José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Dios da pan…

06/07/2024

Definitivamente hay que reconocer que la frase aquella que sentencia que 'Dios da pan al que no tiene dientes' es perfectamente aplicable a situaciones de lo más diversas. La última que me ha venido a la cabeza está enmarcada en las quejas de buena parte de la ciudadanía local de las zonas turísticas por los inconvenientes que genera la masificación de visitantes nacionales y extranjeros.
He leído no sé cuántos artículos de opinión sobre este asunto pero ninguno me ha iluminado sobre lo que se debe, o se puede, hacer al respecto. Me habría servido el título del artículo de la semana pasada 'soplar y sorber' para ilustrar la posición imposible de quienes quieren atenuar este problema. Mientras fluyen la ocurrencias de lo imposible, o casi, como la eliminación de los pisos turísticos en Barcelona o la limitación de cruceros a determinados puertos, hay administraciones que no paran de anunciar sus atractivos en todos los medios y cueste lo que cueste. Siempre he creído, por cierto, y ahora más que nunca, que la publicidad institucional tiene mucho más que ver con la intención de influir en la línea editorial de prensa, radio o televisión que con el objetivo que, en teoría, pretenden. Por otro lado el entusiasmo oficial por los nuevos records de visitantes a España, no deja lugar a dudas de que no tenemos claro lo que queremos.
Creo recordar que, al menos un par de veces en la dilatada trayectoria de la 'Sopa de guindillas' ya apuntaba que en Soria, el primer eslogan promocional, que se puso en marcha, hace varias décadas era manifiestamente contradictorio, 'Soria románica, remanso de paz'. No porque no tenga valor su arquitectura románica, que no es poco, sino porque el éxito de la convocatoria, si lo hubiera alcanzado, supondría echar a perder la segunda parte de la frase, 'remanso de paz'.
No faltará quien piense que esta es una buena oportunidad para atraer a la provincia, los excedentes de turistas que ya no se encuentran a gusto en la masa amorfa y jolgoriosa de las playas o las ciudades emblemáticas. Siento decir que no me encuentro entre los que confían en esta posibilidad. Tenemos unos servicios muy justitos para atender a los que vienen y el crecimiento del sector se las vería canutas en el supuesto caso de que la ola de visitantes nos alcanzara, para encontrar personal que los atendiera correctamente. Sí ya sé que poco a poco todo se va acomodando al mercado y el turismo lo es, pero en esta provincia todo va taaaan lento que al menos los de mi generación no llegaremos a verlo, o lo que es peor si llegáramos a vernos saturados como Málaga o Mallorca, echaríamos pestes. Los de la meseta somos así de raros.