«Es fácil aparcar», «no hay colas», «puedes mirar con tranquilidad, sin el agobio que hay en tiendas similares en otras ciudades», «es más cercano». A los consumidores, a los propios sorianos y a quienes llegan de vacaciones a la provincia, «les gusta Soria para hacer sus compras». Coinciden en ello tanto el presidente de la Federación de Empresarios de Comercio de Soria (FECSoria), Adolfo Sainz, como el gerente del Centro Comercial Camaretas, Félix Sanz. Y en estas rebajas de verano, señalan ambos también, se espera que las ventas sean considerables. No en vano, el pequeño comercio soriano tiende a concentrar el 30% de las ventas durante los meses estivales, según los datos que maneja FECSoria, desde donde se habla de otro 30% de facturación en Navidad, y los visitantes suelen aprovechar la gran superficie de Golmayo para hacer todas sus compras «cómodamente».
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) prevé un notable aumento del consumo durante estas semanas de rebajas, algo que también esperan los comerciantes sorianos. La entidad calcula que habrá un gasto medio de 104 euros por persona, lo que supone 15 euros más que durante el mismo período del año anterior. Si bien en Soria no se dispone de estos datos, se confía en «poder alcanzar esa cifra o superarla; ojalá». Según los consumidores consultados por este periódico tanto a pie de calle como en Camaretas, el presupuesto destinado a las rebajas oscila entre los 50 y los 150 euros, dependiendo de la edad y situación económica del consumidor.
Y, ¿qué suelen comprar en rebajas los consumidores sorianos? Lo más habitual es «ropa y calzado», aunque los ahorros que se han apartado para este fin también sirven para «complementos (gafas de sol, sombreros, gorras, cinturones...)», «electrodomésticos» e incluso «algún capricho». Lo cierto es que los descuentos se hacen sobre muchos productos y el mercado cuenta con mucha variedad. De todos modos, tal y como destaca la OCU, para las economías domésticas más vulnerables, las rebajas representan una oportunidad para aprovechar los descuentos en ropa y calzado. La afirmación parte de que, a pesar de que el precio del vestido y el calzado apenas ha subido un 0,8% en los últimos 12 meses, el IPC se ha incrementado bastante más, un 3,6% desde mayo del año pasado. Por eso, según los datos de la organización de consumidores, «un 72% de las familias viven al día, sin capacidad de ahorro».
gradual. Como en cualquier otro punto de la geografía española, tanto los descuentos como el inicio del período de rebajas han sido escalonados en la provincia de Soria. Los primeros en sumarse a ellas fueron los establecimientos del Centro Comercial Camaretas de Golmayo a finales del mes de junio, coincidiendo con «el grueso de las cadenas nacionales, como Inditex» y la celebración de la fiestas de San Juan en la capital soriana. Ahora ya metidos en «las segundas rebajas», los consumidores pueden encontrarse «con descuentos de hasta el 70%», como explica Félix Sanz. Por su parte, los establecimientos de la capital, inmersos en las celebraciones sanjuaneras, comenzaron sus rebajas el martes 2 de julio. Sus descuentos oscilan «entre el 20 y el 30%» porque, según el también presidente de la Confederación de Comercio de Castilla y León (Conferco), «dudo de que en el pequeño comercio alguien pueda llegar a hacer descuentos del 50% porque tenemos muy poco margen». «Es como los descuentos perpetuos. Se ha perdido la seriedad con el cliente», se queja Sainz sobre la liberalización por ley, hace ya más de una década, de los períodos como tal de rebajas.
En los últimos años se ha experimentado un cambio significativo en los hábitos de consumo y, como resultado, el sector del comercio los ha tenido que enfrentar y adaptarse. «Se dan diferentes circunstancias. Por un lado, la cesta de la compra está más cara, y se prioriza comer, pero también salir. Se consume más al día y se quiere vivir más a tope, no se invierte, por ejemplo, en una camisa que dure años sino en algo para salir del paso», indica el presidente de FECSoria en relación a la tendencia de centrarse en el ocio, lo que se conoce como vivir experiencias, y en la fast fashion (moda rápida), generalmente más asequible para el consumidor medio. Del mismo modo, lamenta la confianza en el e-commerce pues, repara, «no se sabe dónde va a ir tu dinero».
En este sentido, el gerente de Camaretas no obvia que el comercio online es una competencia considerable, pero «es algo que está ahí y ya hay plataformas que cobran por la devolución», una circunstancia que puede retraer el consumo. En cualquier caso, defiende las compras en Soria, pues es algo que le trasladan los consumidores foráneos que recalan en el centro comercial. «A la gente le gusta venir a comprar aquí porque es muy cómodo, desde el aparcamiento hasta que pueden comprar sin que esté masificado, y porque las distancias son cortas. Suelen decir que así da gusto comprar», explica. Por lo pronto los primeros días de rebajas han sido «bastante animados» y se espera que durante la segunda quincena de julio y el mes de agosto las ventas repunten. Lo mismo que en la capital, donde se prevé mayor flujo de clientes en esas fechas.
clientes. Por su parte, los consumidores consultados se encuentran «a gusto» realizando sus compras en los grandes y pequeños establecimientos de la provincia de Soria. «No me he marcado un presupuesto concreto, pero lo que compre tiene que serme de utilidad, no voy a comprar por comprar», señalaba Estíbaliz a la salida de una de las tiendas del Centro Comercial Camaretas, donde se encontraba de compras después de haber venido desde Navarra a visitar a una amiga con motivo de las fiestas de San Juan. Considera que consumir en el comercio de Soria, donde ya lo había hecho otras veces, «es más relajado que hacerlo en otras ciudades; no tienes esos agobios para buscar una prenda ni está todo revuelto». Por su parte, Patricia aseguraba, antes de entrar a una de las tiendas de moda, haber ido «por echar un vistazo al principio, cuando hay más tallas» para no perderse las oportunidades.
En la capital, Sergio aprovechaba las rebajas de verano para un cambio de look, en este caso sus gafas graduadas. «Ya que me han subido las dioptrías también me cambio la montura y así me veo de otra manera, mejor», bromeaba y aseguraba que gastaría algo más en ropa y calzado. Mientras tanto, Marian salía de un establecimiento de moda con bolsas donde se había gastado más del centenar de euros de media fijado por la OCU.