Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Pedro Sánchez, de Málaga a Malagón

29/07/2024

No son días exitosos para Pedro Sánchez, ni tampoco días tranquilos. Pendiente este martes de su declaración ante el juez como testigo por el caso Begoña, se cruzan apuestas sobre cuál va a ser su decisión: alegar el derecho a no declarar contra su esposa, insistir en hacerlo por escrito … o buscar la manera de evitar la comparecencia ante el juez Peinado y que el Supremo se haga cargo.

No es el único asunto que preocupa a Sánchez. Cataluña, y las componendas que ha tenido con los independentistas en los años últimos, le complican mucho el futuro. Es lo que pasa cuando se negocia con tantos a la vez: se puede caer en el error de hacerlo con dos partidos antagónicos, como ocurre ahora con Junts y ERC.

Puigdemont no se resigna a ver a Salvador Illa de presidente de la Generalitat con el apoyo de ERC, y ha anunciado por activa y por pasiva que asistirá al debate de investidura, y que si él no es presidente hará caer a Pedro Sánchez porque le retirará su apoyo. Puigdemont, lo sabe Sánchez, es de los que cumple sus amenazas.

Paralelamente, Puigdemont presiona Pere Aragonés, de ERC, para que consiga que el gobierno central impida que se le detenga nada más cruzar la frontera y los mossos, o la policía, le conduzcan ante el juez Llarena. Que previsiblemente procederá a su detención hasta que, tras declarar, decida si lo manda a prisión preventiva o decreta libertad condicional. Es evidente que Puigdemont, como Sánchez, no creen en la independencia del poder judicial frente al Ejecutivo.

Un escenario de pesadilla para Pedro Sánchez, que ya lleva lo suyo con el caso Begoña y el caso de su hermano, y sabe que el juez Peinado le podría buscar las vueltas en la testifical, si la hay, al investigar si el presidente de gobierno era factor indispensable para que algunos de los patrocinadores de los masters de su mujer consiguieran contratos del gobierno… tras cartas de recomendación de Begoña Gómez.

Si las negociaciones de Sánchez con Aragonés convierten a Salvador Illa presidente de la Generalitat, el jefe de gobierno español se habrá apuntado un éxito, un socialista al frente del gobierno catalán. Lo necesita, después de años de fracasos electorales. Sánchez podría así callar las bocas que le hacen responsable de la importante pérdida de poder territorial y municipal. Pero Puigdemont no aceptará un gobierno del PSC apoyado por ERC, partido con el que hoy mantiene relaciones muy tensas y que además quedó muy por detrás de Junts en las últimas elecciones catalanas. La contrapartida a ese posible gobierno de Illa, Puigdemont ya la ha anunciado: Pedro Sánchez no contará con Junts para mantenerse en Moncloa.

Hablando en plata: al intentar ir a Málaga -hacer a Illa presidente de la Generalitat- Sánchez podría acabar en Malagón perdiendo La Moncloa. Encima, con la Justicia buscando las vueltas a su hermano y a su mujer.