El debate lleva en pie desde hace varios años, cuando dos políticos que superaban los 70 años de manera holgada pugnaron por la Casa Blanca en 2020. Después, los deslices de Joe Biden y, por último, las imágenes del político republicano Mitch McConnell, de 81 años, paralizado en una rueda de prensa han vuelto a poner el foco en un término que domina la política en Estados Unidos, la gerontocracia, reavivando la pregunta: ¿debería haber una edad límite para poder gobernar?
Lo ocurrido con McConell ha levantado críticas en su propio partido y algunos senadores están pidiendo que se convoque una reunión urgente para tratar el tema. Pero el señalado ha dejado claro en numerosas ocasiones que no abandonará su puesto antes de tiempo y en EEUU no existe ningún mecanismo por el que le puedan apartar.
Y más allá de poner al líder conservador en la Cámara Alta en el punto de mira, ha devuelto la polémica sobre la más que previsible candidatura de Joe Biden para las elecciones de 2024. El actual presidente del Gobierno ha mostrado varios deslices similares al de McConell -como cuando se equivocó de camino para abandonar un escenario o aseguró que su hijo Beau había muerto en combate durante la guerra de Irak cuando realmente falleció de cáncer- y, a sus 80 años, su continuidad ha sido puesta en entredicho. Sin embargo, él mismo ha manifestado su intención de volver a postularse en los comicios de noviembre del próximo año, cuando ya cuente con 81 primaveras a sus espaldas.
Tampoco es un chaval el que se presenta como su posible rival, ya que Donald Trump, a sus 77 años, quiere recuperar el poder. Y, en caso de hacerlo, volverá a la Casa Blanca con 79.
Según datos del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, en enero de 2023 la edad media de los miembros de la Cámara de Representantes era de 57,9 años y la de los senadores de 64 años.
McConnell no es el mayor de estos últimos, pues el puesto de honor lo tiene la demócrata Dianne Feinstein, con 90 años recién cumplidos. El republicano Charles E. Grassley tiene 89 y el que fuera precandidato a la Presidencia, el progresista Bernie Sanders, casi 82.
En la Cámara Baja destacan Grace Napolitano con 86, seguida de Eleanor Holmes, Harold Rogers y Bill Pascrell, nacidos un año después. Sin olvidar que la hasta hace un año presidenta de ese organismo, Nancy Pelosi, lo abandonó con 83.
Este 118 Congreso es el segundo más envejecido de la historia, ya que en el anterior la media de edad era ligeramente superior.
Según el profesor de la universidad Penn State Kevin Munger, la veterana clase política estadounidense se debe, primero, a la demografía, pues los gobernantes son parte de la generación de los baby boomers, nacidos tras la Segunda Guerra Mundial. A esto se suma que en las campañas «el dinero juega un papel fundamental» y, puesto que muchos donantes «son mayores», perpetúan que «las personas mayores tengan más peso político en nuestro sistema», subraya.
Sin límites
Los únicos requisitos de edad para los políticos en Estados Unidos no han cambiado desde 1787, cuando se redactó la Constitución: un mínimo de 35 años para ser presidente, 25 para congresista de la Cámara de Representantes y 30 para senador. No se dictó una edad máxima, en una época en la que la esperanza de vida media era de unos 34 años. Actualmente está en 79 años y sigue sin existir una ley que ponga límites.
¿Cambiarán las cosas en un futuro próximo? «Creo que no porque las personas que hoy tienen el poder no van a aprobar una ley que se lo quite», explica Munger.
En su opinión, este es «un fenómeno temporal» e «histórico». «Creo que dentro de 10 años comenzaremos a ver un cambio generacional bastante grande», afirma el experto.
Pero muchos estadounidenses lo quieren ya. Así lo mostraba una encuesta realizada por YouGov el año pasado: el 58 por ciento de los estadounidenses creen que debería haber una edad máxima.
Según un sondeo publicado hace unos días por el Centro de Investigación sobre Asuntos Públicos AP-NORC, el 77 por ciento de los encuestados, republicanos y demócratas, piensan que Joe Biden es demasiado mayor para desempeñar efectivamente el cargo de presidente.
Y estos días han vuelto a sonar voces como la de Nikki Haley, precandidata republicana a la Presidencia, quien recordaba en una entrevista con Fox News una de sus propuestas: que cualquier político mayor de 75 años tenga que someterse a pruebas de competencia mental. «Ahora el Senado es el asilo de ancianos más privilegiado del país», afirmaba.