En este contexto tan inclinado a la agresividad y a la división social en que vivimos, es muy complicado encontrar tradiciones viejas que se han convertido en símbolos en el presente y que permanecen a lo largo del tiempo. Tal vez haya hecho alarde de ello en otras ocasiones, pero en la cercanía del Primero de Mayo no puedo dejar de reiterar la existencia de uno de esos símbolos en mi entorno personal, que es en este caso la localidad donde nací, Saldaña, en la provincia de Palencia.
Pervive allí una entidad, antes Sociedad, hoy Asociación, que lleva el calificativo de 'Obrera de Socorros Mutuos' y que celebra su fiesta anual precisamente el Día del Trabajo. Tiene ya más de un siglo de vida, no cumple ya las funciones que cumplió en otros tiempos, pero ahí sigue. Su origen procede de una época (1920) en que no había aún instrumentos suficientes de protección social ante el infortunio, el desempleo, la enfermedad o el fallecimiento. Eran los propios trabajadores los que constituían entidades a las que dotaban con una aportación periódica y de las que recibían ayudas con que paliar esas situaciones de necesidad. Su denominación como 'Sociedad Obrera de Socorros Mutuos' no podía ser más reveladora; ese era precisamente su finalidad, el socorro mutuo, la ayuda entre sus miembros como expresión de una solidaridad elemental.
Existieron en España muchas sociedades de este tipo, que fueron desapareciendo a medida que las instituciones públicas de previsión, la Seguridad Social especialmente, se desarrollaron. Algunas, muy pocas, han permanecido reconvertidas en asociaciones civiles y conservando como tales la denominación histórica. Una de ellas es la que he citado, motivo de orgullo para todos los que apreciamos la pertenencia al lugar del que procedemos. Esta asociación que conocemos como 'Sociedad Obrera de Socorros Mutuos – La Saldañesa' no tiene ya actividad asistencial ni objetivos materiales como los que tuvimos. Pero cumple una función simbólica importante: es uno de esos tesoros sentimentales y nostálgicos que cualquier colectivo humano necesita para reconocerse en su propio pasado. Nos une y nos identifica. Por eso lo conservamos y lo apreciamos.