Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Urbanitas rurales

08/06/2024

Se lleva lo del pueblo. De un tiempo a esta parte, especialmente desde la pandemia, todo el mundo tiene pueblo. O nos gusta creer que es así, aunque nuestro vínculo con lo rural se limite a un fin de semana que otro en casa de los suegros. Lo del campo, que es extensivo a casi todo que no sea una gran ciudad, aunque se viva a 30 kilómetros de la Puerta del Sol, se ha puesto de moda, especialmente porque algunas personas han (hemos) reivindicado otra forma de vivir distinta a la de las grandes urbes. O no tanto eso, sino que hemos dejado de erigir lo urbanita como lo más moderno y estupendo y le hemos descubierto las costuras, esto es, que si eres un españolito/a de la media, la gran ciudad te engulle entre tiempos de transporte, contaminación y unas condiciones de vida muy discutibles. Pero tampoco le demos la vuelta a la tortilla. Vivir en un pueblo, de verdad, tiene sus muchas ventajas y sus no pocos inconvenientes, pero es una cuestión de elección, como todo en la vida, y también de saber adaptarse al entorno, que es lo que parece que nos falla en general.

Hace poco escuchaba unas declaraciones a un conocido cantante que hablaba de su condición inequívoca de urbanita, porque eso 'del campo' no iba con él. Decía que se aburría de escuchar pajaritos y que él prefería ir a diario al bar con sus amigos, o, al menos, saber que tenía esa posibilidad. No es la primera persona a la que oigo este tipo de comentarios, asemejando la idea de pueblo con poco que hacer, aburrimiento y naturaleza (casi) muerta. Ese mismo pensamiento tienen y mantienen muchas personas respecto a la provincia y ciudad de Soria, en su conjunto, y otras pequeñas ciudades y poblaciones de este bendito país. Y también es cierto que algunas de esas personas no aguantan un paseo por el campo, se ponen nerviosos ante la idea de no escuchar apenas ruidos, 'necesitan' su ración de masa y están deseando volver a zambullirse en la urbe, aunque se quejen continuamente de ella. Pero también es cierto que es atrevido por ignorancia pensar que uno vive en un pueblo aislado, sin poder salir, viajar, relacionarse, desplazarse, trabajar e, incluso, divertirse.

Pueblan los tiktoks la gente de pueblo que muestra sus realidades e incluso los 'aventureros' que deciden cambiar la ciudad por lo rural. Resulta pintoresco para mucha gente, sobre todo con la que fantasea con un bucólico pueblo rodeado de flores y riachuelos, en el que reina la concordia, los huertos crecen hermosos y en el hogar siempre hay un fuego acogedor. Es una muestra más de esta sociedad bastante ignorante y un poco infantilizada en la que vivimos.

Vivir en 'lo rural' es más un estado mental que una ubicación concreta, por eso a muchos urbanitas les cuesta tanto adaptarse y se quejan continuamente de la falta de servicios en los pueblos, cuando eso mismo lo asumen como natural en la ciudad. También pasa al contrario, los que ya no vemos ventaja alguna a las grandes ciudades. La clave de esta eterna dicotomía, y de buscar eso de una buena vida, me temo, sería saber adaptarse al medio, verlo en su realidad, con sus luces y sus sombras, y saber apreciar lo bueno de cada lugar. Y si las circunstancias le dejan a uno/a elegir dónde vivir, mucho mejor.