Algo raro pasa en la Junta. Esta semana hemos sabido por el PSOE que la Consejería de Sanidad formalizó en Soria de enero a octubre de 2023, 548 contratos de médicos de familia para Atención Primaria. El 85% de ellos no superaba los tres días de duración. También nos hemos hecho eco de la queja de los trabajadores de la Residencia de los Royales. Han denunciado la falta de personal. Un problema cronificado desde hace tiempo. Al estar la plantilla bajo mínimos, cuando hay bajas por enfermedad, como ha ocurrido en las últimas semanas con la epidemia de gripe y covid coincidiendo con las vacaciones por Navidad, resulta que no se cubren dichas bajas y donde tenía que haber 5 auxiliares de enfermería sólo hay 3 y donde tenía que haber 13 enfermeras sólo hay 10. ¿Consecuencias? Los trabajadores acumulan hasta 19 días debidos, soportan una carga de trabajo continuado con un estrés físico y emocional y los residentes no reciben una asistencia de calidad.

Mientras corroboramos esta escasez de trabajadores en las consejerías de Sanidad y Familia, sale el Consejero de Empleo, eufórico y sonriente, con los datos del paro de 2023, a través de las redes sociales, porque parece que hacerlo dando la cara a través de los medios de comunicación le asusta. Saca pecho escondido detrás de la X. Dice que en Castilla y León hay 9.400 parados menos que en 2022. Y también se vanagloria de que el dato de esta comunidad es mejor que la media nacional con 3 puntos de diferencia. Atribuye el éxito a su consejería. O, mejor dicho, se lo adjudica a sí mismo, porque en menos de dos años se ha quedado sin equipo después de producirse hasta 19 ceses en la Consejería de Empleo. Aunque se ha quedado solo, porque nadie quiere trabajar con él, aún le da tiempo a colgarse la medalla como si Castilla y León fuera una república independiente ajena a las políticas del Gobierno de España y a las políticas europeas con esos fondos que inyectan millones de euros para las empresas de este país y de esta comunidad.

Después de conocer esos datos de las contrataciones de médicos en Soria o la falta de personal en Los Royales, parece obvio que la Junta ha colaborado muy poco en esos datos triunfalistas sobre el descenso del paro a los que alude el consejero. Si resulta ofensivo ese discurso triunfalista, aún es más ofensivo que al realizar esas reflexiones henchidas de orgullo y satisfacción se olvide de esos trabajadores de la Junta de Castilla y León con condiciones laborales deplorables. Parece que sufre de amnesia en relación a esos médicos, a esos auxiliares y enfermeras. No son los únicos. Hay más casos. Debería preocuparse porque en la Junta se produzcan las contrataciones necesarias con condiciones laborales dignas en vez de pasearse por X con esa frivolidad y manipulación informativa.