Durante esta semana, los cines Mercado está acogiendo las proyecciones de la VIII edición de MujerDOC, un festival internacional de cine documental sobre género, organizado por la ONG Mujeres del Mundo y el Ayuntamiento de Soria, creado para contribuir a eliminar los estereotipos de género y visibilizar el papel de las mujeres en el desarrollo de las sociedades a través de documentales. Esta iniciativa audiovisual, cuya primera edición fue en 2009, cuenta este año con un total de 29 títulos, incluyendo largometrajes y cortometrajes, con una alta representación internacional.
Es un lujo contar con este tipo de iniciativas en nuestra ciudad: una propuesta audiovisual que recoge películas que consiguen escapar de lo que se conoce como la mirada masculina del cine. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de la mirada masculina? Pues, entiendo que, con este nombre, es fácil hacerse una idea, pero básicamente se trata de distribuir roles en una obra artística de cualquier índole, de manera que a lo masculino se le otorga la posición activa, mientras que lo femenino queda relegado al papel de ser observada. Es decir, conectamos las dicotomías hombre: sujeto y mujer: objeto. Este término -o más bien su versión en inglés: male gaze- fue acuñado por primera vez por Laura Mulvey en 1975, quien afirmaba que esta distribución de los agentes participantes en una obra de arte tiene como objetivo final la búsqueda del placer, llegando a él a través de la apariencia física, lo que supone para los personajes femeninos la asunción de un rol pasivo, complaciente y, sobre todo, estéticamente atractivo.
Hay varias maneras de analizar con perspectiva de género las piezas audiovisuales. Una de las herramientas que más fama han adquirido en los últimos tiempos ha sido el Test de Bechdel, con el que se trata de evaluar la brecha de género en películas, series y otras producciones artísticas. Este recurso tiene un funcionamiento básico y sencillo: sólo se supera cuando la pieza a analizar cumple tres reglas básicas: aparece en ella al menos dos personajes femeninos; se mencionan sus nombres; y tienen una conversación, que no tiene a un hombre como tema central. Hay un importante número de películas de reconocido prestigio que no superan este test, incluyendo varias de Harry Potter -dirigidas a público juvenil-, con el consecuente mensaje que lanza esta realidad a unos espectadores que están empezando a desarrollar su competencia audiovisual.
Igualmente, es también relevante el principio de la Pitufina. A grandes rasgos, éste vendría a suponer el cubrir la cuota femenina en una pieza audiovisual con un único personaje -como le sucede a Pitufina-, rodeada de personajes masculinos y con grandes rasgos estereotipados -remitiéndonos de nuevo al personaje azul, la descubrimos rubia y con una estética muy particular, en la que se destaca principalmente por su mal llamada feminidad-.
Como repite en su discurso la Instagramer Sara Ruiz (os recomiendo su contenido para aprender de cine con perspectiva de género), la industria del cine mainstream todavía no acepta que seamos las mujeres las que nos narremos a nosotras mismas. Por eso, apostar por un festival de documentales por y para mujeres es fundamental para seguir transformando el mundo. ¡Larga vida a MujerDOC!