Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


'Cuerpizar' el Gobierno (y 'desmonterizarlo', claro)

11/04/2025

Creo haber escrito bastantes veces sobre la necesidad de que Pedro Sánchez lleva a cabo una urgente remodelación, más bien una crisis en toda regla, de su Gobierno. Creo que lo va haciendo poco a poco, con una prudencia que le desconocía, excesiva, a mi juicio, en este caso, porque el Ejecutivo tiene que estar listo para afrontar nuevas tareas que, con la imprevisible inseguridad jurídica que Washington imprime a sus acciones, es posible que hoy ni imaginemos.

Digo que creo que Sánchez va 'remodelando' el Gobierno porque veo cómo figuras, de talante y talento diferente a lo que era tónica dominante en el elenco gubernamental, ascienden en su influencia. Y sí, me refiero muy específicamente a Carlos Cuerpo, ministro de Economía, encargado de una negociación crucial con el Partido Popular, y a la vicepresidenta Sara Aagesen, responsable nada menos que de la transición ecológica y el reto demográfico, los dos temas que, según une encuesta realizada por AXA/Ipsos en quince países, más preocupan a los ciudadanos en los cinco continentes. Ninguno de los dos, ni Cuerpo ni Aagesen, están sujetos a obediencia militante al Partido Socialista y me parece que han introducido maneras nuevas de comportamiento con respecto a la oposición y a los medios de comunicación.

Apenas conozco, solamente por sus actitudes en algunos actos públicos a los que he asistido, a la señora Aagesen. Sí he tratado alguna vez algo más de cerca a Cuerpo, del que puedo decir que no le he escuchado ni una de esas descalificaciones groseras que contra la oposición hacen algunos de sus colegas en el Consejo de Ministros; también he apreciado en él la que me parece una alta capacidad técnica en sus funciones como titular de Economía e igualmente una actitud abierta y dialogante para con los medios de comunicación, lo que es una 'rara avis' en el conjunto del Ejecutivo español desde que lo abandonó Nadia Calviño, antecesora directa, por cierto, de Cuerpo.

Y no digamos ya lo que está ocurriendo en el PSOE, que ha convertido la sede de Ferraz en un auténtico 'bunker' del que no salen declaraciones ni reacciones, por mucho que el clima en torno al pasado representado por el exministro y ex secretario de Organización José Luis Ábalos se enrarezca por momentos en torno al partido gobernante.

Me parece una decisión acertada encargar a Cuerpo de la negociación de un 'plan anti aranceles' (o plan Anti-Trump, como se le ha llegado a llamar) con el Partido Popular, como me parece un acierto que el PP haya dado este papel negociador a su responsable económico, Juan Bravo otro personaje con talante escasamente pugnaz. Nos han hecho, entre ambos y con tiras y aflojas, concebir la esperanza de que el Gobierno español se 'europeíce', es decir que adopte los mismos parámetros de la mayor parte de los países europeos, en los que Gobierno y oposición no andan en duelos a garrotazos, como aquí ha ocurrido y sigue ocurriendo, sino que se han unido ante la amenaza que, en tantos sentidos y por tantos conceptos, viene del otro lado del Atlántico.

Así, creo que Sánchez debería 'cuerpizar' su Gobierno, y, al tiempo, 'desmonterizarlo': la vicepresidenta primera representa exactamente lo contrario de lo que se desprende de la actitud y trayectoria de Cuerpo. Alguna vez he dicho, pero siempre es oportuno repetirlo, que la figura de la vicepresidenta primera, ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE, secretaria general del PSOE andaluz y candidata socialista a la Presidencia de la Junta (uf) no es ya la adecuada para los tiempos de pacto que corren.

¿Se atreverá Sánchez a hacer una operación de cambios en su equipo más a fondo, menos tímida, que la que parece haber emprendido? Porque no es solamente el de la señora Montero el único caso cuya permanencia en el Consejo de Ministros conviene, creo, reconsiderar. Un Gobierno no puede estar 'trumpenizado', en el sentido de, además de actuar locamente, ser faltón, prepotente y mal educado. Y me temo que tenemos otros ejemplos, afortunadamente en minoría, en el seno del Ejecutivo, de, ejem, caracteres excesivamente broncos. Para no hablar ya, como decía, de lo que está ocurriendo en el PSOE.

Nuevos tiempos, nuevas caras, nuevos talantes, nuevas actitudes, es, me parece, lo que se precisa ya mismo. Creo que también he escrito alguna vez (o bastantes) que no entiendo muy bien por qué tenemos la maldición de no ser políticamente alemanes, haciendo (ellos) cosas como grandes coaliciones, así, tan ricamente...