"Las leyes de educación están frenando a los alumnos capaces"

Sonia Almoguera
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La catedrática de español de la Universidad de Lund (Suecia) dirige esta semana una de las Lecturas del Centro Internacional Antonio Machado dedicada a Mario Vargas Llosa, autor que asegura, es el más importante en lengua castellana

"Las leyes de educación están frenando a los alumnos capaces" - Foto: Eugenio Gutiérrez

La pedagoga e hispanista sueca de fama internacional Inger Enkvist dirige esta semana en el convento de la Merced de la capital soriana una de las Lecturas de los cursos de verano del Centro Internacional Antonio Machado (CIAM) de la Fundación Duques de Soria (FDS) centrado en la obra del premio Nobel Mario Vargas Llosa. En la ciudad en la que, asegura, ha reconocido los pasos y la huella del autor del autor de Campos de Castilla, Enkvist reclama el valor de leer como una herramienta fundamental en la educación de los alumnos y reivindica una apuesta por el estudio de las humanidades como garantía del pensamiento crítico.

Dirige esta semana en el CIAM- FDS el monográfico dedicado a Mario Vargas Llosa, un formato en el que se priman la concentración y la reflexión de los textos. ¿Se está dejando la lectura de lado en el sistema educativo?

Ésa es la preocupación de todos los que somos lectores. Tememos que baje el nivel de interés de la lectura y es normal. Los profesores queremos fomentarla porque nos ha dado mucho a nosotros. La literatura te presenta una situación de manera plástica, pero no te dice lo que tienes que pensar. Te presenta la situación y luego tú sacas tus conclusiones y encuentras la palabra, reconoces un ambiente, un tipo de personaje... La lectura da algo más. Sin ella, los jóvenes se pierden algo que está ahí.

Sin embargo a los niños les gustan las historias, los cuentos y hasta 10 u 11 años suelen ser bastante lectores. ¿Qué pasa luego?

Viene la pubertad y ahora los móviles son tan... seductores... Los que diseñan programas electrónicos son gente muy astuta, gente muy inteligente. Los profesores y los padres estamos compitiendo con los mejores cerebros, que nos roban la atención de los jóvenes con eso que sabemos que son recompensas inmediatas. No podemos culpar a los jóvenes porque la tentación es muy grande y los adultos también estamos con los móviles, así que…

Muchos docentes comentan lo difícil que es ahora que los alumnos presten atención más de 10 minutos seguidos. ¿Está modificando esto la forma de enseñar?

Yo creo que ha cambiado y creo también que van a tener que prohibir los móviles en la educación. Quizá ponerlos en algún lugar a la entrada del colegio y después recogerlos al salir, porque tener el móvil en la mochila ya es una tentación. Creo que vamos a preguntarnos muy pronto cómo pudimos admitir esto alguna vez como ahora lo pensamos de los cigarrillos [ríe].

¿Soria es un buen lugar para este tipo de cursos de verano?  

Me parece un sitio ideal. No conocía Soria antes más que por los poemas de Antonio Machado como todo el mundo, pero es un lugar tranquilo, un lugar estupendo para estudiar, para juntarse y le deseo mucha suerte a Soria como polo de atracción cultural. Creo que podría ser un éxito.

¿Ha reconocido esa Soria de los poemas de Antonio Machado en esta ciudad que ha conocido estos días?

Esta mañana [por el miércoles] me he paseado por el paseo del Mirón, bajé al Duero, fui hasta San Juan de Duero, seguí por las pasarelas al borde del río. Subí al Castillo [ríe] y bajé al cementerio a la tumba de Leonor, vi su pequeña capillita. Después fui por el centro… Sí, yo creo que sí, con la imaginación veo a Antonio Machado paseándose lentamente por las calles de Soria, pensando, mirando los árboles, el río. Tiene un poema en el que el profesor está en el aula con los alumnos… Me identifico mucho con esta poesía [sonríe].

Estas Lecturas llegan en el año en el que Mario Vargas Llosa ha anunciado su retirada. ¿Somos conscientes de la gran impronta que ha dejado ya en la historia de la literatura?

Yo creo que es sin duda el escritor en lengua española, vivo, más importante. Su trayectoria realmente es asombrosa por extenderse durante muchos años, por hacer novela, ensayo, periodismo, crítica literaria… Es alguien muy muy completo. En lo que brilla realmente es en el lenguaje: no hay ningún escritor que tenga el vocabulario de Vargas Llosa ni su manejo de las oraciones. Puede tener frases de ocho o 10 líneas y es algo perfectamente claro, no nos perdemos. Es la desesperación de los traductores porque a ver quién repite eso en otra lengua [ríe]. La agilidad para usar el lenguaje y las técnicas literarias eran buenas cuando empezó y después se han hecho mejores. Mi querella con él [sonríe] es que es muy sesentayochista, no sé si esta palabra existe [ríe], es admirador de una rebeldía un tanto gratuita que no se le ha pasado y tiene casi 90 años. En el curso hablamos de una de sus novelas, El sueño del celta. Creo que ahí hay una ambigüedad moral que para mí hace una obra técnicamente perfecta, con un lenguaje perfecto, pero no es una gran obra literaria y no creo que quede para la posteridad. En cambio, su primera novela, La ciudad y los perros, es muy buena y sigue siéndolo, sigue haciendo las preguntas elementales sobre toda América Latina: ¿Quién es mi padre? ¿Qué es un hombre? ¿Cómo debe comportarse una persona decente? Son preguntas que valen absolutamente antes y ahora. Es una opinión mía, después de haber leído todas sus novelas y la mayoría muchas veces, pero para mí sus mejores obras son las de los años 60.

Es una firme defensora de la lectura. ¿Cuál es su importancia como herramienta educativa y también en nuestra propia vida?

Estudiar humanidades y ciencias sociales ahora se cotizan menos, pero dan una riqueza interior, una riqueza para la vida que yo quisiera para otros. Pero para que funcione hay que tener cierta disciplina en el aula, hay que poder dar tareas para que los alumnos lean en casa porque no hay tiempo de hacerlo en clase. Las humanidades en particular suponen también aprendizaje de memoria en lengua. Tienes que trabajar con el vocabulario, si no has trabajado no vas a entender lo que te dicen. Supone cierta disciplina y ahí es donde la educación moderna vacila. Los profesores no saben si atreverse a imponer esto, no saben si los alumnos y los padres van a protestar porque no quieren tanta tarea para los hijos. Esto es otro asunto, pero ahí prevalece la idea de que todos los alumnos deben hacer lo mismo, que hay un currículo para todos, un ritmo para todos... Es muy difícil compaginar eso con unos estudios humanistas como deben ser. Se piensa de manera ligera que las humanidades son menos concretas y menos exigentes que las ciencias, aunque no es así. Son igual de exigentes, pero el contenido es otro. Hay que convencer a las autoridades de que esto vale la pena y que hay que poder exigir a los alumnos y que si no se puede exigir [igual] a todos, hay que ofrecer diferentes itinerarios. Es una palabra, lo sé, prohibida, maldita, pero no hay otra posibilidad: o condenas a todos a no saber nada o aceptas esto.

Es un poco lo que estamos viendo en España con la nueva ley de educación...

Sí, es nivelar por lo bajo. Lo peor es que creo que las autoridades lo saben, pero prefieren esto a decir la verdad a la población: que los alumnos son diferentes. Lo sabemos los profesores. Trabajamos lo mejor que podemos pero hay gente dispuesta a trabajar más y con más capacidades. Lo que se está haciendo ahora es frenar a los capaces y adelantar muy poco con los demás. Es una equivocación.

En España en menos de 40 años se han aprobado ocho leyes educativas distintas y la sensación es que hay un empobrecimiento progresivo de la enseñanza. ¿Qué opina de esto?

Lo he visto y lo he comentado con muchos, pero nadie realmente ha puesto en cuestión la LOGSE de 1990. Todas las leyes son variantes de ella. Lo que debería haber son más opciones, por lo menos en la Secundaria, para que haya menos fracaso escolar y también para que los que se interesan por los estudios puedan avanzar más y estar más preparados. España tiene un Bachillerato muy breve, sólo dos años, razón de más para hacer más eficaz la Secundaria. Hay cosas que se pueden cambiar con relativa facilidad si se quiere y ahí [ríe] los políticos hasta ahora no han querido, no se han atrevido, pero es lo que deben hacer.

Esta semana nuestro presidente Pedro Sánchez ha presentado en el Congreso su plan contra los bulos informativos poniendo el énfasis sólo en los medios de comunicación pero no en la falta de en el pensamiento crítico de la sociedad, que se genera con la formación y la educación…

Sí, hay mucho que decir en esto y en parte es lo que hago en el libro que he presentado en Casino de Soria, El naufragio de la II República. Una democracia sin demócratas. En él hay como tres partes: una es decir exactamente lo que sucedió en las elecciones y las discusiones en el Parlamento con datos. Después un apartado relativamente breve sobre las tesis que se han publicado en España sobre la II República durante los últimos 10 años. Veo que algunos doctorandos toman en cuenta la información que existe, también la nueva, pero otros hacen caso omiso de lo que no les gusta. ¿Qué puede hacer el pensamiento crítico? Sólo el que conozca bien la historia de la II República nota lo que falta, si no tienes conocimientos no hay ningún método de pensamiento crítico que te permita descubrir lo que hay ahí. No hay atajos. Son los conocimientos los que te permiten ser crítico, así que hay que tener mucho contenido en la Secundaria, en el Bachillerato, en todas las materias, tener buenos profesores. La buena educación es el camino.

Pero como bien decía, a lo mejor no interesa…

Sospechamos que es así, que no conviene [ríe]. Es más fácil pasar mensajes al público… El tercer capítulo de mi libro es cómo los políticos han utilizado la II República para lanzar otra versión. Los lectores que hayan leído la primera parte de mi obra y después vengan a esta última verán que dicen cualquier cosa pensando que nadie se interesa por cómo fue realmente.

¿Por qué nos cuesta analizar esta parte de nuestra historia fríamente?

Yo creo que es un período muy interesante porque hay nueva y buena investigación sobre las elecciones de febrero del 36. Nunca hubo un resultado oficial en los comicios más importantes del siglo XX en España. Ahora hay también información sobre los hechos de violencia política. Se sabe ahora mucho más, tenemos los diarios publicados de Azaña y de Alcalá Zamora: los que estuvieron en el centro de los acontecimientos nos dicen lo que piensan día a día de todo esto. Es muy interesante. Sabemos mucho sobre lo que no se ha dicho y lo que he intentado hacer es contar lo que sucedió en el plano de los principios, he intentado quitar los acontecimientos menores para que sea más claro lo fundamental. He elegido como subtítulo Una democracia sin demócratas  porque me parece que para que funcione la democracia debe haber no solamente elecciones, sino respeto al adversario, dejar que éste gobierne si ha ganado las elecciones y se debe mantener la ley y el orden público, porque si no, no puede haber vida política normal con partidos si se amenaza a ciertas personas, no es vida política. No fue así durante la II República.

Vemos algunos rasgos de esto en la violencia verbal y las descalificaciones en la actualidad…

No lo pongo en el texto de mi libro, pero creo que los lectores harán una comparación de lo que sucedió entonces y ahora. Pero, sí, creo que hay ciertos paralelismos.