La mejora de las infraestructuras y los servicios de transporte constituye un factor decisivo en el desarrollo y la vertebración del territorio.

Las infraestructuras de transporte aproximan los territorios, limitando los efectos de distancia y barreras geográficas, mejorando de la conectividad y accesibilidad territorial lo que se traduce en una mayor capacidad de atracción demográfica y actividades económicas, y todo ello se percibe como una oportunidad que puede marcar un antes y un después en el progreso económico de las regiones.

De este modo, en la política regional, nacional y comunitaria, la dotación en infraestructuras juega un papel central, utilizándose este instrumento para reducir desigualdades territoriales en los niveles de productividad y renta per cápita.

Las infraestructuras de transporte son un pilar básico para la economía de una provincia, región o país y afectan de una manera muy significativa al desarrollo socioeconómico de un territorio, ya que son parte integrante del stock de capital total de nuestra economía y son creadas gracias a la inversión realizada por las distintas administraciones competentes o a subsidios a dicha inversión, arrastrando tras de sí un alto nivel de capital que asegura unas prestaciones difícilmente sustituibles.

Adicionalmente, estas infraestructuras son un bien público que necesita de una política especial y concreta para satisfacer su demanda y actuar como eje motor del crecimiento de un territorio, por lo que una adecuada dotación permite más fácilmente la evolución de un sistema económico primario hacia un modelo industrial, o el paso de éste a una economía terciaria.

Por último, los efectos de una mejora en la dotación de infraestructuras de transporte de un territorio dependerán en buena medida de la calidad y estructura de la capacidad infraestructural que se genere. Incrementos en dicha capacidad se traducirán normalmente en mejoras en la prestación de servicios, lo que puede provocar nuevas demandas tanto de servicios como de infraestructuras.

Nos encontramos con un caso que afecta a las comunidadesautónomas de La Rioja y Navarra, y las provincias de Soria y Zaragoza, referente a las infraestructuras ferroviarias de transporte. En concreto el tramo ferroviario cerrado el1 de diciembre de 1996 que unía Soria con Castejón y que comunicaba Soria con Zaragoza, Logroño y Pamplona.

La reapertura de la línea ferroviaria Soria-Castejón debe considerarse como un proyecto integral yestratégico, ya que sus objetivos principales son la revitalización económica, la competitividad empresarialy la estabilización de la población y el empleo, lo cual le ha permitido ser incluida en la Red Transeuropea de Transporte formando parte de la Red Global.

Esta conexión permite unir Soria con un eje ferroviario tan importante como es el Corredor Cantábrico – Mediterráneo, un eje vertebrador que articula el centro del Península Ibérica con el valle del Ebro, el norte de España y la Comunidad Valenciana.

No solo estamos hablando de mejorar la movilidad de las personas, el transporte de mercancías también se vería muy beneficiado respecto al propósito de reducir la huella de carbono y que lasempresas puedan cumplir con los objetivos nacionales y europeos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Como conclusión, es imprescindible que todos los trámites que se están llevando a cabo para la reapertura de la línea Soria - Castejón. se hagan con la máxima urgencia y en consecuencia poder optar a la financiación comunitaria disponible en estos momentos.