Editorial

La Europa clásica refuerza a Von der Leyen frente a los extremos

-

Inmigración y Defensa van a ser sin duda los dos asuntos capitales de este nuevo ciclo

La renovación de la confianza de la mayoría del Parlamento Europeo en la persona de Úrsula von der Leyen para presidir la Comisión Europea es una de las mejores noticias con las que arranca el nuevo ciclo político de la UE. La capacidad demostrada en los últimos cinco años para armar consensos y la necesidad de construir un Gobierno europeo fuerte son al menos una garantía de fiabilidad de cara a las dificultades que este nuevo tiempo exige. De entrada, a la vista de los resultados de la votación secreta, queda demostrado que se ha generado una unidad extraordinaria de los grupos tradicionales (conservadores, socialistas, liberales y verdes) ante los riesgos que entraña la entrada a la Cámara de pequeños partidos y la posibilidad de polarizar los debates. Cierto es que ya existía esa comunión, pero se ha hecho mucho mayor y con más facilidad de lo previsible, si bien el día día, van a tener que negociarse algunos cambios sustanciales en algunas políticas, como las verdes.

Von der Leyen no va a tener que hacer grandes cambios en la hoja de ruta para trabajar de manera satisfactoria con sus socios, porque viene ya de importantes acuerdos con los grupos que, al igual que ayer, le dieron su respaldo en 2019. Podría decirse que gracias al trabajo anterior desarrollado entre todos existe una base sólida a la que dar continuidad, pero a nadie se le escapa que a lo largo de los últimos años se han producido cambios en el escenario social y político, que obligan a revisar algunas líneas maestras de la Unión. Inmigración y Defensa van a ser sin duda los dos asuntos capitales de este nuevo ciclo. El primero de ellos es el que, de hecho, ha generado los mayores cambios políticos en la vieja Europa, donde hay países como Francia e Italia en los que la extrema derecha ha conseguido un grado de penetración muy amplio con el discurso antimigratorio. De ahí que sea crucial desarrollar una política responsable en esta materia, acompañada de un discurso que pueda contribuir a enfriar los odios sin renunciar a la solidaridad y los tratados internacionales.

El de Defensa resulta obvio que se trata de otro pilar fundamental en una Europa llena de amenazas. El anuncio de crear un comisario específico de esta materia da idea de la magnitud del problema. Conflictos bélicos en suelo europeo como el de Ucrania, la constante amenaza de Rusia y la cercanía a una región de nuevo cada vez más convulsa como es Oriente Próximo son motivos más que suficientes para justificar ese tratamiento extraordinario. Porque tampoco hay que olvidar otras amenazas latentes ante las que hay que estar sobre aviso.