El escultor Justo Herrero -«herrero de nombre y profesión»-, de Covaleda, expone hasta el 11 de mayo en el Monasterio de San Juan de Burgos una retrospectiva de la obra que ha creado durante más de 80 años. Forjando el tiempo ofrece «un recorrido único por la vida y obra de un artista que ha trabajado el hierro durante décadas, combinando su oficio de herrero con una profunda vocación artística». El popular artista soriano ha explorado la versatilidad y la fuerza expresiva de este material, desde los primeros trabajos junto a su padre hasta sus más recientes creaciones, realizadas ya con más de 90 años. Así que en muestra hay piezas de todas sus etapas, «permitiendo al visitante descubrir la evolución de su arte y la huella del tiempo en cada escultura»;y también muchos materiales que ahora se consideran auténticas reliquias, como los cortafríos y el yunque. Así, recuerda cuando en la fragua se usaba el carbón vegetal de brezo para calentar el hierro...
Y es que el artista reflexiona para El Día de Soria de los oficios desaparecidos, como el suyo, el de carpintero, el de carretero..., «parece que la historia los quiere olvidar». «Había una vez un herrero», apunta citando a Avelino Hernández.
Nos cuenta que uno de sus nietos se conmueve al verle moldear el hierro e incluso ha creado ya un cuchillo con las técnicas antiguas, como hace un siglo en la forja de su abuelo Justo. «Le gusta venir por allí y verme trabajar», indica emocionado recordando cuando en la Escuela Taller Duques de Soria los jóvenes «se pegaban por hacer la fragua». Ha recorrido la comarca de Pinares y la provincia mostrando su habilidad con el hierro en talleres, pero piensa que hoy hay más interés por la motosierra... «Antes el herrero era el rey de los oficios, porque de él dependía el resto, desde el cantero hasta el panadero», añade con nostalgia.
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‘Forjando el tiempo’, creatividad de Justo Herrero - Foto: Miguel Ángel Valdivielso
‘Forjando el tiempo’, creatividad de Justo Herrero - Foto: Miguel Ángel Valdivielso
Según él, sus creaciones «son fáciles de mirar, pero difíciles de ver» y ha tenido la oportunidad de «forjar historias», porque ha utilizado piezas de hierro de muy distintas procedencias, desde herraduras que se retiraban tras el uso hasta los barrotes del Palacio de la Audiencia de Soria.