Desde aquel lejano 1976, he sido siempre un defensor de Villalar. Y he tratado de predicar con el ejemplo yendo a las eras del pueblo comunero y participando en todo lo que podía participar. Incluso me siento orgulloso de haber sido quien leyó el último manifiesto conjunto elaborado por las fuerzas políticas, sindicales y sociales de Castilla y León. ¡Ojo!, me siento orgulloso de haber leído el manifiesto, no de haber sido el último. Continúo sintiendo pena, mucha pena, al comprobar año tras año que ya no hay consenso ni para redactar unas líneas de compromiso, una mínima declaración de intenciones, un texto en el que, al menos, aparezca una esperanza para esta tierra tan necesitada de casi todo, especialmente de gentes que crean de verdad en ella. Es lamentable, terrible y vergonzoso, que, tras 42 años de Estatuto de Autonomía y de las primeras elecciones regionales, no nos hayamos puesto de acuerdo ni siquiera sobre la celebración del Día de Castilla y León, de Nuestro Día. Y lo peor es que, lejos de arreglarse o de hallar una salida, el problema se va agudizando. La aparición en escena de Vox ha complicado aun más el asunto y ha sido la excusa para que el PP dé aun más la espalda a la concentración popular del 23 de abril. Vox ya no está en el gobierno de la Junta, pero preside las Cortes y, por tanto, dirige la Fundación Castilla y León, ex Fundación Villalar. Y desde ahí sigue lanzando ataques contra los actos en Villalar. Recortes económicos, silencios, desprecios…Todo vale. ¿Qué sería del Día de Villalar sin el trabajo, el entusiasmo, la capacidad organizativa y la paciencia de Luis Alonso Laguna, alcalde de la localidad? Eso también molesta a quienes quieran cargarse la fiesta. Y esa es una de las razones, una más, para que seamos muchos los que pasado mañana vayamos al pueblo comunero a celebrar Nuestro Día, el Día de Castilla y León. Y vayamos en plan festivo, pero también en plan reivindicativo. El Día de Villalar no se entiende, ni se entenderá nunca, sin su vertiente reivindicativa, sin pedir un porvenir mejor para esta nuestra tierra. Y sin reclamar a las autoridades que el 23 de abril sirva para unir y no para separar, para ir juntos hacia el futuro.