Como si fuera un guiño sentimental del destino, el gran Mariano Haro falleció en su tierra a las pocas horas de la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos de París. El atleta palentino había disputados tres (México-68; Munich-72 y Montreal-76). No ganó medalla en ninguno de ellos, pero sí consiguió un reconocimiento universal. El reconocimiento a un deportista noble, valiente, honrado, sacrificado, listo, a un hombre hecho a sí mismo en los duros y descarnados páramos de Becerril, en plena Tierra de Campos palentina. Con los adelantos, la preparación y los mimos de hoy, ¿dónde habría llegado Mariano Haro? Pero entonces, décadas de los 60 y 70, solo contaba con sus cualidades, con su profesionalidad y con sus ganas de ser alguien en un mundo tan complicado como el del atletismo y desde una tierra que no era ni Madrid ni Barcelona. Con la chispa que le caracterizó, Haro contó una anécdota sobre sus enfrentamientos con Lassen Virén, campeón de 10.000 metros en Munich-72 donde el palentino quedó cuarto. Años después, se supo que Virén había recurrido a autotransfusiones de sangre, entonces permitidas. Y el "León de Becerril" comentó: "No me extraña que hubiera algo raro; a ese le ganaba yo siempre en las carreras menores, pero en los campeonatos era imbatible; él iba con gasolina súper y yo me preparaba solo con chorizo, los cocidos de mi padre y vino". Genio y figura.
Tuve la suerte de entrevistar a Mariano Haro en 1986 para en programa "Paisanos" que yo dirigía en el Centro Territorial de TVE en Castilla y León. Fueron 25 minutos de una charla deliciosa en la que descubrí a un hombre de una inteligencia natural extraordinaria, a un paisano de pueblo que presumía de serlo y que sabía sustituir sus pocos años de escuela por una intuición genial y una preparación vital enorme. En esos terrenos me impresionó aun más que en los de su historial atlético. Ya era alcalde de su pueblo y ahí también se movía como en el cross. Una persona irrepetible. No es fácil llegar a la grandeza desde la humildad. Mariano Haro sí lo consiguió. Y también el ser admirado y querido por todos. Otra medalla.