al 10% de los usuarios tienen entre 60 y 70 años y llegan a las residencias tras haber sufrido un episodio cerebrovascular, un ictus. No sé si es la vorágine de la sociedad que nos lleva ahí o por las consecuencias de los vivido durante la pandemia.

También hay quien decide no estar solo en su casa. Ese es otro perfil, el de la soledad no deseada. Vienen igualmente desde los pueblos que de la capital, que está aumentando. Ellos entran, salen... pero tienen aquí su hogar y eso les da seguridad.

Después de la pandemia, las residencias de mayores asumieron un problema de vacantes. ¿Se ha corregido este escenario?

Actualmente, estamos bien. Hablo como Grupo Latorre y por quienes formamos parte de ASAD. La ocupación se sitúa entre el 98% y el 100%. Con el covid fallecieron muchos usuarios y hasta que se pudo recobrar la normalidad fue muy duro. Quien tenía que tomar la decisión de traer a su familiar a una residencia lo tenía que pensar porque debía asumir una serie de medidas, que no había que cumplir si permanecía en casa. Con eso hemos sufrido mucho, había que encontrar el equilibrio entre la salud, la protección, la calidad de vida y la estabilidad emocional. Por estar en centros, se nos restringía mucho y había un controversia dura.

¿Tienen lista de espera?

Sí, igual no tanto como antes del covid, pero hay lista de espera en todas las residencias. Sobre todo, en Soria capital. 

¿Qué diferencia hay con las residencias del medio rural?

En Soria capital tenemos una fluidez de demanda de plazas importante y en los centros residenciales de las zonas rurales se van ocupando las plazas, pero con otra frecuencia. A veces, cuando surge una necesidad no hay plaza en la ciudad y se ofrece en un pueblo. Ahora, en cuanto a ocupación de las plazas, estamos bien.

¿Considera que la pandemia se focalizó en exceso en las residencias?

Hemos focalizado en la tragedia y, evidentemente, se ha sufrido mucho en los centros residenciales. Por el volumen de fallecidos, el escenario era más estresante y delicado. Gestionamos la situación con los medios de los que dispone una residencia. En la pandemia, la labor social que hicimos las residencias para evitar los colapsos hospitalarios fue potente.

En cuanto a la nueva Ley  3/2024, de 12 de abril, ¿cómo valora ASAD que afectará a las residencias?

Estamos expectantes y preocupados. Las ratios de personal en atención directa van a aumentar [ahora está en el 0,15% trabajadores por usuario y 0,20% para personas con discapacidad en los centros de día; y entre el 0,35% y 0,44% en residencias], aunque la mayoría de los centros de ASAD tienen las ratios cubiertas con un poco de organización y reestructuración, sin que la normativa nos lo exija. 

La reestructuración de plantillas y la adaptación de los centros que lo necesiten va a encarecer las plazas, y lo tendremos que asumir entre todos. El centro tendrá que absorber esos costes, las familias tienen que entender que la situación cambia, que prestamos otro tipo de gestión, y es imprescindible la ayuda pública. Gracias a las prestaciones públicas los usuarios pueden disfrutar de la atención en un centro privado. Pero habrá que favorecer la equiparación de ese coste añadido que va a suponer la nueva ley.

¿Considera que puede verse comprometida la viabilidad económica de algún centro residencial en la provincia de Soria?

Por supuesto. Puede ser porque aumentará el coste de las plazas, sí o sí, y las pensiones de los usuarios igual no se equiparan a esas subidas. Por eso, insisto en la necesidad de reestructurar las ayudas públicas a los residentes para que sean más acordes a la nueva situación.

¿Es necesario aumentar el número de plazas concertadas en los centros privados?

Efectivamente. Es importantísimo el apoyo desde las instituciones. La plaza concertada en un centro privado tiene un coste para la administración que nada tiene que ver con el de una plaza pública. Ahí habrá que tener un poco de empeño para que se equipare, porque las exigencias son las mismas para todos, pero la derivación económica para unos y otros es distinta. Sobre todo, se trata de apoyar económicamente al usuario que lo necesite.

¿Han hecho una estimación de cuánto se puede encarecer una plaza residencial?

No lo sé. En el Grupo Latorre no nos variará mucho la organización de funciones de los profesionales, porque ya lo estamos haciendo. Puedo hablar, en este sentido a modo particular. Eso sí, a todas las personas que ya reciben su prestación económica tendrá que estar más ajustada a los nuevos tiempos. Que se revaloricen las ayudas. Cada vez hay más personas con necesidades de asistencia y si no se compensa en función de su situación económica, no van a poder acceder a estos centros.

En los centros nuevos que se puedan construir después de esta ley, cada plaza no sé lo que puede suponer, porque las exigencias son mayores. A nosotros nos respetan, aunque tengamos que asumir unas pautas que la mayoría ya tenemos, pero en las nuevas residencias el valor de la plaza se encarecerá bastante.

¿Es viable poner en marcha en estos momentos una nueva residencia?

Pues no lo sé, yo no lo veo. De todas formas, aún tenemos esperanza de que la nueva ley se vaya adaptando a la realidad y es importante que nosotros, como especialistas en cuidados de mayores, podamos contarla.

¿Cuesta encontrar profesionales?

Sí, es otro de los males globales. Hablas con la hostelería y ni te cuento, con el transporte, igual... Hay una necesidad de captar trabajadores y talento en todos los sectores profesionales. Y en el nuestro, todavía más. Es una labor exigente, hay que tener mucha paciencia, tiene que ser vocacional... Nosotros [Grupo Latorre] tenemos un apoyo importante y vamos cubriéndonos desde diferentes centros, pero mis compañeros de la asociación manifiestan esa necesidad de personal.

En un pueblo se complica, cuando en muchos, la residencia es la mayor empresa...

Así es. Por eso, las instituciones deben prestar apoyo. Por ejemplo, en Vinuesa, el Ayuntamiento está ayudando un montón, trae familias a las que damos trabajo. Esas sinergias institucionales son importantísimas. Nosotros como empresa y los gestores de un pueblo tenemos que estar de la mano. Al personal que trabaja en los centros rurales podemos formarles internamente. Hay que colaborar.

¿Las plantillas de las residencias siguen siendo femeninas?

Fundamentalmente. Tenemos un plan de igualdad implantado en todos nuestros centros. Nuestra plantilla es femenina, igual un 10% son hombres. La cuidadora, tradicionalmente, sigue siendo la mujer.

¿Puede ampliarse la Formación Profesional para favorecer la inserción laboral en los centros residenciales?

En Soria hay bastante Formación Profesional de atención sociosanitaria, gerocultores, auxiliares de enfermería... Hay formación, pero en cuanto terminan los alumnos en seguida los contratamos, unos u otros, porque hay pocos. A nivel de otras entidades, como Cruz Roja o Cáritas, hay formación externa para obtener esa acreditación y es válido para trabajar en una residencia.

Comentaba que la mayoría de plazas son para usuarios asistidos y que los mayores permanecen en sus casas todo el tiempo que pueden. ¿Las residencias están reorientando su modelo de negocio hacia servicios como la asistencia en centros de día, ayuda o comida a domicilio?

Nos adaptamos, claro. Ofrecemos estancias diurnas. Aquí viene un familiar con unas necesidades y nosotros nos adaptamos para estancias temporales, recuperaciones, vacaciones...

La nueva ley también va enfocada a esas nuevas prestaciones a domicilio para retrasar el ingreso de los mayores en las residencias.

Tendremos que abrir más el campo. Hay centros que ya prestan ayuda externa, en el domicilio, en particular en el medio rural. Allí se puede gestionar mejor ese tipo de servicios. Hay que ampliar la cobertura para atender a todos los perfiles.

¿Qué objetivos y reivindicaciones se plantea ASAD a corto plazo?

En la provincia de Soria somos un gran potencial. Son muchas camas, muchos usuarios a los que estamos atendiendo. Tenemos un gran peso, tanto en Soria como en Castilla y León. Como asociación, debemos estar al tanto de lo que ocurre y de lo que se vaya a gestionar para dar nuestra opinión y aportar nuestro granito de arena. Hay que plantear la realidad tal y como es. Formar parte de los acuerdos que favorezcan el mejor cuidado  a los mayores es importante.

La unión nos permite que la comunicación sea más fluida y ayudarnos entre nosotros. Por ejemplo, la formación a los profesionales del medio rural es más difícil. Siendo asociados, nos unimos varios centros para focalizar esa formación y para que sea más cercana. Todo eso favorece a todas las empresas que forman parte de ASAD.

Como asociación también estamos alerta de las posibles ayudas y subvenciones que podamos detectar, como oportunidad de crecimiento, innovación... Somos centros vivos, estamos en constante cambio y adaptación a las situaciones.

Hay que destacar la labor social que hacen los centros residenciales, no solo en la pandemia, que nos ayudó a organizarnos de otra manera, a protocolarizarnos y a trabajar en grupos. Eso vino para quedarse. 

ASAD seguirá la estela del anterior presidente y, desde mi experiencia de más de 30 años, aportaré todo lo que pueda. Es importante que en Castilla y León seamos escuchados. Tenemos que ir todos de la mano.

¿Cómo favorecen los avances tecnológicos la asistencia en las residencias de mayores?

Destacamos por nuestra cercanía, proximidad y contacto directo. El perfil está cambiando, ya quieren usar internet, tablet... Hasta ahora, incluso para participar en juegos interactivos eran más reacios. Pero nos estamos preparando porque los que vengan en el futuro llegarán con la tecnología interiorizada. Lo que utilizamos ahora es a demanda del usuario. Pero son personas que necesitan tocar, sentir... así que tenemos prensa o biblioteca. De cara a la comunicación con los familiares, las videollamadas, correos... todo eso está genial y se facilita. 

Y en el trabajo asistencial, los empleados están dotados con todo el material de protección y los recursos añadidos como son grúas, movimiento de sillas, elevadores... Todo lo necesario para que la labor sea de menos riesgo, menos esfuerzo y con todos los medios que existen en el mercado. 

Es verdad que aún es un perfil de profesionales que todavía prefiere la formación presencial a la online. Estamos en un periodo de transición y nos llevará un tiempo. Pero ya está entrando personal más joven que tiene otras demandas. Hay que buscar siempre su bienestar, dar valor a nuestros residentes es dar valor a nuestros profesionales.