Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Pobres ilusos

22/10/2023

La imagen que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de pobres es la de personas sin hogar que piden en la calle y duermen como pueden sobre unos cartones. Obviamente, hay muchos niveles de pobreza y las personas que han llegado a no tener un techo donde dormir o, incluso, poco o nada que comer viven situaciones extremas vergonzantes en un Estado de derecho como el nuestro. Ese tipo de pobreza severa existe, aunque queramos cerrar los ojos y no verla, y los informes muestran que está creciendo de manera significativa. Y se suma, además, otro tipo de pobreza y riesgo de exclusión social que está mucho más extendida y que afecta a una gran masa de lo que hemos venido a llamar 'clase media' que pasa verdaderas dificultades para llegar a fin de mes y que vive en la cuerda floja, en muchos casos por culpa de la vivienda, a pesar de tener trabajo y sueldo.

Esta misma semana hemos conocido los resultados del informe sobre el estado de la pobreza en la Comunidad elaborado por la Red Europa de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en este caso en Castilla y León, que hace una radiografía del panorama nacional, evidenciando una vez más las grandes diferencias entre en norte y el sur de España. Castilla y León ocupa la zona media de este ranking, siendo la novena comunidad con menor tasa de riesgo de pobreza en España. Con todo, el informe señala que el 22% de la población castellana y leonesa estaría en situación de pobreza o exclusión social, cerca de 523.805, el 17,8% (421.400 personas) en situación de pobreza económica de renta, el 5% de privación de material social (112.798 personas) y el 7,2% en situación de pobreza severa (170.830 personas), todo ello según la tasa Arope. Todos los indicadores han bajado, algo que podría llamar al optimismo, salvo porque hay uno que ha subido, que es la pobreza severa. Pasando del 3,8 a un preocupante 7,2. Así que tampoco es una situación para lanzar cohetes.

El informe arroja datos muy interesantes y pormenorizados, pero a grandes rasgos dibuja claramente el perfil de la pobreza, tanto en España como en Castilla y León: si eres una mujer, joven, con hijos a tu cargo, vives de alquiler y en una zona rural tienes muchas más probabilidades de ser pobre. La brecha de género se estrecha, pero aún es significativa, el mercado laboral sigue lastrado por las desigualdades y la crianza de los hijos es un factor clave que empeora la economía de los hogares, en general, y la de las mujeres, en particular. Destaca también que hoy no basta con tener estudios y trabajo para dejar de ser pobre, especialmente cuando hay que dedicar casi un 40% del sueldo a la vivienda.

Si la situación poblacional de provincias como Soria es realmente complicada, lograr soluciones se antoja algo imposible, precisamente porque el sistema grava la maternidad, deja sin oportunidades de prosperar a las mujeres y sin acceso a la vivienda a los jóvenes; justo los colectivos que más se necesitan para revertir la situación. Estos son los lodos de años de ignorar sistemáticamente la importancia de ayudar y no castigar a las mujeres que querían tener hijos. Ya hay muchos jóvenes que tienen claro que, aunque quieran, la maternidad no es viable, como tampoco lo es acceder a una vivienda o tener un trabajo con un salario digno que te aleje del riesgo de exclusión social. Un panorama desolador para el futuro de una gran masa que ha pasado de la clase media a la pobreza casi sin enterarse y que, a pesar de todo, tiene que dar gracias al enorme amparo del estado de bienestar que permite las pensiones y los servicios públicos.