Donaciones que narran el pasado

Ana Isabel Pérez
-

Los fondos del Museo Numantino cuentan con cientos de piezas procedentes de transferencias de propiedad o depósitos. Algunas forman parte de la exposición permanente, como la placa de Villalba

Donaciones que narran el pasado - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

Hasta noviembre (previsiblemente, se prorrogará) puede visitarse la exposición La madera y la vida. Historia profunda de una carpintería en el Museo Numantino Provincial de Soria. Hace dos años, los hermanos Pedro, Amparo y Félix Alcázar Venalmazán donaron, íntegramente, la carpintería que había sido de su abuelo y de su padre, instalada en Medinaceli. Maquinaria, herramientas, muebles y documentación fueron objeto de un trabajo completo con metodología etnográfica, del que se encargaron los técnicos del museo junto a la empresa Arquetipo. «Es particularmente interesante porque está todo», destaca la directora del Museo Numantino, Marian Arlegui.

Este conjunto de piezas es ejemplo de lo que suponen las donaciones para los fondos museísticos y, en definitiva, para escribir el pasado más o menos reciente de un territorio.

Cabe poner de relieve que en la exposición permanente del Museo Numantino se exhiben piezas procedentes de donaciones o depósitos. En este punto, hay que diferenciar entre ambas, teniendo en cuenta que en el primer caso se produce una transferencia de la propiedad, mientras que en el segundo, no (un particular deja una pieza temporalmente). Y lo más importante, advierte Arlegui, es que tanto las donaciones como los depósitos están regulados por ley. El hallazgo casual queda fuera de lo que son donaciones y depósitos.

Donaciones que narran el pasadoDonaciones que narran el pasado - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez MartínezAsí las cosas, cuando alguien propone una donación, se estudia esa pieza o ese conjunto para determinar si es susceptible de integrar en la colección permanente del Museo Numantino que es arqueológico, paleontológico y etnográfico. Si interesa, se cataloga, junto con la fotografía y el informe favorable de la dirección del museo, y lo aprueba el consejero de Cultura, si la destinataria es la Comunidad autónoma, o el ministro del ramo, si la cesión es al Estado. «Estas piezas son bienes de interés cultural incluidos en el 'Inventario de Bienes Muebles'. La administración adquiere un compromiso firme de conservarlas para el futuro», recalca la directora del Numantino.

La conservación de este legado no se lleva a cabo solo para su exhibición, sino que es fundamental para la investigación, ya que un museo «no es una sala de exposiciones», sino que preserva «la memoria de la humanidad». En el caso del espacio soriano, el recorrido arranca en los yacimientos de Ambrona y Torralba del Moral y continúa hasta el presente.

Exposición permanente. Obviamente, no todas las donaciones y depósitos forman parte de la exposición permanente y solo algunas son seleccionadas para muestras temporales. En las vitrinas del Numantino destaca la placa paleolítica de Villalba, que fue descubierta en 1986 por Lorenzo Casado, quien la entregó en calidad de depósito. Se trata de un hallazgo casual que apareció fuera de contexto. Lo «extraordinario es la calidad artística del grabado» por las dos caras en pizarra, que representa cabras, caballos y yeguas, y «enlaza perfectamente» con el arte cantábrico de las cuevas. Marian Arlegui recuerda que al reconocido pintor Antonio López «le fascinó» este elemento cuando giró visita al museo soriano.

Donaciones que narran el pasadoDonaciones que narran el pasado - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez MartínezEn la colección permanente también puede verse un hallazgo de objetos de la Edad de Bronce, localizados en Covaleda, que se han interpretado como ocultaciones por unos, o como ofrendas a dioses, por otros.

Asimismo, en 1932 la Jefatura Provincial de Montes de la época encontró un conjunto de piezas visigodas, una «ocultación intencionada» de las mismas. Hay una piqueta de tienda de campaña, escoplos, pinzas... Al parecer, proceden del taller de un herrero, pero la información sobre este conjunto es mínima.

Fondos. Otras donaciones, depósitos y hallazgos casuales permanecen en los almacenes del museo y algunas han formado parte de muestras temporales. Es el caso de un candil, que se exhibió en Fractura. Un proceso cultural en 2022, una pieza con especial significado para la directora del Museo Numantino. El texto que acompaña a este candil en el catálogo resume el origen de esta donación: «Un hombre, ya mayor, que quiere no ser nombrado, donó al museo este candil. Solo este candil. Su importancia es muy grande dentro de la colección. Nos relató que bajo la luz de ese candil, su madre, después de recogida la cocina y dispuesto todo para el día siguiente, zurcía los calcetines y otra ropa hasta muy avanzada la noche».

Otra de las donaciones que resalta Arlegui es la colección textil de Elvira del Pino que integró la exposición 'Culturas Transversas. Espacios y tiempos' en 2020, compuesta por siete haoris con estampados de las cerámicas numantinas.

Por su parte, el artista soriano Carlos Sanz Aldea donó la obra 'Súper 55 Presura' tras la exposición 'Contar el tiempo'. «A lo largo de su trayectoria pictórica siempre ha dibujado elementos de paisaje», abunda Arlegui.

Sobre la colección artística del Museo Numantino, la directora explica que este centro se creó después de la desamortización de Mendizábal y a partir de la excavación del yacimiento de Numancia, por lo tanto el volumen de obras de arte es escaso.

El museo soriano tiene en su haber obras de Enrique García Carrilero, como el retrato de Blas Taracena, pendiente de restauración, que ha sido entregado por su nieta Marina Taracena. Taracena dirigió el Museo Numantino y participó activamente en el proceso de construcción y montaje museográfico de este espacio inaugurado en 1919 en el Paseo del Espolón.

Etnografía. El Museo Numantino  ha conseguido con el paso del tiempo un «incremento considerable» de bines etnográficos sorianos que, en opinión de Marian Arlegui, a corto o medio plazo podrían dar pie a un museo etnográfico provincial. «Estos fondos son realmente valiosos y recogen multitud de aspectos de la vida rural, cotidiana, económica, social y religiosa», argumenta.

Además, la etnografía requiere más espacio para su exposición que la arqueología, porque necesita reproducir su contexto, otro motivo que evidencia la necesidad de contar con un espacio propio.

Una donación etnográfica reseñable es la de Isabel Zapatero, que muestra aspectos de la vida rural, así como los conjuntos procedentes de las cererías de Pozalmuro y de Ágreda.

Según recoge la revista Arevacon con motivo del centenario del Museo Numantino (2019), en aquel momento el número de bienes culturales de carácter etnográfico custodiados en los almacenes ascendía a unos 2.000, algunos de los cuales son lotes integrados por varias piezas.

Paleontología. En cuanto a donaciones paleontológicas, destaca un molde de un lepidotes (pez), un fósil conservado sobre una piedra caliza grisácea, en la que sobresale su color ocre-anaranjado, depositada en el museo por Eugenio Sanz.

Biblioteca. A la Biblioteca Pública del Museo Numantino (que forma parte de la Red de Castilla y León), que está especializada en historia y arte, arqueología y etnografía, también llegan «importantes donaciones». Por ejemplo, de las 1.182 piezas inventariadas de la carpintería  de los hermanos Alcázar llaman la atención los libros sobre este oficio y la documentación conservada por la familia.