La noticia ha sorprendido: Carlos Martínez, secretario general del PSOE en Castilla y León. Un inesperado nombramiento dado que en todas las ocasiones en que ha habido comicios en su partido, estuvo en el bando perdedor. De crítico a candidato oficial. Carlos ha declarado que «no soy el candidato de Ferraz ni de nadie» (difícil de creer viendo como está actuando Ferraz en otras federaciones). Por otra parte, Luis Tudanca niega que le hayan «obligado» a irse y dejar el paso libre (también difícil de creer después de su enfrentamiento con Ferraz por el calendario del proceso congresual).
Su partida abre una nueva etapa en el Ayuntamiento. Y quiero destacar dos aspectos que me parecen relevantes. El primero es la respuesta que ha dado el PP. Su presidente, Benito Serrano, ha declarado que «se abre un nuevo escenario para que su partido recupere la Alcaldía» porque «si se va Carlos, se abre un campo nuevo», aunque inmediatamente ha matizado que «da igual que esté Carlos que no esté Carlos. El PP está en disposición de ganarle la Alcaldía al PSOE se presente quien se presente». Creo lo contrario, creo que ha sentido un gran alivio al no tener enfrente un adversario que ha ganado cuatro veces a pesar de «ser un mal gestor» en su opinión. Si es malo el vencedor, ¡cómo será el perdedor! También ha asegurado que en el PP de Soria hay «muchas personas preparadas para asumir la Alcaldía». No lo dudo, pero ¿se les dará la oportunidad de demostrarlo?
El segundo aspecto es la orfandad en la que se queda el PSOE, el hueco que deja la persona que les ha protegido y les ha llevado a las victorias, unas victorias imposibles de entender sin Carlos. Pienso que el hiperliderazgo de Carlos, personalista y carismático con un puntito autoritario, transmisor de emociones, con un toque populista, más capaz de comunicar bien que de argumentar, con un lenguaje muy cercano a los ciudadanos (ahora es un gran orador), hará que el PSOE tenga difícil encontrar un sucesor.
Creo que Carlos se irá con un balance positivo con luces y sombras. Muchos han sido sus aciertos, aunque hay que señalar que la coyuntura política de estos años le ha ayudado al disponer de muchos más recursos que cualquiera de los alcaldes anteriores; valoro el que siempre ha tenido un proyecto a medio y largo plazo de ciudad (algo que falta en otras instituciones), aunque no siempre lo he compartido. Ha conseguido fondos para polígonos, pero tenemos una industrialización muy baja. Muchas excelentes obras tienen su parte lamentable: peatonalización con un incómodo empedrado, corte del eje norte/sur, travesías con groseros errores en algunos tramos. Ha desarrollado una política cultural notable aunque cuestionada. Quizá sus mayores errores han sido la errática política de personal que ha desarrollado en el Ayuntamiento, la presión impositiva (particularmente del IBI) y la quinta planta.
En lo personal, comprendo su decisión. Muchos años en el mismo puesto generan fatiga y cansancio por los pequeños asuntos diarios, máxime cuando se triunfa en ámbitos internacionales. Andreotti dijo que «el poder desgasta al que no lo tiene», pero también desgasta al que lo tiene, fundamentalmente en tiempos de crispación en el discurso político.
Carlos, estés donde estés, te deseo mucha suerte. La tendrás si cuando estés arriba no olvidas desde donde subiste y si no confundes a las personas que estén a tu lado con las personas que estén de tu lado.