La irrupción de DeepSeek, el asistente gratuito de Inteligencia Artificial chino provocó ayer el hundimiento de Nvidia, la empresa líder en tarjetas gráficas y semiconductores, cuya cotización bajó 420.000 millones en una sola jornada, algo inédito hasta el momento, lo que provocó que dejara de ser la empresa con más valor de Estados Unidos y la convirtió en el epicentro de un terremoto que tuvo también réplicas en otros sectores como el energético, encendiendo unas alarmas que estaban en stand by desde el crack provocado por las punto com. Estas pérdidas millonarias ponen de relieve los frágiles cimientos en los que se sustentan determinadas compañías pero también la propia debilidad de la economía de Estados Unidos, que ha fraguado su crecimiento en los últimos años sustentando en una tecnología que ahora un país como China parece poner en jaque. La receta del país asiático para desbancar a los hasta ahora líderes del sector reproduce la teoría clásica en Economía: ofrecer un producto igual de bueno o mejor a un menor coste. DeepSeek pone en el mercado un rendimiento muy competitivo, a pesar de usar chips de menor coste y menor cantidad de datos. Este simple cambio ha servido para poner en cuestión la capacidad de fijar precios que hasta ahora tenían los gigante norteamericanos, lo que ha tenido como resultado el desplome en las bolsas de todo el mundo. Es nueva tecnología china llega, además, en el momento más peligroso para la economía de los EEUU. El voraz proteccionismo que ha puesto en marcha Donald Trump en sus pocos días al frente de la Casa Blanca ha tenido una contestación implacable desde dentro del sistema. No ha sido un tercero el que ha provocado la caída del Nasdaq, sino que el propio miedo de los inversores es quien se ha encargado de tirar por los suelos las altas expectativas que habían puesto hasta ahora sobre Nvidia y el resto de las tecnológicas que han florecido en torno a la Inteligencia Artificial y especialmente del ChaGTP. Falta por ver cual será la reacción de Trump, que se ha encontrado con un problema de primera magnitud nada más entrar de nuevo en la Casa Blanca. Cualquier acción desproporcionada del dirigente estadounidense, de las que nos tiene acostumbrados ya, puede tener consecuencias catastróficas y no solo para las empresas más directamente afectadas. Aunque su liberalismo a ultranza puede ser una garantía contra el intervencionismo en los mercados, no hay que olvidar tampoco quién financió su campaña a la presidenciales. Sea como fuere, China ya ha logrado el primero de sus propósitos, sacar a la luz una debilidad tecnológica de su principal amenaza.